Sin Testigos De Amor

La felicidad es posible.

 

Todo empacado listos para no regresar, me siento tan feliz de que vaya a comenzar una nueva vida enamorada de Gustavo, él sube al taxi todo mientras que yo con Dante en brazos recorrió por última vez la hacienda, tengo tantos sentimientos encontrados, recuerdo cuando era niña que mi padre me llevaba a caballo por cada rincón, era tan feliz en ese tiempo, como desearía vivir esos momento una vez más, a pesar de que mi madre siempre fue distante cuando papá estaba me sentía la niña más feliz, el destino me lo quito y fue ahí que me empecé a sentir sola, ahora sé que mi Dante es un regalo de él, mi padre me lo envió para que no me sienta sola, para que me haga compañía en este mundo tan cruel, Gustavo me acompañara en esta nueva etapa de mi vida, siento que es lo mejor que me ha pasado.

—Está todo listo amor. —Amor eso era lo que tanto deseaba escuchar, Paul nunca me lo dijo pero ahora siento hermoso cuando te lo dice.

—Si cariño, vamos a empezar nuevamente lejos de todo esto que nos trae malos recuerdos.

—Así es mi vida, lo que más deseo es verte feliz.

—Si, yo también quiero que seamos felices juntos.

El cargo al bebe y me despedi de Jose, no se que hacer con la hacienda, pero dejaré a Jose a cargo ya veremos después tal vez no la venda, ya que ahora toda la herencia de mis padre pasó a mis manos, el abogado me dijo que desde siempre mama tambien me dejo todo a mi Pamela nunca me dijo nada para quedarselo, sabía que no peleaba nada, pero ya que todo se aclaró y todo es mío, haré muchas cosas, le daré una vida digna a mi hijo y a los que tenga con Gustavo porque el quiere una familia grande y se que seremos felices con todos los hijos que tengamos.

Llegando a españa fuimos a la casa, estaba bastante sucia ya que en todo este tiempo nadie ha limpiado, ve que llega Laura, tenía mucho tiempo que no la he visto, la vi bastante mal, estaba más delgada como si no comiera bien, pude ver detrás de ella a su hija la niña linda que era ya no estaba igual, Gustavo salió y se puso a la defensiva.

—¿Qué haces aquí? vete.

—Hermano por favor, se que me comporte mal pero, ayudame no tengo donde vivir ni qué comer, se que no merezco tu perdón pero por la niña ayudame.

—No te quiero cerca de mi me traicionaste de la peor manera.

—Amor, no sea demasiado duro, hazlo por la niña a mi no me gustaría que a mi hijo le pase lo mismo

—No Karina tu eres muy buena, ella nunca cambiará es asi como tu hermana se disfraza de persona buena, mejor toma aquí hay dinero compra algo y busca trabajo Laura, deja de ser mala persona. —Gustavo le dio un sobre ella lo tomó y agradeció y se fue, me sentí mal pero ya no podíamos confiar en nadie después de todo lo que hemos vivido.

—Fuiste muy duro.

—Lo se mi amor, pero ella se lo busco, le di suficiente dinero si veo que ella lo aprovecha le ayudaré  siempre y cuando me demuestre que ha cambiado. —Me beso, se que las persona no cambia así de fácil, ya lo he visto, pero tengo la esperanza de que ella lo hará.

La tienda la volvimos abrir y ahora era diferente, Gustavo me dijo que yo también era la dueña, deje de limpiar y le dimos trabajo a una chica para que haga ese trabajo, Lili me volvió a llamar, no le conteste pero después de tanto pesar Gustav me dijo que le diera a Lucrecia una oportunidad de conocer a su sobrino, no estaba muy segura de hacerlo pero no le ocultaré nada a mi hijo, él siempre sabrá la verdad sobre su padre.

Se acercaba el cumpleaños de Dante, su primer añito de vida, ese día invitare a Lucrecia y Lili, ese dia lo conoceran, no quiero guardar rencor pero tampoco seremos amiga de nuevo hay que saber mantener la distancia.

El día llegó, llevamos al bebe al parque y ahí esperamos a las chicas, moría de nervios, Gustavo como siempre animándome, las veo a lo lejos tenía mucho tiempo que no veía a  mi amiga, bueno a la que un día fue mi amiga.

lucrecia nos vio y al ver al niño no pudo evitar llorar, y como no era muy parecido a su padre, se acercó sin decir nada solo me miro como pidiendo permiso para cargarlo, con la cabeza asendi, lo abrazo, Dante la miraba y le sonrió, Lili no decia nada solo miraba, quería decirle muchas cosas pero no sabía por dónde empezar.

—Es igualito a mi hermano, gracias por dejarme conocer a mi sobrino, nunca debimos tratarte mal.

—Ya no importa, no quiero guardar rencor.

—Así veo Karina, todo  hemos cambiado mucho, lo siento nunca debí haberme portado mal contigo, eramos amigas y me olvide de eso, te dije cosas que no debí, me conoces no soy así pero me gano el coraje. Dante te amaba y tu solo pensabas en otro, me cegué por eso y te dije cosas que no te merecías.

—Lili, basta no quiero recordar el pasado, ahora solo quiero vivir el presente, tu y yo no volveremos hacer la misma, pero no quiero odiarte tampoco.

—Si no voy a pedirte tu amistad de nuevo porque sé que no me la merezco, solo no me odies.

—No lo hago, quiero ser feliz.

—Gracias.

Pasamos un dia agradable, Lili al fin se dio cuenta que se equivoco, bueno las dos lo hicimos, nunca debió serle infiel a Dantes, no se lo merecía y eso fue lo que desató la ira de mi amiga, ya que el tan solo pensar en que hice sufrir al hombre que amaba se enfureció, Lucrecia jugaba con el bebe me pidió que dejara visitarlo más seguido, Gustavo y yo aceptamos, ya que ella era la que más quería a su hermano, tener al bebe cerca le ayudaba a sobrevivir con su ausencia




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