Lucy
-Hola mi consentida, sí, ¿Quién es mi bebé? -le hablo a mi cachorra a través del celular. La veo levantarse y dejar a sus crías de lado para oler y lamer la cámara del teléfono de mi hermano.
-No, ¡Chispa! Me babeaste todo el teléfono. -Alex se queja limpiando el aparato contra su camiseta. -Asco.
Ruedo los ojos y me río.
-Deja de reírte, Lucila. La baba de tu hija no es nada agradable.
-Cállate Alexander y déjame ver a mis nietos de nuevo.
-No, dile a Derek que lo haga. -se pone de pie y corta la llamada. Sin embargo, no tarda en aparecer por la cámara de Rubén en la cocina.
-¡Derek ni siquiera me quiere hablar! -me quejo lo suficientemente alto para que mi hermano menor me escuche.
-Tarde o temprano lo hará, pulguita. Solo es que todavía te tiene miedo.
-¡Eso no es cierto! -escucho al susodicho a lo lejos.
-¡Llevas sin hablarle un mes, Derek! -Rubén responde a lo alto.
-La etiqueto en memes. -dice dando la cara en la cocina.
-Eso no es hablarle.
-Para mí lo es.
-Yo solo quiero saber qué fue con Debi. -inquiero en voz alta.
-Supongo que como debería estar. -finalmente lo veo acercarse a la cámara y robar una de las papas fritas que Rubén está friendo.
-¿Y eso qué significa?
-Ya lo hablamos, fue una larga charla y dejamos en claras las cosas. ¿Seguimos siendo novios? sí y no. Ya no hablamos como antes, se está centrando en lo que debe, lo cual era mi objetivo, pero sé que no fue una ruptura total, aunque se siente como que sí.
-Eso no tiene mucho sentido, pero bueno...
-Por quien deberías preocuparte es por Dan, está algo deprimido por lo del tema de su no-sé-qué que parece ser su novia, pero no lo es. Tampoco su situación luce entendible.
-¿Qué sucedió con Nora? -frunzo el ceño.
-Creo que es porque ya le ha pedido ser su novia oficialmente en varias ocasiones y por alguna razón, ella le sigue diciendo que no. Parece que ya se está rindiendo. -Alex aclara mordiendo una manzana, sentado en un taburete de la isla.
-Parece ser que será su primera decepción amorosa. -Derek murmura. Rubén parece darle una mala mirada. -¿Qué? No es mi culpa que te sientas identificado.
-¿Sabes qué? Sal de mi cocina. -le pide señalando la salida.
-Esta también es mi casa, pero me iré solo porque quiero, no porque tú me lo pides. -le roba otra papa frita y se retira.
-Te dije que tarde o temprano te iba a hablar. -Rubén retoma la palabra y sigue en lo suyo. -Por cierto, el viernes nos llegó nuestro ejemplar de la revista. Te ves increíble en esas fotos.
-Gracias Rubén. -sonrío.
-Opino lo mismo. -continua Alex. -Por poco y no te reconozco, hicieron buen Photoshop para borrarte lo fea. -se burla desde su lugar. Así que le saco el dedo medio. Él me devuelve el gesto mientras Rubén ríe.
-¡Llegó el Roberts favorito de la familia! -La voz de Tomás suena de repente, al igual que un grito infantil. -Tú también eres la favorita, hija. ¿Qué hacen? -pregunta finalmente asomándose en el campo de visión de la cámara del celular.
-Hablando con Lucy, le estuvimos presentando a sus nietos hace rato. -Rubén le informa sin siquiera verlo, está muy centrado en cocinar.
-Hola fea, ¿Qué tal todo?
-Todo bien hasta que vi tu cara.
-¿Pia Ucy? -Amber pregunta aún en brazos de mi hermano.
-Hola, mi muñequita. -La saludo y ella sonríe mostrando los dientecitos.
Tomás se acerca con ella haciéndola comenzar a balbucear alegremente hasta que se aburre. Mi hermano la deja sobre la isla de la cocina y le entrega una galleta. Eso la entretiene por unos segundos hasta que ésta gatea hacia mi hermano menor.
-Pio Lex. -lo llama y éste la observa algo confundido.
Amber repite su nombre varias veces hasta, teniéndole los bracitos pidiendo ser cargada. Creo que jamás he visto a Alex cargando a ningún niño, ni siquiera a Amber de pequeña porque... Simplemente no es fanático de ningún contacto físico y menos si es por niños. Luego de unos segundos, esas insistencias parecen convencerlo de hacerlo con algo de inseguridad.
-¿Esto en realidad está pasando? -Tomás dice igual de sorprendido que yo.
-Ceeo que sí. -Rubén le responde.
Sin embargo, al ver a mi sobrina robar el último pedazo de la manzana de Alex, para luego reclamar el bajar al suelo, me causa mucha gracia.
-Ya decía yo que no me podía empezar a querer de una noche a la mañana. -Alex se queja viéndola correr por el pasillo.
-Sí te quiere hermano, es solo que... Eres tú. -Tomás le dice mientras va tras ella. -¡Ven acá, princesa!
-Pulguita. -Rubén me vuelve a llamar, así que dejo de lado a los demás, para verlo a él.
-¿Sí?