Sin Retorno

Pijamada

Amaba los domingos, levantarme tarde y poder hacer un maratón de mis series favoritas. El apartamento era un santuario ese día. Me había tomado muy en serio descansar ese día, aunque cierta persona no había dejado de enviarme mensajes cada 2 minutos.

Respondí el último mensaje de René en el que me estaba contando una anécdota de pequeño, si algo tenía y que hacía muy bien era ser comediante, un plus para esta pobre alma que vive de desgracias en desgracias.

-¿Por qué tan risueña? - Escuché que me susurraban al odio

Mierda del susto casi boté el cereal en el sofá, me limpié la comisura de mis labios y me giré hacia el causante de mi reciente molestia. No había olvidado que me dejó botada en la estación sin antes esperarme.

-Vaya, al fin apareces Andrés Josefino, mientras yo estaba encerrada en una celda, tú estabas quién sabe en dónde- entrecerré mis ojos

-Ami, no fue mi intención hacerte despertar temprano- Dijo abrazándome- Carlos estaba tomado e iba manejando para que termináramos el after en su casa, yo estaba dormido en el asiento detrás. En mi defensa no fue mi culpa, yo le dije que dejara que Luis manejara porque él no había tomado casi.

Le di un manotazo para mirarlo a la cara mientras alzaba una ceja- No puedo creer su irresponsabilidad- Sentencié

-Si eso mismo digo yo- Dijo dramático poniendo su mano en el pecho- Por cierto como es eso que ¿Estabas en una celda?

-Te fui a buscar, pero la oficial de recepción no me dio información sobre tu caso, así que puede que compartí unas palabras con ella y terminé encerrada unas horas- Hice una mueca

Partió en risas y me terminó contagiando- No serias tú si no haces cosas así, por eso es que te amo- Me volvió a abrazar

-Si lo sé, pero por amor a Dios no lo vuelvas hacer, casi me matan allí adentro- Le di unas palmaditas en la espalda mientras recordaba ese momento, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

Me entró una llamada, miré la pantalla y era Emilia, fruncí el ceño, tal vez me había olvidado de una reunión para mañana, pensé.

-Aló Emilia

Silencio

-¿Emilia, qué sucede?- Andrés se acercó y pegó su oreja para escuchar

Sollozó-Eva- Comenzó a llorar

Ambos nos miramos, esto solo significaba que algo iba mal y era una emergencia- Oh cariño, ya vamos para allá- Andrés me pasó las llaves y emprendimos el viaje hasta su hogar.

 

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No nos dio tiempo de cambiarnos, realmente se escuchaba afectada, por lo que solo hicimos una pequeña parada en una estación de servicio para llevar municiones para la noche de pijamadas, porque sí, solo nosotros podíamos hacerlo un domingo.

-¿A quién tenemos que matar?- Andrés haciendo su entrada triunfal

-Okay, no vamos a mandar a nadie al cementerio, pero ¿Emy qué ocurrió?- Dije preocupada mientras veía sus hermosos ojos azules como dos tomates.

-Encontré a Manuel con otra- Sollozó

-QUEEEEEE- dijimos al unísono

-Comencemos por el principio- le propuse

Como resultado, en las próximas 3 horas Emilia nos había confesado como encontró a su ex en el centro comercial con otra mujer, específicamente escogiendo ropa para bebé. Vaya que me sentía un poco mal, dado que yo los había ayudado para estar juntos y veía como ella se desvivía por él. Realmente estaba enamorada, y conocía muy bien el sentimiento de un corazón roto.

Andrés estaba tan sorprendido como yo, pese a que su gusto no estaba inclinado hacia el gremio femenino, tenía mucha afinidad con Emy y conocía de antemano como eran los hombres. No me extrañaba su comportamiento, desde que los presenté habíamos hecho un grupito de tres imparables.

En aquellas circunstancias, ella se cuestionó si las cosas serían distintas, si hubiese hecho o no algo para evitar llegar a esos extremos. Sin embargo, no está en nuestras manos decidir si alguien es fiel o no, tampoco es nuestra culpa si nos fallan, lo había aprendido gracias a mis terapias.

Presenciar una ruptura desde afuera se sentía tan amarga como hacerlo desde el dolor en carne propia, ese instante me recordó a mi mejor amigo cómo tenerlo cerca cuidando de mí fue una verdadera bendición y una pieza clave para sanar, sus palabras de aliento y apoyo incondicional jamás las iba a olvidar.

Resulta cierto esa frase que dicen: No pierdas amigos por una relación, ellos siempre van a estar, una pareja se podrá ir pero ellos no. Estaba segura de que así como yo lo superé lo iba a hacer ella, era una mujer valiente, tenaz, por lo que confiaba en su buen juicio.

Tratamos de hacer olvidar a Emy contando nuestros infortunios, mientras bebíamos, bailamos y jugamos. Andrés se le ocurrió la brillante idea de salir a comprar unos juegos de mesa, se lo agradezco aunque perdí en casi todo, pero al final pudimos sacarle una sonrisa a la rubia, nuestro objetivo fue cumplido.

 

 

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Se escuchaba una melodía que comenzaba a irritarme, rayos, no recuerdo haber dejado la TV encendida, anoche, comencé a tantear la cama y pronto me di cuenta de que estaba en el suelo. Abrí un ojo mientras enfocaba en dónde me encontraba, de pronto todos los recuerdos de la noche anterior vinieron a mí.

A lo lejos pude visualizar mi teléfono sobre la mesa de la cocina de Emilia, como pude me levanté, no tenía resaca, pero si me dolía mucho la cabeza por el trasnocho y la cantidad de pocas horas que logré dormir.

Contesté el teléfono sin mirar- Si hola- intenté no sonar recién levantada

-Hola preciosa, estoy en tu puerta desde hace 5 minutos. ¿Dónde estás?

Reí nerviosa, todavía no me acostumbraba que ahora tenía novio, de pronto me di cuenta de que significaba eso, iba tarde al trabajo, diablos justo hoy que tengo la agenda ocupada.

-No estoy en casa, nos quedamos con Emy anoche- dije mientras trataba de despertar a los chicos que estaban botando baba




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