Andy
Tomo el trago que está en la barra y lo bebo de un sorbo y lo coloco de regreso a la barra.
Diana me abraza para consolarme pero eso hace que quiera llorar aún más. Me separo de ella y digo.
Me alejo de ella desapareciendo entre la gente hasta llegar a la salida. Continúo caminando perdida en mis pensamientos. Termino llagando a la playa.
Desde niña siempre me gustó el mar. Cada fin de semana pasábamos todo el día en la playa mi madre y yo. La extraño mucho. Me hace mucha falta.
Escucho a alguien detrás de mí. Me doy vuelta y veo a Leonardo frente a mí. Rápidamente limpio unas lágrimas que escaparon de mí al recordar a mi madre.
Se rompe mi voz y empiezo a llorar, Leonardo de inmediato se acerca más a mí y me abraza para consolarme pero solo provoca que rompa en llanto.
Lo abrazo más fuerte como si me aferrara a él para no caer en un gran vacío lleno de tristeza.
Está bien si necesitas llorar entonces hazlo. Yo estaré siempre que me necesites. Jamás te dejare sola. Te lo prometo.
Me separo de él y pregunto.
Su semblante se torna triste y baja la mirada. Limpio las lágrimas de mi rostro. Acuno su cara con mis manos y hago que me mire.
De inmediato se dibuja una gran sonrisa en su rostro y sin querer provoca que también sonría.
Sus palabras me reconfortan tanto que me alegro mucho haberlo conocido.
Toma mi mano para que lo diga pero me niego a hacerlo y me libero de su agarre. Se voltea a verme. Esta confundido por mi reacción.
Me ofrece su brazo. Sin dudarlo lo acepto. Entrelazo mi brazo con el suyo y empezamos a caminar.
La noche era cálida. Siento como la brisa del mar toca mi piel. El viento alborota mi cabello. Me siento libre y en completa paz. Caminamos cerca de 15 minutos hasta que Leonardo empezó a quejarse de que tenía demasiada arena en los zapatos así que nos sentamos un rato en la playa. Contemplamos las olas y las estrellas. Me dijo el nombre de muchas constelaciones que no conocía. Me sorprendió mucha esa parte de él.
El seguía observando el cielo. Ante mi pregunta una sonrisa aprecio entre sus labios y volteo a mirarme.
Su sonrisa aumento aún más en señal de que lo que dije era correcto. No dijo nada más. Pasamos un largo rato en el mismo lugar, solo observando el cielo. Siguió indicándome cada constelación que veía.
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Editado: 09.05.2020