Sin Testigos De Amor

Mis ojos se iluminan al verte.

No basta decir que todo mi cuerpo temblaba, veía la carretera que conducía a mi casa y mis pies se desvanecen, no podía creer que estaba aquí después de 4 años, Dante se encargaba de buscar un taxi, cuando lo encontró enseguida nos pusimos en camino para la hacienda, podía ver a Dante muy tranquilo, solo yo era la nerviosa, no quería llegar a la casa, lo primero que vería son malas caras, necesitaba a Lili conmigo para poder salir de esta, ya estando cerca pude ver el bar en el que por primera vez estuve cerca de Paul, recordé esa noche, donde casi le doy un beso, voltee a ver a Dante y sé que no se merece esto, no se merece que piense en otro mientras él solo tiene tiempo para mí.
Ya estando cerca podía ver la casa, mi corazón palpitaba muy fuerte, y yo me creía que estaba de regreso aquí, después de tanto tiempo.

El taxi se estacionó ya eran las 7 pm seguros estaba cenando o algo así, veo una sombra acercarse a la puerta, no le avisamos a nadie, no nos esperaban, Dante bajó las maletas y yo estaba inmóvil, no me atrevía a bajarme, cuando la puerta se abrió, vi que era Jose, como siempre él tan amable al verme se acercó a mí, fue ahí cuando tuve valor de bajarme, al menos alguien estaba contento de verme, camino hacía y me abrazo.

–Bienvenida mi niña un gusto tenerla aquí de nuevo. – Sus palabras me llenaron de alivio.

–Gracias, mira te presento a mi novio.

–Hola. –Dice Dante muy amable como siempre.

–Buenas noches, joven, pero pasen, están en su casa. –Íbamos a entrar cuando alguien nos interrumpe, al verla mi corazón se detuvo no sabía como reaccionar, siempre tan imponente.

–Jose por favor, deja de perder el tiempo, tenemos hambre. –Salió hablando con su voz chillona y llena de autoridad, esta mujer nunca cambia, solo se disfraza de oveja, cuando salió por completo, pude ver su cara de odio al verme, Dante me abrazo para darme seguridad, ella solo me veía hasta que se dignó hablar. –A, eres tú, no creí que te atreverías a venir después de todo.

No sabía que decir, pero tenía a Dante a mi lado sabía que no me dejaría sola.

–Pues te equivocaste Pamela, aquí estoy.

–Si, ya veo, no creí que mi esposo logrará convencerme. –Lo dijo con tanta seguridad Mi esposo que morí de celos.

–Pues vine por mamá, supe que está enferma. –Toca los ojos esta mujer no cambia.

–Si, pero no era necesario que vengas después de todo tú mismo sabes todo lo que paso, ella se pondrá bien ya verás. –Odiaba verme ahí, de eso no había dudas.

–Pero igual quiero verla. –Ella sabía que no me iría de ahí sin verla.

–Claro.

–Pamela qué haces aquí afuera. –Su voz, era su voz pude derretirme con solo escucharlo hablar, no salía del todo y ya me lo imaginaba aquí parado, cuando salió su mirada se clavó en mí, nos miramos fijamente y ninguno decía nada, quería correr hacia él abrazarlo, besarlo y decirle que nada estaría mal, que lo amo como el primer día que estuvimos juntos, pero todo se derrumbó cuando Pamela lo abrazo. –Eres tú. –Fue lo único que dijo.

–Si mi amor es ella, con un chico en turno me imagino. –Siempre lanzando su veneno, como odio.

–Es mi novio. –Dije mirándolo, Dante me sonrió.

–A tu novio, la última vez que llegaste con tu novio fue cuando se nos quiso estafar, ¿Este no hará lo mismo?. –Como siempre destilando su veneno.

–No, se equivoca señora, no soy ningún estafador, soy de buena familia y todo lo que tengo es por mi trabajo y porque estoy a lado de una buena mujer. –Como siempre Dante defendiéndose con educación.

–Eso espero, pero pasen no se van a quedar ahí toda la noche, Jose que la cocinera ponga dos platos más y tú sube el equipaje.

–No es necesario, no tenemos hambre. –Dije aunque habíamos comido algo, sé que Dante moría de hambre él siempre comía.

–Karina tranquila aquí hay suficiente comida, además son 4 años que te fuiste, hay mucho de qué hablar.

–Quiero ver a mamá.

–Ella está durmiendo, la verás mañana, ahora a la mesa, muero de hambre. –Tomo la mano de Paul y entraron, él no decía nada solo agachaba la cabeza o se tocaba el cabello, tan lindo sé que no esperaba que llegara con Dante, y su cara de celoso se le notaba, pero Pamela no lo soltaba solo quería saber por qué me había insistido tanto para que regresara.

Estando en la mesa, nadie decía nada, pero como siempre Pamela abrió la boca.

–Y… ¿Cuándo se casan?. –Su pregunta fue tan incómoda que Paul casi se atraganta y Dante solo sonrió, yo no quería contestar porque en realidad no sabía que decir.

–Pues, aún nos queremos conocer más, eso de casarse así por así, sin saber que quiere la otra persona no me parece correcto. –Siempre mi Dante sabiendo que responder, Pamela se quedó callada, ya que ellos dos nunca se conocieron y si lo hicieron ella sabía bien que Paul no la amaba.

–Me parece muy bien, pero espero que sea pronto, antes que mamá muera, qué más daría ella para ver a sus dos hijas casadas. –Su comentario está fuera de lugar, nunca ha sido el sueño de mi madre ese, estaba arrepintiéndome de haber regresado.

–¿Y ustedes tienen hijos?. –Ahora fue Dante el que hizo una pregunta estúpida al parecer, yo me moriría si responden que sí, pero Pamela solo dejo el cubierto sobre la mesa se levantó y se fue, no entendíamos por qué, pero no le quedó de otra a Paul que responder, ya que no había dicho nada en todo el rato.




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