Leonardo (Días después)
Ya no lo soporto más.
Alberto me está volviendo loco.
¿Qué podría esperar? Solo está cumpliendo sus palabras. Esta convirtiendo, cada segundo de mi tiempo en la empresa, en un infierno.
He pensado en renunciar pero eso no pasara. No le daré la satisfacción a Alberto.
Esta mañana me pidió un informe de las exportaciones realizadas. Solo me dio una hora para entregarlo.
Cuando se lo entregue, simplemente lo tiro a la basura. Lo único que dijo fue que estaba mal realizado. Sin revisarlo.
En ese momento sentí tanta rabia, que quería golpearlo.
No puedo creer que se esté comportando de esta manera. Es demasiado grande el odio que siente hacia mí, por algo que no fue mi culpa. Además me ha estado ordenando que haga actividades que no son parte de mis labores sin embargo las hice.
Él lo que quiere es menospreciarme pero no lo permitiré. Le demostrare que a pesar de sus malos tratos, yo puedo realizar cualquier tarea que me ordene. Por más absurda que sea.
No me vencerá. Claro que no.
Le entrego un folder con varios papeles, cuando está a punto de salir, voltea a mirarme y dice:
En estos días ella ha sido mi mayor apoyo y lo valoro mucho.
No me sorprendo ni un poco por sus palabras, Alberto no ha sido nada discreto al demostrarme su odio.
Asiento y se retira.
No me pasa desapercibida la idea de aprovechar que estoy cerca de él para arreglar las cosas. Aunque dudo que logre algo.
Ya han pasado 5 años, y el sigue con ese odio. No será fácil pero lo intentare.
[…]
Una hora después voy de regreso a casa, pero antes hago una parada en el malecón.
Busco el lugar donde días antes encontré a Andy llorando.
Al estar ahí, veo que la banca esta vacía y me siento. Frente a mi observo el mar, y ese hermoso atardecer que me encanta.
Hace días que no he visto a Andy. La extraño.
Ella significa tanto para mí, más de lo que las propias palabras puedan expresar.
Quiero que me deje ser parte de su vida, de su amor…cuidarla de cualquier temor. Tomar su mano y demostrarle que hay alguien en esta vida que no la soltara jamás.
Me enamore de ella, por tantas razones que voy descubriendo en cada momento que pasamos juntos.
Andy es única, me encanta su nombre, la forma en como me mira, su hermosa sonrisa, esa fortaleza que la caracteriza, sus sentimientos.
Esperare como un desesperado, el día en que pueda llamarla “mi amor”, y escuchar que también me ama. Besar sus labios mientras sostengo sus mejillas con mis manos, y desvanecer todos sus miedos y tristezas, en un beso.
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Andy
Rosi ha estado más que insoportable en estos días. No deja de insistir en que hable con Leonardo, que le confiese que estoy enamorada de él.
Pero, ¿Cómo hacerlo?, ¿Cómo lo miro a los ojos, y le digo que me gusta? Creo que moriría de la vergüenza.
Es cierto. Tengo miedo. No quiero terminar con el corazón destruido otra vez.
Con Alberto siempre pensé que me quería, que yo era importante para él, creí que todo lo que me decía era verdad, que…estaba enamorado de mí. Pero la realidad era que nada de eso era lo que ocurría.
Espere más de lo que recibí.
No sé si Leonardo y yo estamos hechos el uno para el otro, lo único que sé, es que ambos sentimos una atracción.
Así que, ¿Por qué no intentarlo?
No debo temerle al amor.
Fue una magnífica idea salir a caminar, si me quedaba en casa me iba a volver loca con los sermones de Rosi.
Para cuando salgo de mis pensamientos me doy cuenta de que he llegado al malecón.
Camino por el lugar, y entonces lo veo. Observa el atardecer, tan tranquilamente.
Tomo una profunda respiración, en un débil intento de controlar mis nervios.
Empiezo a caminar hacia él, decidida a decirle todo.
Entre más avanzo y acorto la distancia que nos separa, mi corazón comienza a latir cada vez más, y más fuerte.
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Editado: 09.05.2020