Sin sentido

1. El comienzo

Bueno pues me presento soy Rea Kangae una joven de 23 años, soy bajita, llenita, piel clara, ojos cafés, cabello negro y corto, nada del otro mundo.

Todo comenzó un día cualquiera, me encontraba caminando tranquilamente por las calles que frecuentaba, después de un largo día de trabajo del cual ya me avían despedido, fue un alivio ya eran insoportables seguir escuchando las quejas sin sentido de mis jefes, el clima era agradable y como aún me quedaba algo de dinero decidí pasear por las tiendas y comprar los víveres que era necesarios.
No negaré que me emocione un poco con las compras, pero al no tener muchos gastos decidí hacerlo, estaba a punto de irme a casa cuando una nueva tienda llamo mi atención, para todas las veces que pase por este lugar jamás la avía visto, era como si hubiera aparecido de la nada.

La tienda era de antigüedades, si tenía suerte el día de hoy encontraría algo lindo y a bajo costo, me propuse entrar y dar un vistazo a todas las cosas interesantes que podrían tener.

-Buenas tardes

-buenas tardes linda adelante pasa si necesitas algo llámame, mi nombre es Teresa

Me dijo con un tono amigable, parecía ser de la tercera edad y no mide más de 1.70

-mucho gusto con su permiso echaré un vistazo

-adelante querida

Di unas cuantas vueltas hasta que algo muy brillante llamo mi atención era un hermoso collar en forma de luna cresiente, plateado y con lo que parecía enredaderas de rosas rodeando la media luna.

-Disculpe sr. Teresa, ¿cuánto cuesta?

-$23 linda

-¿¡en serio!? -es muy barato-Me lo llevo

- excelente elección querida,

Sin pensarlo dos veces le pagué, me lo llevé muy feliz y me deseo una excelente tarde

-gracias Sr. Teresa, linda tarde

Pero antes de salir de la tienda alcance a escuchar un leve susurro de la Sr. Teresa.

-ese collar cambiara la forma en que percibes la vida

Salí de ahí sin mirar atrás y algo extrañada por esas palabras de Doña Tere, tal ves solo quería conversar, después de un rato de estarme cuestionando ese momento saqué de mi mente eso y me dirigí a casa

- ¡Al fin!, Ya estaba oscureciendo y estoy agotada

Coloque todo en su lugar, me bañe cene y cepille mis dientes, estaba dispuesta a ir a dormir ya que como siempre era la única en casa, entre a mi habitación e involuntariamente mire en dirección donde se encontraba la ventana, la luz de la luna me hizo recordar el collar lo tome y decidí probarmelo, era hermoso algo que no note era que podía abrirse algo extraño ya que por su forma no podría colocar una foto en su interior, por suerte soy muy terca y después de un rato logré abrirlo, en su interior tenía un papel viejo y arrugado como si hubieran tenido prisa de guardarlo, lo desdoble con cuidado ya que era muy viejo, y en este tenía escrito algo muy extraño, no se por que lo leí en voz alta.

-En el día estoy aquí, en la noche me acompañarás, la luna con sus espinas me guían más allá donde la tierra está por acabar y la esperanza revivirá.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al terminar esa frase.

-¿Que estaría pensando esa persona para escribir algo así?, ¿Acaso esto era parte de un poema dirijido a alguien?, ¿ Cuánto tiempo estuvo ahí?

Después de un rato de releer me probé el collar, definitivamente era hermoso, pero era tarde y estaba algo cansada así que intente quitarme lo, pero no encontraba el broche, que tan cansada tenía que estar para no encontrarlo, lo busque alrededor ¡Pero no estaba! ¡¿Como era posible!? Si tan solo asé un momento me probé el collar, de repente empezó a calentarse, brillar y ¡¿temblar!?

A este punto no sabía si estaba alucinando o soñando,
Reaccione e intente quitarlo, pero antes de poder hacer algo se abrió y salió una luz azul tan segadora y ardiente que pensé que me derretiría los ojos,
Pero de la nada se esfumo dejándome en completa oscuridad, a lo que creí que me había quedado ciega de un momento a otro logré distinguir algo casi estaba totalmente oscuro solo unas cuantas estrellas y la luna intentaban iluminar mi alrededor, logré ver unas cuantas ramas y plantas extrañas moverse, sentí un ligero viento y algo suave tocando mis piernas ¡¿Acaso esto es pasto?!

-si definitivamente había perdido lo poco de cordura que me quedaba.
 




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