Sin Testigos De Amor

Mi Fiesta de 15.

NARRA KARINA.
Hoy son mis 15 años, mi padre me tiene una gran fiesta preparada y lo más importante Camilo será mi chambelán, lo amo, aunque es mayor que yo, no me interesa quiero que sea mi novio, solo espero que Pamela, mi hermana no me moleste como es su costumbre, siempre ha sido la consentida de mamá y siempre se sale con la suya, pero hoy es mi día seré la chica más feliz del mundo.

—Hola, mi princesa. –Dice mi padre, lo abrazo con todas mis fuerzas, es el único que me entiende.

—Papi, estoy tan feliz, quiero que hoy sea mi día perfecto.

—Así será mi amor, tienes que estar bien contenta y sobre todo ponerte bien linda.

—Si papá.

—Baja rápido que tendremos, el desayuno listo, tu madre está desesperada.

—Si papi.

MI papá se fue y me quedé en mi cuarto, siempre he sido el patio feo de la familia, Pamela siempre ha sido hermosa, mi cabello siempre maltratado y todo alborotado, mi nariz un poco grande, y mis dientes también chuecos, sin embargo, mi hermana desde que se levanta es hermosa, pero hoy son mis 15 años, y sé que mi mami me va a ayudar a arreglarme para verme hermosa, así como lo hizo en la fiesta de mi hermana.

Al bajar escucho a mi madre de mal humor como es su costumbre, siempre regañando a mi papá.

—No sé por qué gastas tanto dinero en esa tontería.

—Martha no es ninguna tontería, por dios es tu hija.

—Si, pero fea, una fiesta de 15 años se les hacen a las niñas hermosas, mi Pamela ella siempre se veía hermosa y ella si fue una quinceañera preciosa.

—Cállate te puede escuchar, ella también se lo merece es tu hija, así como lo es Pamela.

—Pamela si parece mi hija, Karina es hija tuya.

Esas palabras me hicieron llorar, mi mamá siempre ha preferido a mi hermana eso era más que claro, pero nunca me sentí tan mal como ahora, pero aun así baje y desayunamos mi hermana como siempre luciéndose, a veces quisiera odiarla, pero sé que no es su culpa ser hermosa y yo fea, aun así la quiero mucho. Después del desayuno mi papá fue a terminar todos los preparativos de la fiesta y mi mamá llevó al salón de belleza a mi hermana y a mí para ponernos bonitas, a mí me alisaron el cabello y quede muy bonita, pero mi hermana ella si quedo preciosa.

Como siempre mi mamá quedó encantada con mi hermana, a mí me decía que cuando esté más mayor me pondré más linda, pero en el fondo sé que es mentira Pamela ya era linda cuando tenía mi edad.

Ya en la noche estaba con mi vestido rosado como me lo imagine, hoy sería mi noche le diría a Camilo que lo amaba y seremos novios.

Baje y estaban todos los invitados, baile con Camilo y después con mi papá, era perfecto mi hermana estaba con sus amigos como siempre riendo y siendo popular, ojalá yo tenga tantos amigos como ella, mi mamá trataba de poner la mejor cara, el que si estaba feliz de verme con mi vestido y feliz era papá, el siempre tan lindo.

Ya era la mitad de la noche y tuve la oportunidad de hablar con Camilo, estaba solo cuando me acerque a donde estaba, tenía nervios de confesarle mi amor, pero no podía callar más, quería que él sea mi primer novio, mi primer beso.

—Hola, Camilo.

—Hola, Karina felicidades estás linda.

—Gracias, eres tan lindo.

—De nada todo está muy lindo, sabes ya eres toda una mujer.

—Así es, ya puedo tener novio, te imaginas.

—Claro y ya tienes algún amor por ahí.

—Si estoy enamorada de alguien.

—Me alegro ojalá te haga caso.

—Ojalá.

—Y ¿Quién es? –Mi corazón se aceleró más, tenía que decirle que era él.

—Tú, me gustas tú Camilo. —Su cara cambió por completo, era como de sorpresa, fue muy incómodo, estúpida como pudiste decirle eso, ahora no me va a hablar me va a odiar, era lo que por mi cabeza cruzaba, hasta que una risa me sacó de mi trance.

—Te lo dije mi amor, esta estúpida te ama. —Volteo a ver y veo como Pamela lo besa, y se ríen, fui una estúpida, ellos son novios, y yo quedé con una tonta, mis ojos se mojaron de lágrimas, mientras ellos se reían.

—Mira a Camilo, no se va a fijar en ti, yo soy hermosa y él también, para ti Karina mírate.

No dije nada y salí corriendo fui a mi cuarto a llorar la fiesta ya estaba por terminar así que no me importo, me quite el vestido y en la cama llore hasta quedarme dormida, fue la peor humillación que me han dado, cada día empiezo a odiar más a mi hermana, sé que no debo sentir esto, pero ella siempre ha sido mala conmigo.

Al siguiente día mi madre estaba demasiado enojada conmigo por desaparecer de la nada de la fiesta después de que yo mismo estuve insistiendo en que quería una fiesta.

Al medio día decidí bajar y me encontré a mi papá, era el único que me escuchaba, le conté lo que pasó y me abrazo, él siempre era tan comprensivo.

Ya por la tarde mi padre se puso muy mal, estábamos en el despacho cuando se desmayó, corrí a buscar ayuda, pero mi mamá no estaba, fui a buscar al chófer, pero si mamá no estaba era obvio que él tampoco, las busqué a las cocineras y tampoco aparecieron, mi hermana era la única opción, corrí a su habitación, abrí la puerta sin pensar, estaban ella y Camilo en la cama sin ropa, mis lágrimas se salieron como río, ella era la peor hermana del mundo.

—Eres una maldita metida, pobre de ti que le digas a papá o mamá, entendido.

—Pa... Papá, se desmayó en el despacho, necesita ayuda y tú aquí con ese idiota.

—Hay seguro se le subió la azúcar, exagerada.

—Estúpida, apúrate papá se puede morir.

No me importo lo que vi, solo me importaba mi papá, él era la única persona que me amaba y me entendía, me dolía lo de Camilo, pero eso ya no importa ahora solo me importaba papá, regrese con él y no dejaba de llorar, lo movía y trataba de darle su medicina y nada, Pamela no bajaba y eso me estresaba más, en eso llego José, el cocinero de la hacienda.




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