Sin Retorno

37. La Consigna de la Semana

A Jim le gustó el mensaje de Silvia una semana después del clip. Ni siquiera le había preguntado qué le había parecido. Era la primera vez que ella proponía una consigna, y era una buena.

Silvia subió su poema al Hey, Jay! antes que él.

Ha llegado el momento
El rosario de crepúsculos
Sobre los que he construido mi vida
Han perdido todo significado
De modo que apago el sol
Y dejo descansar
Arroyos, montañas, bosques
Y parto
Hacia un mundo interior
De demonios entrevistos
Y ángeles escondidos
Donde vago bajo cielos sin estrellas
Dando caza a mi propia sombra
Hasta que llegue el momento
De volver a partir.

Jim se dio cuenta que estaba leyendo lleno de sospechas, como tratando de descubrir mensajes secretos entrelíneas. Mierda. No se había percatado de que las palabras de Sean habían calado tan hondo.

Pero allí no había nada que le diera la razón a su hermano. Maldito bastardo que le enrollaba la cabeza por pura diversión.

Un momento. Volvió a leer el poema y frunció el ceño, listo para dejar un comentario en el blog.

Al otro lado del mundo, Silvia sonrió de oreja a oreja, dejando que la ballena blanca hundiera toda la flota antes de llevarla de paseo.

Jim alzó el dedo mayor para su hermano que no estaba allí.

Tuvo que pedir un plazo extra para subir su poema porque No Return volvía a salir de gira, y dos días después de que Silvia posteara su escrito, él cruzaba el Pacífico rumbo a Australia. Sin embargo, continuaron su juego de consignas creativas, hallando nuevas propuestas cada una o dos semanas. Y Jim comenzó a llenar álbumes del blog para mostrarle los lugares que visitaba.

El blog creció con las publicaciones y comentarios de ambos. Al primero que se le ocurría una consigna simplemente la posteaba. Lugar de la semana, pensamiento de la semana, historia de la semana, moraleja de la semana, escena de la semana.

La ironía de la semana los hizo reír hasta las lágrimas a miles de kilómetros de distancia.

Jim posteó:

Silvia posteó:

Jamás mantenían una verdadera conversación. Jamás preguntaban cómo estás o cómo te sientes. Nunca daban ni pedían explicaciones. Pero con el correr de los meses, aprendían a leerse a través de sus publicaciones. Y jamás se escatimaban sarcasmo.

De regreso en Los Ángeles después de recorrer Australia y Nueva Zelanda, Jim atacó a un paparazzi, que le daba caza cuando él salía de una de las fiestas súper exclusivas a las que solía asistir.

Silvia encontró el revuelo en Twitter en su mañana siguiente y desayunó viendo las fotos. ¿Por qué tenía que comportarse como un chiquillo malcriado? No contuvo su impulso de escribirle.

Aparentemente Jim todavía estaba despierto, porque respondió de inmediato.




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