Sin Retorno

Accidente

El odio y venganza hacia una persona, te puede consumir a tal punto de perder la cabeza. Comprobé aquello desde que me doparon, y me tuvieron cautiva con poca alimento y agua.

Perdí la noción del tiempo, no sabía dónde estaba, para mí los días eran iguales. Desde que me llevaron a aquel asqueroso almacén abandonado, dejé de ver la luz del día y sentí que no me encontrarían. Estaba angustiada, no quería que me vieran vulnerable. Me dolía el pecho tratando de respirar, contaba mentalmente para calmarme, hacía mi mejor esfuerzo para no explotar en un inminente ataque de ansiedad.

¿Cuáles eran las probabilidades de salir de esa situación? Tal vez eran muy mínimas, pero estaba segura de que no estaríamos toda la vida en el mismo sitio, si eran inteligentes nos moveríamos y esperaba lograr escapar en ese momento.

Mi primer intento no salió como lo esperaba cuando desperté y me vi atada a la silla, luche por quitarme la soga hasta lograrlo, me escondí detrás de la puerta y esperé para atacar a cualquiera que entrara. Puse en práctica la semana con el instructor, vaya que si funcionó porque logré neutralizarlo. Al reparar el cuerpo debajo de mi pierna, me percaté de que se trataba del miserable de Javier.

Mi gran sorpresa fue ver a Damián a centímetros de mi cara, apuntándome en la nuca con un arma para que Soltara a Javier de una vez por todas. Lo solté, pero antes me propinó un golpe en el abdomen como venganza por lanzarlo al suelo. Desde aquel golpe comencé a sentir molestias en mi vientre, las cuales cada día se incrementaban.

Ambos estaban locos y obsesionados por el poder. Estaba cansada, conté tres días para que me quitaran la silla y dejaran en el frío suelo. Podía sentir como la soga me quemaba la piel, cada vez que me ataban luego de comer. El olor del lugar no ayudaba, las paredes tenían moho y la pintura se desprendía a causa de una filtración de agua. Comencé a tener náuseas matutinas y solo me dejaban ir al baño pocas veces.

Uno de esos días Damián estaba conversador, pero mis ganas de golpearlo eran tantas para que se callara que decidí enfrentarlo.

 

Flashback

 

-¿Cuál es tu plan Damián?- Le grité- Javier es tan idiota que dudo mucho, que haya pensado en esto.

-Pequeña florecilla- detestaba su mote- En eso tienes razón, pero tranquila pronto me voy a deshacer de él- Abrí mis ojos con sorpresa- René me quitó todo lo que tenía, y sé que para él no es importante el dinero, pero sí le importas tú- se rio cínicamente sentado en una silla frente a mí.

-Mátame de una vez por todas- lo desafié- ¿Qué esperas?

-Me encantaría, pero quiero que se vuelva loco por no encontrarte hasta verlo acabado-sentenció

-Maldito- escupí- Te va a encontrar y va a acabar contigo de una vez por todas-tomó mi cara

-Eso lo veremos- Me soltó yéndose

 

Fin del flashback

 

+++++

 

La moneda tiene dos caras y yo estaba dispuesta a jugármela. Mi madre desde pequeña me enseñó que aunque los hombres crean que podemos ser vulnerables, es todo lo contrario y está en nuestro poder saber utilizarlo.

En la universidad aprendí técnicas de persuasión. Estaba preparada para la batalla, para negociar y reclamar mi libertad. Cada noche antes de dormir estudiaba sus perfiles, debilidades y fortalezas. Imaginé que era un negocio e idee un estudio de mercado en mi mente para poder saber si era factible o no iniciar. Utilicé cada uno de mis conocimientos para acercarme a ellos.

El primer pasó consistió en sembrar diferencias entre ambos. Mientras Javier me comentaba que él era el verdadero cabecilla, Damián me confirmaba que más temprano que tarde lo desaparecería. Sus discusiones eran más frecuentes.

-No seas imbécil- escuché una silla caerse

-No juegues conmigo Javier- Damián cargó su pistola

En cierta forma, Damián me daba miedo. Si fue capaz de matar a la seguridad de mi puerta, era capaz de llevarse por delante a cualquiera que se atravesara en su camino. Yo no quería ser parte de esa estadística.

Me mantenía cuerda pensar en el hombre que me esperaba en casa, y en mi mejor amigo que de seguro estaba arrancándose cada uno de los vellos de sus brazos; O en Emilia que de seguro debe sentirse culpable por irse temprano aquella tarde.

Mi plan cada vez cobraba más vida. Javier era una persona manipulable y crédula. Logré que planeara huir sin que Damián se diera cuenta. Era asqueroso tenerlo cerca, pero hasta el momento era mi comodín para poder salir de ese lugar.

 

++++

 

2 horas antes

 

Miraba la estructura del techo vencido, la luz del bombillo parpadeaba haciendo más tétrico el lugar. Tenía dolor de cabeza, de tanto vomitar esa mañana, estaba débil y mareada.

-Carlos, necesito que me des un pase al buque, no le digas a papá-Alzó la voz- No me quiere contestar las llamadas- logré escuchar- Necesito efectivo -Abrió la puerta, me hice la dormida- Estaré allí en 1 hora- colgó

-Hey Eva- despierta

-¿Mmm?-Abrí mis ojos

-Nos vamos

-¿A dónde?

-Del país- levantó una ceja

-¿QUÉ?

Me levanto del frío suelo, y cargó hasta el auto. Abrió la puerta del asiento trasero, me metió e ingresó al asiento del conductor, lo observaba, estaba muy nervioso. Rezaba mentalmente para que Damián estuviera lejos y no nos encontrara en el camino, de lo contrario ninguno de los dos la contaría.

Condujo como loco, se estacionó cerca del puerto. Una camioneta se acercó en nuestra dirección. De él bajo un hombre con un bolso y un sobre. Tocó el vidrio de conductor, Javier lo bajó y aceptó todo sin mediar palabra alguna.

Buscó una manta dentro del bolso y me arropó con ella para que mis manos no se notaran. Si de lejos nos verían parecíamos una pareja abrazada. Me daba náuseas tenerlo cerca, desarrollé una especie de odio por el olor que emanaba su cuerpo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.