Sin Retorno

Cena

-René

Desde que había visto a Eva aquella tarde durante mi llegada a la empresa, me quedé hipnotizado con sus orbes esmeraldas.

La forma en que dirigía el evento, su responsabilidad, toda ella emanaba sensualidad y profesionalismo. Una mezcla perfecta de lo que quería en mi vida. Por que si apenas la vi de lejos supe que era totalmente mi tipo.

No soy el típico mujeriego, mis padres me enseñaron sobre valores y principios, pese que soy hijo único nunca fui malcriado, todo lo contrario mi padre fue un gran hombre, lastimosamente falleció hace 3 años atrás cuando un accidente en auto se lo llevó de este mundo.

Desde entonces estoy solo, la mitad de los negocios de papá los heredé yo y la otra los mantiene mi mamá, ellos dos tenían un imperio de moda y otras inversiones las cuales pasaron a mi nombre.

Solo veo a mamá en vacaciones cuando ella no estaba de viaje o en festividades. Sin embargo, siempre está al pendiente de mi y no permite que la distancia nos mantenga alejados.

Una excelente mujer, sin dudas. Me acogió cuando mi verdadera madre murió durante mi nacimiento. Le agradezco a la vida por tenerla, y pese a que no pudo tener hijos por su infertilidad me tomó como su verdadero hijo y brindó su amor incondicional.

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Cuando Ricardo me envió los documentos para el nuevo proyecto ambiental, y observé el nombre de mi hada de ojos verdes en el listado de quienes estarían a cargo acepte sin peros.

Eva era así, te hechizaba con sus encantos, sin esforzase. Todo en ella es naturalidad. Aunque, por fuera parece un cascarón estoy seguro que por dentro hay una pequeña que solo necesita de amor, lo puedo ver y estoy dispuesto a conquistarla.

Me dolió verla en el ascensor vulnerable, y yo sin poder hacer mucho más que tratar de ayudar a que pasara ese episodio amargo. Ella me atrae como un imán, y aunque cree que yo soy el culpable de sus malos momentos, estoy seguro que solo es el destino que nos encuentra siempre.

Por eso, cuando escuché la conversación de Alexander con Ricardo me tomé la libertad y le pedí que me dejara llevarla hasta su casa, pero mi buen amigo no dejaría pasar esta oportunidad para interrogarme

- ¿Te gusta Eva verdad? - Dijo perspicaz

Sin rodeos y seguro de mi le respondí - La quiero para mi, Alex.

-Lo sabía, desde que te vi esta tarde en la reunión, tus ojos no paraban de brillar, y debo decir que no lo hacían desde que se fue tu papá y aunque no tiene nada que ver, ví como te apagaste y solo te encerraste en el trabajo.

-Eva es única, rebelde y hermosa- Si, estoy de acuerdo una verdadera rosa con espinas, una excelente profesional y ser humano, solo ten cuidado con ella y no la lastimes ya bastante tenemos con el mal carácter de Ricardo.

-No te preocupes, todo va a salir bien, por lo pronto nos vemos el lunes, y gracias te debo una- le dije tomando mi teléfono y las llaves de mi camioneta mientras me despedí con una mano.
 

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René? Pero como...- Te dije que yo nunca me rindo. Ví como se encogía en el asiento mientras miraba al frente.

Comencé a conducir por las afueras de la ciudad hasta llegar a una pequeña terraza escondida de toda la contaminación, quería un momento especial con ella, y creo que lo logré porque sus hermosos ojos no dejaban de ver el lugar.

Mi restaurante favorito, lo descubrí cuando regresaba con papá luego de cerrar unos negocios. . Un viernes entrando a la ciudad nos topamos con este sitio, y estacionamos para comer algo antes de llegar a casa. Desde ese día, vuelvo cada vez que necesito tomarme un tiempo para mí, nunca había traído a alguien además de papá, ahora ella está aquí conmigo y parece un sueño.

Dentro ofrecen una exquisita comida Italiana muy deliciosa, en un ambiente cálido y lejos de lo común.

- ¿Te gusta? - dije sin perderme ninguna de sus expresiones.

-Me encanta- Me sentí orgulloso por mi elección

-Buenas noches, bienvenidos a La Toscana

-Muchas gracias, queremos una mesa para dos- Por supuesto, síganme por acá.

Nos llevaron justo a un rincón que tenía ventana, este daba con la mejor vista, un lago que reflejaba la luna, Y a su alrededor estaba un pequeño bosque, una imagen digna de postal si me lo preguntan. Me dió paz estar allí junto a ella quien continuaba maravillada con esta escena. 
 

- ¿Podemos comenzar desde 0? - No lo sé, ya te había declarado la guerra- Me reí, ella tenía cada cosa que decir, nunca se quedaba callada.

-Que lástima y yo que quería sacar la bandera de la paz- dije alzando mi mano

-Esta bien, pero no quiere decir que somos mejores amigos- Lo sé, tampoco quiero ser tu amigo.

-Oye me ofendes, soy muy buena persona- Dijo con una mano en el pecho- Y no digo que no, pero yo quiero ser más que tu amigo- se quedó en silencio mientras me miraba confundida.

-No entiendo a qué te refieres- pero cuando le iba a responder la camarera trajo el menú.

- ¿Qué me recomiendas?- Levantó la mirada, le piqué el ojo y gire a la camarera- Por favor la especialidad de casa junto a un Cabernet Sauvignon.

-Si señor- aproveche la salida de la muchacha para retomar la conversación- Te decía que me gustaría que fueras mi novia- la pobre casi se ahoga con el agua que tomo de la mesa.
 

Comenzó a toser y se le salieron las lágrimas- Me quieres matar René, no estoy para bromas, mira que hoy ha sido un día de locos.

-No estoy bromeando Eva, en realidad nunca lo hago. Mis intenciones contigo no son cualquiera, de verdad me gustaría que me dieras la oportunidad de conocernos, no te cierres por favor- la miré suplicante.
 

Torció un poco los labios y giro hacia la ventana- No sabes lo que dices- Si lo sé, quiero que conozcas todo de mi- Pero yo no quiero que tú sepas más de mi.

Todos tenemos secretos y no por eso somos malas personas Eva, te traje hoy hasta aquí porque quería que aclaramos lo que pasó en el elevador. No tienes por qué sentirte avergonzada, no conmigo- La miré sincero.
 




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