A fines de marzo, el tweet de Jim hizo que Silvia se quedara sin aliento.
Le temblaban los dedos cuando abrió su MP.
Silvia soltó la tablet hasta que se le ocurrió una idea salvadora. México era Latinoamérica y Jim tenía cierto gusto por las exageraciones, de modo que tal vez no fuera nada que ameritara un infarto. Por las dudas, siguió el enlace en el tweet de Jim a la web oficial de la banda, donde halló las fechas ya confirmadas de esta inesperada quinta etapa de la gira mundial.
El corazón le latió con fuerza mientras sus ojos se movían por la lista de países. México, Puerto Rico, Colombia, Perú, Brasil… ¡Oh, Dios!
Argentina.
Dos conciertos en Buenos Aires, en el estadio GEBA, el fin de semana del 25 de mayo. Y como el feriado caía lunes ese año, podrían agregar una fecha el domingo si se agotaban las entradas.
Su corazón latía como un tambor, y sentía oleadas de frío y calor por todo el cuerpo. Tipear la respuesta no fue sencillo, así que no se molestó por explayarse demasiado.
Jim respondió al instante, como si hubiera estado esperando su reacción. Y tal vez así fuera.
Silvia cerró los ojos. Necesitaba calmarse y pensar, o al menos intentarlo, aunque ya podía anticipar que pensar con claridad acababa de quedar fuera del menú por los próximos meses. Para empezar.
Jim rió por lo bajo, sabiendo cómo desarmar la pose de Silvia en pocas palabras.
No podían saberlo, pero los dos reían por lo bajo mientras se escribían, disfrutando la excitación de la noticia. Una gran sonrisa iluminó de la cara de Jim al leer su último mensaje. La misma sonrisa que trataba de empujar las orejas de Silvia.
¡Volverían a verse! Más de un año después de aquel alocado fin de semana en Dakota del Norte, volverían a estar frente a frente.
Y que pasara lo que tuviera que pasar.
Ya no importaba.
Silvia comenzó a organizar su viaje a Buenos Aires ese mismo día, con dos meses de anticipación.
Primero se anotó para un millón de horas extra gratis en el trabajo, para compensar los días que se tomaría. Luego habló con su primo, que no tenía problemas en supervisar a Tobías durante los días que ella no estaría. Ahora necesitaba alojamiento. Mika y su novia rentaban un apartamento minúsculo en Buenos Aires, y trabajaban y estudiaban, no quería molestarlas.
Aún buscaba alternativas cuando llegó Claudia a tomar mate. Tan pronto Silvia le contó lo que pasaba, se anotó para ir con ella a Buenos Aires. Le gustaba No Return y no quería perderse la primera presentación de la banda en Argentina. Para sorpresa de Silvia, eso solucionó el problema del alojamiento. Se quedarían en casa de los padres de Claudia, que vivían a unos cuarenta minutos del centro de la ciudad.
Para mejor, el padre de Claudia era piloto y trabajaba en una aerolínea barata que hacía poco había abierto la ruta Buenos Aires-Bariloche tres veces por semana. De modo que además de comprar pasajes aéreos más baratos que si fueran en ómnibus, podrían estar en Buenos Aires en sólo dos horas.
Paola no estaba de acuerdo con que Silvia llevara a Claudia con ella.
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Editado: 15.08.2023