Nicolás
-Sí, la tía Louisa parece estar resfriada, por unos instantes, no sé porqué se me pasó por la mente que podría estar embarazada. -Lucy suelta una risa. -Pero no, no ha tenido náuseas ni nada parecido. Aunque lleva tres días en mi casa porque no quiere estar sola en su apartamento y tampoco ir a infectar a los abuelos.
-Entonces, ¿fue a infectar a tu casa?
-Fue porque mamá se ofreció a cuidarla, así que está trabajando desde casa esta semana.
-¿Resolvieron el asunto de la portada? -pregunto intentando sostener de la mejor manera mi celular entre mi oreja y mi hombro para poder amarrar los tenis. Sin embargo, la gravedad hace de las suyas y éste cae al suelo. -Mierda, creo que acabo de romperle la pantalla a mi celular. -me quejo al verlo boca abajo.
Lucy suelta una risa.
-Olvídalo, no le pasó nada.
-Bueno, como te iba a decir, no sé realmente, dice que la han contactado varias veces, pero sigue negándose. Creo que ayer los insultó porque se encontraba un poco drogada de tanta medicinas que se está tragando.
-Mira, sería lindo vernos en una portada juntos, pero me gusta el anonimato.
-Lo sé, pero ya sabemos qué hacer si ellos hacen lo que quieren.
-Sí, demandar, como si ellos no tuviesen un ejército de abogados.
-Terminarías ganando, lo sé.
-Qué bueno que tengas fe en mí. -digo irónico. -Y lo del comercial, ¿cómo va?
-Ya lo vi, quedó increíble, pero no tengo autorización de Edward para mostrarlo, así que todavía no puedo enviártelo, tendrás que esperar hasta el día de estreno.
-Muero por verte en pantalla. -sonrío inconscientemente, a pesar de saber que no me ve.
-Lo sé, verás cómo fue mi cambio de imagen completo. -suelta una risita.
-Ya me hacía falta escucharte, no habíamos hablado desde que regresaste a Nueva York.
-Lo sé, también ya te extraño pero ya sabes, Mayo.
-Sí, en Mayo o en Junio si llegan a haber inconvenientes.
-Sí y espero no los hayan.
-Lamento que la llamada tenga que ser tan corta, Peyton me necesita ahora mismo. Finalmente se decidió por ir a ver a su madre.
-¿De verdad?
-Sí... Estos días había estado totalmente perdida, la culpa la está carcomiendo en últimas noches y le dije que en ese caso lo mejor sería que lo hiciera. Además quiere hablar con ella y tener ciertas explicaciones por parte de la mujer, ya que su papá se ha negado a responder algunas cosas. Ethan y yo creemos que lo mejor es no dejarla sola en esto.
-Entonces ve, apúrate y dile que le mando fuerzas desde acá.
-Está bien, te amo.
-Yo también me amo.
-Lucy...
-Sí, sí también te amo. -Luego de escucharla reír por última vez, corto la llamada.
-Ustedes son tan cursis que dan asco. -escucho a mi compañero de cuarto hablar mientras se estira en su cama.
-Al menos tengo a alguien que me quiera.
-Mi mamá me quiere.
-Hablo de: románticamente, Will.
-Ya verás que Peyton caerá algún día. Yo lo sé. -cierra nuevamente sus ojos y toma un respiro. -Aunque, si me echaras una mano, sería más fácil.
-En tus sueños. -niego con la cabeza y me dirijo a mi armario para sacar un abrigo. -No vas a utilizarme para conquistar a mi mejor amiga. Si la quieres, tienes que ganarla con tus propio medios. -le doy una mirada de reojo antes de que él comience a gruñir.
-Mejor vete, tu novia y sus cursilerías no me dejaban dormir. -dice y se acomoda dándome la espalda.
-No sé cuánto tardaro en regresar, pero mejor aprovecha que no estoy para como mínimo tirar toda la basura que tienes en tu escritorio.
-Mjm. -es lo único que se limita a decir antes de que yo salga de la habitación.
Tomo rumbo a la estación de autobuses y emprendo camino a casa de Peyton. No es un viaje largo, aunque sí que tuve que caminar unos minutos luego de mi parada. En cuanto llego a la casa, Ethan ya está con ella tratando de calmarla, ya que se ve sumamente nerviosa. Mi mejor amigo no parece estar haciendo mucho.
Así que emprendemos un largo viaje hacia el hospital donde se encuentra su madre, el cuál está al otro lado de la ciudad. Yo tengo que tomar el volante en el auto, ya que Peyton está muy ansiosa como para hacerlo. Entre más nos acercamos, la noto aún más su nerviosismo, incluso por unos instantes puedo ver por el retrovisor cómo tiembla.
Ethan durante la hora que estuvimos sentados, intentó aligerar el ambiente parloteando sin parar. Aunque no sirvió de mucho.
Cuando llegamos, mi mejor amiga se levanta del asiento trasero, en donde los últimos minutos se ha acostado para calmarse y baja insegura del auto. Ethan, quien vino de copiloto, la abraza por los hombros por un momento. Me coloco a su lado y tomando su hombro, le indico que es hora de ingresar.
Quien nos recibe en la entrada es su, al parecer, hermano del cual no sabía de su existencia. Efectivamente comparten un parentesco muy grande, ahora que lo veo en persona, es mucho más evidente que en fotos. No puedo creer que de verdad Peyton tenga un hermano de casi la edad de Alex, mi cuñado. Parece irreal, pero no, ahí está ese cabello naranja e incluso las pecas que caracterizan a mi mejor amiga. La única diferencia, son los ojos mieles de él.