Sin Retorno

Comida

 


Maratón parte 2






 

Nadie se muere de amor, pero como duele que te rompan el corazón.

 

Desde que me habían traicionado no quería salir con nadie más, Andrés y Emilia insistían en que tuviera citas a ciegas y más de una vez me organizaron una, en las que fui engañada pero los dejaba en menos de 3 minutos.

 

No soportaba la idea de volver a pasar por lo mismo, una desilusión. Me había cerrado, en mi corazón no había espacio para alguien más, hasta que llegó él.

 

Con su buen humor, elegancia, audacia para los negocios y arrogancia cuando todo le salía bien, se había colado  poco a poco en mi corazón, estaba aterrada y él lo sabía.

 

Su forma de decir las cosas, me estaba demostrando que de verdad quería intentarlo y como me negaba a dejar de sentir algo por él cuando me estaba llevando la corriente, esa que emanaba René cada vez que me tocaba o me daba un beso.

 

Así que por una vez decidí olvidarme del pasado y darle una oportunidad, no sabía si más adelante me iba arrepentir pero estaba segura que ese día solo quería vivir el momento. Así que acepte comenzar a salir juntos.

 

-Gracias, gracias, gracias, haré que no te arrepientas- dijo abrazándome mientras me daba un beso en la frente.

 

Hasta eso estaba cambiando, odiaba que me abrazaran pero estar en sus brazos era una caricia para mi corazón.

 

-Me estás...a.pre.ta..ndo- dije casi sin falta de aire

- Cierto me deje llevar- se rió

 

Me contagió su risa, y justo en ese momento sonó mi estómago cortando el momento, no había otro espacio para hacerlo, bien Eva. Siempre perdiendo la dignidad.

 

-Creo que tienes hambre, te gustaría ir a cenar o prefieres que nos quedemos aquí?

 

-Me gustaría que nos quedemos, hoy ha sido un día complicado, puedo ordenar algo para comer- dije tomando mi teléfono

 

Él lo bajó- No te preocupes, yo cocinaré hoy para ti

 

- Sabes cocinar? - le pique para molestarlo

 

- No soy un chef pero me sé defender- dijo haciéndose el ofendido

 

-Solo no quemes la cocina- le dije riéndome

 

-Tú relájate que probarás la mejor comida de tu vida- me guiñó el ojo

 

No puedo negar que la vista que me estaba regalando era digna de una postal, jamás en mi vida podría pensar que el mismísimo René estaría cocinando para mí, en mi apartamento.

 

El otro día Emilia me había mostrado una revista de chismes dónde él salía como uno de los solteros más codiciados y como tenía fans.

 

No daba crédito a lo que mis ojos estaban viendo, una sensación de familiaridad estaba teniendo, verlo a él en mi espacio tan cómodo con su camisa doblada hasta los codos y moviéndose por toda la cocina como si de él se tratase.

 

Se sentía bien y me gustaba, haría lo que mi corazón me dictará, porque mi mente estaba hecha un desastre.

 

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- Y bien? - inquirió

 

- Mmm, estaba delicioso- dije pasando una servilleta por mi boca

 

-Te dije que te iba a encantar

 

Preparó unos ravioles en salsa de champiñones, jamás los había probado así que no sabía si realmente me gustarían. Definitivamente superó mis expectativas, estaba increíble.

 

-Dónde aprendiste a cocinar tan bien?

 

- Papá me enseñó, fue un gran hombre si te fuese conocido estoy seguro que le gustarías- dijo con tristeza

 

- Lo siento mucho- tome su mano y le di un pequeño apretón

 

- Parece que fue ayer que estaba con nosotros

 

- Y seguirá estando en tu corazón- está vez fue el quien se acercó y me dió un beso.

 

-Se te está haciendo costumbre no? - Levanté una ceja

 

-Me declaro adicto a tus besos - me guiñó un beso

 

Rodé mis ojos, me levanté y me lleve los platos a la cocina para lavarlos, estaba obsesionada con mantener la limpieza,  miré un segundo a René y venía detrás con el mantel y las copas.

 

Optamos por comer en la pequeña mesa de la sala mientras nos sentamos arriba de los cojines en el suelo, una experiencia diferente, y deliciosa. Amaba comer y encontrar a alguien que le encante cocinar le sumaba unos cuantos puntos.

 



 

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Desperté por el sonido de mi teléfono, diablos quería dormir. A quien se le ocurre despertarme un sábado temprano.

 

Miré la pantalla y era Andrés - Dime por favor por qué estás llamando un sábado a las 7 am Andrés Josefino?- dije adormilada

 

-Oye Amix me podrías venir a buscar? - podía escuchar su mini risa nervioso

 

- Estoy durmiendo - gruñí

 

-Estoy en la policía- comenzó a llorar

 

- QUEEEEEEEEEE - Me levanté de golpe

 




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