Sin reina, no hay corona

Capítulo 4


Alexander puso su atención en Selene. La chica estaba nerviosa. Ella estaba segura de que él  la iba  a entender, Alexander ha cambia cambiado durante estos últimos meses, al menos con ella.

— Dime  Selene.

— Alex yo...mmm...eh—él  rueda los ojos.

— Habla  Selene, y rápido que tengo una junta sobre mi futuro trono—Alexander estaba  irritado. Selene comenzó  a caminar incomoda por la habitación.

— Recuerdas   la vez que nos...— Se  aclaró la garganta — Nos  a costamos—Alexander se enderezo  al ver por el rumbo que va la conversación.

—Sí y eso que tiene que ver — en la voz del príncipe había algo que Selene no pudo  distinguir.

— Alex... yo bueno...eh.

— ¡Deja de gaguear Selene!— grito — ¡Habla  ya!

Eso lo  único  que hizo fue ponerla  más nerviosa, entonces decidió soltarlo.

— Estoy  embarazada —susurro Selene  con  temor.

— ¿Qué? Habla más fuerte

— Estoy  embarazada —volvió a  decir.

— Selene habla fuerte —rugió.

— ¡Estoy embarazada! — gritó, un silencio se extendió por la habitación, ella agacho la cabeza avergonzada.

— ¿De quién? — Espeto furioso. Selene alzo la  cabeza de golpe.

— ¿Cómo que de quién? ¡De ti, de quien más! — le grito. 
Otro silencio incómodo. Ella dio un respingo  cuando  escucho  algo romperse.

— ¡Estas mintiendo!— grita histérico — Eso  es mentira.

—  Alex  no yo...

—  Alex nada. Todo esto fue planeado, ¿cierto? Quien sabe cuál  es el padre  de tu hijo  y vienes a metérmelo a mí — grita  estrellando  una lámpara contra la pared.

Un miedo se instala dentro de Selene.  Alex creía  que lo engaño él,  no se hará responsable, concluyo la chica. Una decepción y desilusión la embargo, creyó que él  era diferente, al Alex  de hace meses atrás.

Alex no podía creer lo que Selene le estaba diciendo. Él lo sabía, ninguna mujer puede ser tan buena, sabía que algo ocultaba y tarde o temprano sería igual que las demás, no  pudo evitar dejar salir todo lo que sentía.

— ¡Eres  una maldita, todo este tiempo haciéndote la difícil! ¡Sabias que te tomaría como un reto! —Me acerco a ella, la cogió  por la barbilla con fuerza—  Te acuestas  conmigo, luego vas donde otro, te embarazas y dices que  es mío... ¡No! Selene este maldito show ya me lo sé de memoria. No  eres la primera ni serás la última con venirme con la misma mierda.

Alex estaba cabreado.

— Alexander eso es mentira...Tú fuiste   el primero—lágrimas salían de sus ojos.

— No  me engañes Selene. No  estaba tan borracho me hubiera dado cuenta, eres igual que las  demás, igual que ella  —Ella sintió que su corazón se rompía y más al saber que él  no se había dado cuenta de que ella era virgen.

— ¡Eres  un bastardo solo querías a costarte conmigo! ¿Cierto? ¡Imbécil estoy embarazada y  es de ti!

— Ya  basta Selene deja las mentiras —rugió—. No puedo creer que me hayas  engañado ¡No!  No  va a pasar como la primera vez Selene. No  voy hacerme cargo de un hijo que no  es mío, eres igual que la zorra de Silvia y no, no voy a caer esta vez.

—  Tú no puedes hacerme esto Alex, sabes lo que le pasa a las mujeres que están embarazadas sin marido—Alexander vio como Selene arrancaba en sollozos.

— Pues  ve y  busca al padre de tu  bastardo — él no quería decir eso pero, estaba tan enojado que no le importaba lo que salía de su boca. 
La muchacha, sintió  que    una bofetada no pudo dolerle más que las palabras que les estaba diciendo Alexander.

—Ya lo hice. ¿Sabes? Me doy cuenta de que su padre, llamado Alexander, próximo rey de Inglaterra, es un maldito cobarde, hijo de puta. 
Alexander la tomo del pelo, Selene llevo sus manos a las muñecas de él para que no la lastimara   más.  Aterrada se removió con violencia.

—Aquí  la única puta eres tú —gruño  a centímetros de su cara—. Ahora  largo de mi casa y espero que tú y tú bastardo la pasen mal, en lo que les queda de vida porque me encargaré de que nadie te ayude. Tus padres no te recibirán porque yo me encargaré de que si lo hacen, queden en la calle

Las lágrimas se derramaban por las mejillas de Selene. Jamás pensó que él, le haría esto, tenía plena confianza en Alexander.

— Te  arrepentirás. ¡Te lo juro!  Cuando te des cuenta de  lo que estás haciendo conmigo está mal, vendrás a buscarme y te juro —soltó sus muñecas y  llevo las manos a su cabello para acercarlo más—, que te haré arrastrarte como un perro, porque no te voy a perdonar. ¡Jamás!

Alexander sintió que ella le había lanzado una maldición con esas palabras.

—Eso jamás pasara —declaró —. ¡Jamás! — La soltó como si el contacto le quemara.

— Espero que nunca te arrepientas maldito, porque si lo haces las cosas no serán bonitas para ti y tu asqueroso pene— escupió  con rabia.

— "Ese asqueroso pene", fue el que te metiste  y no querías que lo sacara, ¿recuerdas como gritabas? Te dije que  algún  día te tendría en mi cama y lo hice —se alejó de ella—, puede que estar desamparada te ayude a quemar grasa, porque  déjame decirte que sostenerte mientas te follaba fue un esfuerzo  grande.

Selene le dio una bofetada tan fuerte que le quedaría la mano marcada. Ella  se sentía tan humillada y utilizada, las lágrimas no dejaban de salir. Alexander la tomo por el pelo  y la lanzo en la cama, se subió  encima de ella agarrándole las muñecas encima de la cabeza. El miedo comenzó aparecer al verle el rostro a Alex, era una máscara de furia. Él la cogió por el cuello y apretó con fuerza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.