Silvia volvió a detener el video, el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Las lágrimas que llenaban sus ojos pintaban un halo en torno a Jim en la pantalla, convirtiéndolo en una figura deslumbrante en la penumbra rojiza del escenario, con aquella multitud fervorosa y obediente a sus pies, todos los ojos vueltos hacia él con adoración.
No quería seguir mirando.
No quería escucharlo apelar directamente a su amor por él. Para ver si ella volvería a desafiar el vendaval, salir a rastras de los escombros, atravesar las ruinas y la devastación que él dejara en su corazón.
No quería volver a internarse en el ojo de aquel huracán que él ya no podía controlar, porque se había transformado en la llama que lo mantenía vivo.
Y al mismo tiempo, no importaban los poéticos argumentos con los que su instinto de supervivencia intentaba seducirla. Sabía que no se negaría. Porque había saboreado el vértigo de esos ojos y esos labios, y el peligroso hechizo de su voz. Y se estremecía de sólo recordarlos.
Él siempre le hablaba directamente al lado oscuro de su alma. No admitirlo sería hipócrita de su parte. A pesar de que su amor por él merecía mucho más que ser transformado en una simple anécdota para entretener al público, el prólogo para su canción más famosa.
Se secó los ojos y apretó los dientes.
Tal vez así sobreviviría los siguientes cuatro minutos, viendo cómo Jim se rebelaba contra su necesidad de silencio y distancia, con una canción que aquella noche parecía hecha a medida para ellos.
¿Y si no me importa?
¿Y si no admito mi error?
¿Eso te facilitaría las cosas?
¿Y si no te importa?
¿Y si no te disculpas?
¿Eso te facilitaría las cosas?
¿En qué nos hemos convertido?
Volvemos a nuestras trincheras
¿Qué otras batallas hemos ganado?
La historia se repite.
Son el enemigo, el enemigo
Nos verán destruirnos a nosotros mismos
Son el enemigo, el enemigo
Tomando una vida tras otra.
¿Y si estamos rotos?
¿Y si no podemos solucionar nada?
¿Eso te facilitaría las cosas?
¿Y si ya es demasiado tarde
Después de romper tantos límites?
¿Eso te facilitaría las cosas?
¿En qué nos hemos convertido?
Volvemos a nuestras trincheras
¿Qué otras batallas hemos ganado?
La historia se repite.
Son el enemigo, el enemigo
Nos verán destruirnos a nosotros mismos
Son el enemigo, el enemigo
Tomando una vida tras otra.
¿Crees que ha terminado? Promételo
Vendo tus ojos y te amordazo desde el principio
Rezas por enfermedad, contaré tus cicatrices
Olvida dónde estás.
¿En qué nos hemos convertido?
Volvemos a nuestras trincheras
¿Qué otras batallas hemos ganado?
La historia se repite.
Son el enemigo, el enemigo
Nos verán destruirnos a nosotros mismos
Son el enemigo, el enemigo
Tomando una vida tras otra.
Los gritos y la ovación sofocaron las últimas palabras de Jim, pero a él no le importó. Se volvió hacia la cámara a pocos pasos a su derecha. Y esos ojos tan temibles como inolvidables, hielo y estrellas, la miraron directamente. Y sus labios de terciopelo esbozaron una sonrisa triste, olvidado de todo para decir una sola palabra que nadie más oyó, salvo su único destinatario.
—¿Cantaste?
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Editado: 15.08.2023