Sin reina, no hay corona

Capítulo 13


 


Despues que cristian le dio la bienvenida se dirigieron hacia la casa , la cual  no había cambiado nada. En el interior  ya  estaba preparanda la mesa para la cena.

Pudo distinguir la figura alta de Alex en el comedor , aun cargaba a su pequeño . Ganas de quitardelo no le faltaron pero se contuvo . Al parecer su nuevo amigo en su mazmorra  era el unico en quererla

Alexander todavía sostenía a su hijo, por extraño que pareciera Selene no quiso quitárselo, pero luego recordó como llamo a su hijo y le dio rabia.

—Ya puedes devolverme a mi hijo —le recordó con rencor.

Alexander se enderezo y la miro directo a los ojos.

—No.

—Ya me estoy cansando de tu "no",  dámelo ahora ¿por qué no me lo quieres dar? Acaso sientes esa atracción paternal —lo desafío con la mirada, seguro me dirá que coja a mi hijo que él, no es el padre y bla ,bla ,bla y para ser concreta ya se cansó de oír su mierda.

—Claro que no, este hijo no es mío —se estiro y le entrego a Rolan —. Toma a tu bastardo.

Alexander no sabía porque esas palabras le dolían tanto, llamar a esa criatura «bastardo» pero, no podía dejar seguir hablando, ese no era su hijo.

Selene con dolor cogió a su pequeño y con ira le espeto:

—Llegara el día en que te tragaras tus palabras su majestad y espero que ese día llegue pronto, porque me reiré al verte como te arrastras como un perro pidiendo perdón.

Podía aceptar todo, pero no que menospreciaran a su hijo, menos viniendo de su propio padre.

—Espera sentada bonita porque eso jamás pasará, agradece que le daré mi apellido, ese que tanto codiciabas a tu hijo —no podía dejar de lastimarla, esa mujer siempre lo está insultando.

—Tu maldito bastardo hijo de puta...

Alexander la callo con las palabras que a Selene más le dolieron, no por ella, sino por su hijo.

—Aquí el bastado es solo uno y la puta lo tienen en brazos.

Cristian observaba la discusión con decepción y pena, él sabía que Alexander se estaba pasando y que a Selene le dolían las palabras que su sobrino le decía. Lo más triste de la situación es que todos sabíamos que el bebé, sí era hijo de Alexander.

Si no hubiese sido así el parlamento del Reino Unido jamás habría aceptado que Selene se casara con Alexander, ellos tampoco dejarían que el heredero al trono estuviera desamparado y menos que una mujer hambrienta de poder fuera la reina de Inglaterra.

Selene enojada y adolorida mentalmente, se dispuso a sentarse. No huiría, Alexander no sabía lo que se estaba haciendo a sí mismo, ella no iba a llorar ya estaba cansada de eso.

La mesa fue servida y todos comenzaron a comer en un silencio incómodo.

Rolan comenzó a llorar, Alexander entendió que el llanto del niño lo molestaba, en el sentido que no le gustaba la mueca de dolor en su pequeño rostro.

—Cállalo —murmuro frío.

Selene intento callarlo pero, el niño no se calmaba, ella tenía mucha hambre, fue cuando se dio cuenta que no le había dado de comer a Rolan, por primera vez ella le daría pecho a su hijo.

Alexander observo como Selene metía su mano y sacaba un redondo y hermoso seno de su blusa, se dio cuenta que los tenía más grandes que la última vez que los vio.

Cristian incómodo se levantó de su puesto y se dispuso a marcharse. 
Selene no sabía que se sentía que darle de comer a su hijo pero, se sintió ligeramente aliviada de que el dejara de llorar y aceptara lo que ella le daba. Alzo la cabeza para seguir comiendo, cuando se dio cuenta que Alexander la observaba, bueno observaba como él bebe estaba comiendo. Ella cogió un paño de tela y lo arropo. El la miro a los ojos.

Incómodo carraspeo la garganta.

—Quieres dormir con él bebe o prefieres una habitación para ti sola.

—Dormiré con mi hijo.

Alexander quería preguntarle, ¿por qué? Le puso tal nombre al niño, pero le daba miedo lo que ella respondiera y el terminaría lastimándola mas, por eso no se atrevía a llamar al bebe por su nombre.

— Bien, cuando nos casemos de una vez te digo que el tendrá su habitación porque tu dormidas conmigo, no quiero que se escuchen rumores de que no duerme con mi esposa.

—Supongo que el cuarto tendrá dos camas.

Ella ya sabía que no iba ser así pero, ¿que perdía con intentarlo? El la miro como si estuviera loca.

—Claro que no, aunque ganas no me faltan —mentira, él quería tocarla otra vez, era algo inexplicable pero, siempre quiso tocarla. Selene no era para nada sumisa y él quería volver a tenerla en su cama.

—No tendremos sexo —finalizo cortante.

A él eso no le gusto ni un poquito así que decidió tratarla mal.

—Al final, no eres suficiente mujer, no eres tan flexible para experimentar otras posiciones.

—La verdad Alexander no me importa, seguro las esqueléticas de tus putas si pueden, después de todo ellas ya tienen experiencia acostándose con otros.

— Mejor para mí, ellas si sabrán como excitar a un hombre y que no finja estarlo.

Eso sí que le dolió a Selene y Alexander se dio cuenta así que siguió:

—Después de todo, Selene, yo sí hago obras de caridad...Contigo hice una.

Selene no dijo nada, ella ya lo sabía, pero le dolía confirmarlo de la boca de Alexander. Se levantó como toda una reina.

—Sólo agradezco dos cosas de nuestro encuentro al parecer desagradable... uno: que no me hayas pegado ninguna enfermedad y dos: lo que a ti tanto te desagrada pero que yo amo.

Con eso se fue del comedor con su barbilla alzada pero, por dentro quería gritar, llorar, matar a Alexander.

Alexander se quedó pensando en lo que le había dicho Selene, el jamás se había acostado con una mujer sin protección, lo que al tanto le desagradaba ¿que era?

Decidió dejar de lado todo eso e irse por unos tragos, Selene lo estaba volviendo loco estaba furioso con ella, esa mujer siempre le causaba la misma sensación cuando ellos estaban cerca todo explotaba.




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