Este extra que sucede en simultáneo con el anterior
Daniel
Miro a Nora ensayar durante todo el rato, Max se encuentra totalmente desinteresado de las porristas. En cambio yo, no le quito la mirada de encima a mi chica.
Aunque ya no sé si lo sigue siendo.
Últimamente ha estado muy rara. Todo a raíz de haberle pedido ser mi novia en san valentín. Quizá realmente no busca una relación tan seria o no le gusta ese título. Tal vez estoy entendiendo algo mal y por eso me ha comenzado a rechazar a propósito. Es mi primera relación (no oficial) y no sé demasiado al respecto.
Quizá el problema soy yo, pero no lo entiendo. Creo que soy un buen partido como novio. No he tenido ojos para nadie aparte de ella. Aunque no parece que sea suficiente.
¿Tal vez soy un poco asfixiante? No lo creo, pero si así fuera, ella me lo habría dicho. Yo entendería. Sin embargo, no dice nada. Solo me repele y luego es devuelta como la Nora de siempre. No la entiendo.
-¿Por qué la cara larga? -Max habla de repente. Lo miro guardar su celular y observarme recostado en su lugar.
-¿Qué?
-Te vez como... Decepcionado.
-Sí, bueno, uno tiene sus altibajos.
-¿Tiene que ver con Nora?
-Algo así. -aparto la mirada y la devuelvo al campo, en donde ahora las porristas se encuentran haciendo piruetas en el aire.
-Mira, yo no soy nadie para decirte qué hacer, aunque sí te podría aconsejar y es que... Sé que sonará cruel pero creo que lo ideal sería que lo que sea que tienen, lo dejen.
-¿Por qué? -frunzo el ceño y nuevamente dirijo mi mirada hacia su dirección.
-Nora y yo somos familia, sé algunas cosas que realmente no sé si puedo contarte, pero sí sé decirte qué es conveniente para que no te lastime. -se inclina hacia el frente y coloca los codos en sus rodillas.
-¿Tienen problemas en casa?
-No precisamente.
-¿Entonces? -alzo las cejas.
Suspira.
-No es algo que me corresponde decirlo.
-Si no me explicas, no puedo entenderlo.
-Solo... hazme caso. Eres mi amigo y ella mi prima, los quiero a los dos y lo mejor es que tomen sus propios caminos, al menos por ahora. Pero habla con ella, tal vez te lo explica. -se pone de pie. -iré por una soda. -dice y se retira rápidamente.
Sus palabras me dejan pensativo. ¿Está pasando algo en su casa como para que ahora esté rara? Pero ya le he preguntado si todo está bien en su vida y no me ha dicho nada. ¿Me oculta algo?
Eso me inquieta y no es algo que quiero pasar por alto. Tal vez si logro que me comparta eso, puedo ayudarla y así resolver nuestros problemas. Eso es lo que se hace cuando se quiere a alguien, ¿no?
Una vez las prácticas acaban, me acerco a su lado y llamo su atención. Ésta me recibe con una sonrisa, me inclino y beso su mejilla como es de costumbre y luego tomo su bolso para ayudarle.
-¿Qué tal estuvo?
-Como siempre, increíble. -le sonrío de vuelta.
-Eres de lo mejor. -sonríe y se abraza de mi brazo mientras caminamos. -Me pareció verte con Max.
-Sí, se perdió hace rato, seguro estará en el estacionamiento.
-Supongo que me tocará irme con él.
-¿Quieres ir por un helado primero? Yo invito.
-No sé Dan... Tengo algunas cosas que hacer en casa. -suelta aire.
-Sí, está bien, no te preocupes... -bajo el rostro y observo mis zapatos.
-Mañana te prometo que sí iremos.
Su comentario no me levanta el ánimo.
-Sí y mañana habrá otra excusa. -murmuro sin intenciones de que me escuche, pero sé que lo hace porque también baja el rostro y la tensión aumenta en el ambiente.
-Dan... yo...
-¿Hay algo malo que está pasando entre nosotros? -me atrevo a preguntar.
-No, claro que no.
-¿Entonces cuál es el problema? -me detengo frente a ella. -Sabes que puedes confiar en mí. -tomo sus manos y nuevamente llega su rechazo y las aparta.
-No, no es nada, no tienes porqué preocuparte. Es algo mío, sé cómo resolverlo.
-¿Entonces sí que pasa algo?
Ni siquiera se atreve a verme a la cara, solo se queda callada.
-Intento entenderte, pero no puedo, no si te pones así. -Niego con la cabeza.
-Tengo que irme. -da un par de pasos adelante y toma su bolso de mi hombro. No la detengo. Solo la veo alejarse mientras siento una punzada en el pecho. Esto del amor realmente es más difícil que cualquier clase.
***
-¿Qué le pasó al chamaco? -escucho decir a Tomás a la vez que la puerta principal se cierra. No me muevo, solo sigi boca abajo en el sillón.
-Ni idea, no ha hablado desde que llegó. -Derek le responde y luego lo escucho masticar sus palomitas.
Momentos después, siento unas manos pequeñas en mi espalda. Levanto la mirada un poco y veo a Amber aferrándose a mi camiseta para poder subirse al sillón.
-Derek, ¿la cuidas un par de horas? Quiero acompañar a Tere a una negociación para su emprendimiento.
-Quiero una pizza grande y una Coca-Cola a cambio.
-Hecho, me voy, pórtate bien hija, mami y yo volveremos en un rato. -Tomás se acerca, besa la mejilla de la niña y la alza hasta sentarla en mi espalda. Tiene un año, pero pesa bastante.
-¿No podrías sentarla en otra parte? -me quejo.
-Lo siento, pensé que te habías fusionado con el sofá. -es lo único que dice antes de retirarse. Amber sacude la mano en forma de despedida y sigue viendo atentamente la película que Derek tiene en la tele.
-Derek, ¿la puedes quitar? -le pido.
-No, está muy quieta, no quiero perturbarla.
-Me está aplastando.
-Es una niña, no pesa tanto.
Me quejo fuertemente.
-Mejor dime por qué la depresión tan severa que traes.
-Lo mismo de siempre.
-¿Por tu novia-no novia?
-Sí y se llama Nora, ya te lo he dicho.
-Sí, como sea. ¿Qué pasó ahora?
-No quiere decirme qué le pasa. Parece que no confía en mí.
-La verdad es que ya no sé qué más decirte, ya te di mis mejores consejos.