Alex
-¿Seguro no olvidas nada, hijo? -Mamá pregunta una vez nos encontramos fuera de la casa.
-No, mamá, ya revisé dos veces todo. Además tampoco es que pueda llevar demasiado.
-Bien, entonces tenemos que irnos. El vuelo sale en hora y media... Aunque ¿Dónde está tu hermana?
-Yo qué sé. -suelto aire y ella me mira mal. -No sé mamá, a mí no me preguntes, estaba demasiado ocupado en mis asuntos para saber qué hacía Lucy.
-Iré a buscarla, ya es tarde. -se acomoda la camisa y vuelve a ingresar a la casa. Por mi parte, yo lo que hago es dejar mi última maleta en la cajuela del auto.
Mi hermana no tarda en aparecer, bastante malhumorada puesto que es Lucy. Aunque haya estado en terapias y tenido un cambio drástico en su vida en el último año, sigue siendo la insoportable Lucila. No importa cuánto haya madurado, siempre seguirá siendo ella misma. No me molesta, la quiero aún así.
-Mucha suerte de vuelta en Nueva York. -Rubén comienza a despedirse de ella, logrando calmar su mal genio. Seguro sigue realmente cansada, son las cinco y media de la mañana y dormir es sagrado para mi hermana.
-Me vas a hacer falta otra vez. -abraza a Rubén y cierra los ojos.
-Oye, que no se te vaya a subir la fama por estar en una de las universidades más prestigiosas del país. -Dylan se me acerca con un adormilado Dan a su lado.
-Claro que no, enano, vengan acá. -río y doy un paso para poder abrazarlos, ya casi me alcanzan en altura, eso me da mucha nostalgia -No me hará falta escucharlos roncar en la noche, pero ha sido increíble haber compartido habitación con ambos. -Me atrevo a confesar.
-¿Ahora quién ordenará mi lado? -Daniel se queja.
-Tú, porque ni creas que yo lo haré. -Dylan le responde.
-Nunca aprendiste lo que es ordenar bien un méndigo cajón, pero sé que sobrevivirás. -Coloco una mano en su hombro y lo sacudo.
-Sí, lo he hecho toda la vida. -rueda los ojos y luego suelta una risita.
-Y por favor, dejen de crecer. Apenas ayer tenía dos cunas en mi habitación.
-No. -responden al unísono.
-¡Alex! ¡Suerte! -Tere aparece de repente y me rodea con sus brazos. -No te olvides de mí, ¿sí? -dixe una vez se aleja unos centímetros.
-Fuiste la primera persona con la que salí del closet, siempre te llevaré aquí. -señalo mi pecho.
-Quien iba a decir que el frívolo de la familia tiene algo palpitante en el pecho. -Tom se acerca. -Siempre supe que alguna parte de tu corazón no era negro.
-Ja, ja, qué gracioso.
-Lo soy. -sonríe orgulloso y se acerca hasta rodearme con sus brazos y alzarme del suelo. -Pórtate bien y sigue nuestros consejos. No queremos que seas un inadaptado social.
-Pero bájame primero. -me quejo, un tanto asfixiado.
Tomás se ríe y finalmente me deja sobre el suelo.
-Suerte, pequeño saltamontes. No cometas mis estupideces.
-No ser como tú, anotado.
-Oigan ¿y Derek? -Tomás pregunta y miramos a nuestro alrededor y es el único que no se encuentra fuera. Rubén y Lucy se acercan.
-Derek estaba llorando en el baño. -Lucy habla.
-Aquí nadie estaba llorando. -Derek finalmente hace presencia, con las manos en los bolsillos y con rostro cansado, pero calmado.
-Con lo que te tardaste en salir, parecía.
-sí, mejor no hables más, Lucila. -comenta, colocando una mano sobre la cabeza de la chica.
-No me toques.
-No peleen, es demasiado temprano para eso. -Tere interviene en modo mamá.
Rubén se acerca y se posiciona a mi lado y me rodea los hombros con su brazo. Luego, con su mano libre, lo alza a la altura de su torso, con su puño cerrado y me observa.
-Mucha suerte, Alex. -sonrío de lado, chocamos puños y finalizamos con un corto pero cálido abrazo.
-Lamento interrumpir niños, pero ya tenemos que irnos. -papá avisa mientras sostiene a una adormilada Amber en sus brazos.
-Pensar que el año pasado estábamos haciendo esto mismo con Lucy nada más y ahora es también con Alex. -Rubén suspira.
-¿Abrazo grupal? -Lucy propone, lo cual nos sorprende un poco, ya que ella suele detestarlos.
Igual no dejamos ir la oportunidad y nos damos un abrazo entre los siete. Mamá nos ve a la distancia con una enorme sonrisa, incluso sus ojos están levemente cristalizados. Está muy contenta.
-Chicos, antes de que nos vayamos, hay algo que quiero darles, solo denme un segundo. -Derek habla de la nada y corre dentro de la casa, con bastante prisa. Entre todos nos observamos mutuamente, con confusión y esperamos durante el poco tiempo en que tarda en volver a aparecer, esta vez, con una caja en manos.
-¿Qué traes? -Dylan pregunta.
-Es para nosotros. Pronto tomaremos nuestros propios caminos y se me ocurrió la idea de darnos algo que demuestre que siempre vamos a estar unidos. -abre la caja y podemos observar cómo hay 7 collares, con un dije de R cada una. -R de Roberts, para sentirnos orgullosos de tener el mismo apellido. -se encoge ligeramente de hombros.
Nos damos una mirada nuevamente y procedemo a abrazarlo antes de tomar uno cada uno. Nos lo colocamos y Tere, con mucha emoción, saca su celular y procede a tomarnos una foto todos juntos. A pesar de que nos vemos con cara de dormidos y la mayoría está en pijama, igual no nos importa.
-Pórtense bien mis amores. -mamá se despide, de una vez que los que tenemos que viajar, nos acercamos al auto.
-Nos vemos en diciembre. -Derek sonríe y alza su puño. Lo chocamos y luego tenemos un abrazo que tuvo que ser rápido, ya que se nos hace sumamente tarde.
Mi hermana durmió todo el camino, en cambio yo no lo pude hacer, estaba entre emocionado y triste, pero intenté estar con al menos una pequeña sonrisa hasta llegar a mi destino.
***
Princeton, el lugar en donde pasaré los próximos años de mi vida estudiando. Por el momento es extraño encontrarme en un lugar sumamente alejado de mi familia, aunque no me aflijo al respecto o al menos intento no hacerlo. Es algo de lo que ya me había preparado mentalmente durante los últimos meses.