Rubén
Aprieto los labios, nervioso ante los abogados que tengo enfrente. Ellos siguen discutiendo la defensa de mi tesis final. Puse todo mi esfuerzo en esta presentación y había recogido con sangre, sudor y lágrimas todos los créditos necesarios en mis prácticas.
Pasé por mucho y estoy en la recta final para graduarme. Mencionan mi nombre y me pongo de pie, olvidando mi nerviosismo, ya que eso no está bien visto en mi profesión. Acomodo mi traje y me coloco de nuevo frente a ellos con toda confianza.
-Bueno, mis colegas y yo consideramos que su presentación estuvo totalmente impecable. Su informe también fue muy bien redactado y cumplió con todo lo solicitado. -comienza la abogada que más me dio miedo durante la presentación.
>>La defensa es una de las mejores que he visto hoy y es mi honor decir que ha aprobado. Felicidades. -concluye y no puedo evitar sonreír levemente. Me trago un grito de felicidad y los observo aplaudirme.
-Muchísimas gracias. -digo.
-Puede retirarse, señor Roberts. -el hombre a su lado me informa luego de entregar mis papeles.
Salgo del salón y en cuanto estoy a suficiente distancia. Puedo desahogarme y celebrar.
***
-¡Ya llegó! -escucho dentro de la casa. Esa es la distintiva voz de mi hermana.
Mantengo el rostro serio y camino hasta la puerta con paciencia. Sé que mi familia está ansiosa por saberlo todo. Sin embargo, quieto darles un poco de suspenso.
Entro en la casa y veo a todos mis hermanos, mi cuñada, mi sobrina y a mis padres viéndome fijamente. Ni siquiera se molestan en disimular un poco su desesperación. Están expectantes, sumamente atentos a mis movimientos. Incluso me dan miedo.
-¿Y bien? -mamá pregunta.
Yo suelto aire, fingiendo decepción y bajo la mirada. Casi huelo la tristeza en el ambiente. No obstante, al volver a levantar la cabeza, una sonrisa se dibuja en mis labios. Una de las más grandes que he tenido.
-Soy abogado. -anuncio segundos antes de que todos me caigan encima.
Mamá es la última en quedarse a mi lado, tomando mi rostro entre sus manos y besando mi mejilla con fervor, una y otra vez.
-Ya mamá. -río y enderezo mi espalda para que ya no me alcance. Esa es una de las ventajas de medir 25 centímetros más que mi madre.
-Déjame consentir a mi bebé mayor. -se queja, esta vez jalando mi oreja para que baje. Me quejo por su acción y me dejo besar la mejilla una última vez, de manera muy sonora. -Estoy orgullosa.
-¡Esto amerita una celebración digna Roberts! -Derek exclama y sonrío. -Hermanita, ¿nos haces el favor?
-Claro. -Lucy se me acercó. -Ru, ¿me prestas tu celular? Ya sabes, para grabar.
-¿Por qué no usas el tuyo?
-Porque quiero que tú seas el primero en tener el recuerdo. -algo extrañado, le entrego mi teléfono.
-Siento que se traen algo entre manos.
-No te equivocas hermano mayor. -Tomás replica, colocando la mano en mi hombro. Mi hermana comienza a grabar y sinceramente, ya sabía que nada bueno se tramaban, son mis hermanos, sé con quienes lidio a diario.
Confirmo mis sospechas cuando Derek grita un "¡Al ataque!" Y todos colaboran para levantarme del suelo. Incluso los gemelos lo hacen, me sorprende de cierta manera la fuerza que tienen actualmente. Batallo un poco porque ya sé lo que me espera. Sin embargo, es inútil. De todas maneras acabé dentro de la piscina, con todo y traje puesto. Ellos no tardan en unirse al agua. Lucy es la última en hacerlo, ya que estuvo grabando todo el espectáculo.
Me pone muy feliz verla contenta de nuevo. Ya ha pasado más de un mes de lo sucedido y el ir con una psicóloga ha hecho que progrese muy bien. Durante un tiempo estuvo apagada, demasiado tranquila para ser ella de quien hablamos, sin embargo de a poco ha vuelto a la vida a mi Lucy caprichosa y gruñona.
***
-¿Me acompañas a recoger a Reich? Está en ese museo en donde restaura pinturas. -digo guardando mi celular luego de leer el mensaje de mi mejor amiga.
-No, seguramente veré a Hailey y no quiero hacerlo. -Chris se queja hundiéndose en el sofá.
-¿En serio sigues con eso?
-¿Con qué?
-Con tu fobia hacia el compromiso.
-No es nada de eso. -frunce el ceño y me mira mal.
-Por favor, no has estado con nadie además de ella en los últimos dos meses.
-Sí y fue un error haber ido aquel día al apartamento de Rachel. Desde entonces todo ha sido un descontrol en mi vida. Ahora que se mudó con ella, será una tortura volver a tenerla cerca.
-A ver, ¿Qué sucedió exactamente ese día? -me pongo de pie y recojo las latas de soda que se encuentran en la mesa de centro.
-Llegué para entregarle algo a Reich, la puerta estaba abierta, ella en el sofá, tenía una mano dentro de sus bragas y... La ayudé a terminar.
-¿Volvieron a tener sexo? -pregunto desde la cocina. Tiro las latas a la basura y regreso con él al salón de su apartamento.
-No, solo nos tocamos... Fue increíble, pero un total error. Debí haberme ido de inmediato.
-¿Desde entonces no la has visto? -niega con la cabeza.
-Me avergüenza haber roto mi propia regla de solo una vez. Solo me había pasado con Peter y muchas de esas veces fueron tríos o más gente, pero además de él, con nadie.
-Y tampoco has estado con alguien más a parte de ella.
-Tengo miedo de que se repita lo de Rachel. No quiero pasar vergüenza otra vez y mucho menos ingerir viagra. La falta de sexo me tiene loco. -gruñe llevando un cojín a su rostro.
-Exagerado.
-Tu ya prácticamente volviste a ser virgen, claramente no entiendes mi situación. -me observa por un huequito y yo solamente me limito a mirarlo mal.
-Primero te encaprichaste por no tener a Rachel, ahora por haber tenido a Hailey, eres todo un caso.
-No quiero enamorarme.
-Miedo al compromiso, te dije.
-Aunque, no me arrepiento de nada. -me señala.
-Como sea, me voy. Ahógate tú solo en tu miseria. -digo lanzándole otro cojín antes de salir de su apartamento.