Mi madre no decía nada más, solamente me miraba, tenía tantas cosas que decir, pero no me salían las palabras, sentía un nudo en la garganta y muchas ganas de llorar, pero aun así me puse firme y no le di el gusto de verme mal.
–Mamá, viste a un fantasma. –Apenas podía moverse, no sé si era sorpresa o decepción de verme ahí.
–Karina, hija no te esperaba, estás tan… tan cambiada apenas te reconocí, que bueno verte. –Se acercó a darme un abrazo, lo cual no le correspondí, ella creó que entendió por qué no hizo nada más.
–Pero qué recibimiento más frío mamá, pensé que por lo menos te pondrías feliz.
–Lo estoy mi amor, solo que no te esperaba, estamos esperando a Pamela que se fue de viaje y llega justo hoy, por eso estoy sorprendida mi vida, si me hubieras avisado que llegabas te hubiera estado esperando igual con una gran fiesta mi vida.
–Ya la estás haciendo no, pues que sea la fiesta de las dos, o es que no soy bienvenida en mi propia casa. –Mi madre me miraba extrañada, no soy la misma de hace años.
–Claro que sí hija mía, tú siempre serás bienvenida, solo que los adornos y la comida es en honor a Pamela, pero ahora mismo mandó hacer lo que te gusta a ti, y cambiaremos el letrero por el nombre de las 2.
–Si mamá, puedes hacerlo y otra cosa, mi novio se quedará conmigo en mi habitación, espero que no sea molestia.
–Karina, sabes que eso no puede ser, ustedes no están casados.
–Mamá, no me hagas reír, nosotros vivimos juntos, así que él dormirá conmigo y por favor que me alisten la habitación más grande que tengas disponible.
–Hija esa es la habitación de tu hermana, la más grande era la que compartía con tu papá y la otra es la de tu hermana, así que tú tendrás la misma que tenías.
–Mamá, quiero la grande, voy a dormir con mi novio, que Pamela se vaya la otra y su novio la otra que estaba ahí, no quiero discutir contigo mamá.
–Está bien, José obedece a Karina en lo que diga.
Mi madre miró mal a Lucas, ni siquiera lo saludo, eso no me agrado, ya que se suponía que era mi novio por lo menos debió de saludarlo. José hizo lo que mi mamá dijo, me arreglo la habitación que yo quise y eso me agrado, él siempre ha sido amable conmigo, ahora solo faltaba que llegara Pamela.
Por la tarde fui a dar un paseo por la hacienda, casi no ha cambiado mucho, estaba casi como la recordaba, Lucas se quedó en la habitación durmiendo, mi madre no me hablo más, ya por la noche regrese a la habitación, estaba cerca la llegada de Pamela y todos estaban alborotados, escogí un vestido un poco discreto y a Lucas le gusto no era tan atrevido, pero si lo suficiente como para llamar la atención, bajamos a la sala y todo estaban ahí esperando a la pareja, la más feliz era mi mamá, no había duda.
A lo lejos se veía una luz, era un auto que se acercaba eran ellos, Lucas me tomo de la mano y nos reunimos a recibir a la pareja, se estacionó el auto y me daban nervios y rabia al mismo tiempo, pero tenía que mantener la frente en alto, ella no me iba a arruinar la vida nunca más.
Se bajó un hombre, era bastante guapo, tenía el cabello castaño y era bastante alto, seguro era Paul, no había duda mi hermana siempre tenía suerte con los chicos y él no era la excepción, mi hermana se bajó y vi como a mi madre se le iluminaron sus ojos, cuando me vio a mí no se puso así, me dio tanta rabia que quise gritar, pero Lucas me abrazo, al oído me dijo que todo estaría bien.
–Hijita, bienvenida.–Siempre he querido que mi madre me abrace así, pero ni modo, así que espere que sea el momento apropiado de hablar.
–Mami, como te extrañe.
–Paul, bienvenido, esta siempre será tu casa. –Su sonrisa era tan bella, seguro no me va a costar mucho seducirlo, era muy guapo, tal vez el hombre más guapo que he visto, y eso que Lucas es muy guapo, pero él era diferente tenía algo que no tenía ninguno.
–Gracias señora Martha.–Su voz tan varonil, tan sexy, como dije Pamela siempre, decidí caminar hacia delante y saludar a mi hermanita.
–Hola, hermanita tanto tiempo sin verte.–Pamela se sorprendió tanto que sus ojos se abrieron como si vio un fantasma, me miraba de pies a cabeza y también llamé la atención de Paul, eso me gusto.
–Karina, hermanita– Se abalanzó a mí abrazarme, y le correspondí, por un momento me saqué de la mente mi venganza, en el fondo la quería mucho, pero todo lo que me hizo no se lo perdonaba.
–Si Pamela, soy yo, y tú debes ser mi cuñado, ¿Verdad?.– Dije apartando a mi hermana y dándole la mano sutilmente a mi cuñado, eso desconcertó a mi madre, pero mi hermana no hizo ningún gesto, eso quiere decir que no hice nada malo.
–Claro, Karina tu hermana no hace nada más que hablar de ti.–Dice soltando mi mano para ir junto a mi hermana lo cual ella sonríe.
–Que bueno que por lo menos me conoces por lo que ella te ha contado.
–Si Karina, siempre le he hablado a Paul de ti, ¿Cuándo llegaste?
–Hoy en la mañana llegamos con mi novio Lucas. Dije llamando para que se acerque, saludo cordial, como todo un caballero.
–Espero que nos llevemos bien. –Dice Lucas actuando, sonrió y lo abrazó para parecer la pareja perfecta.
–Así será cuñado. –Pamela como siempre es cordial, pero solo yo la conozco como es en realidad.
–Bueno entremos, tenemos una gran fiesta que empezar.–Dice mi madre gritando según ella me incluyó en la bienvenida, ya que no le quedó de otra.