Recuerdo el día en que me expulsaron. En la tierra, era una noche oscura y de tormenta.
Me arrancaron las alas, porque no me las merecía, prohibieron mi nombre en todo aquel paraíso.
Recorro el mundo entero, vivo entre los humanos sin que ellos se parcaten de mi presencia, pero saben de mi existencia.
Los observo desde las sombras y provoco en ellos, una enemistad con su creador. Algo que me fascina.
Muchos ángeles cayeron bajo mi liderazgo y son mi legión.
Ahora que he sido enviado al infierno y he recuperado gran parte de mi poder, ascender a la tierra, no será difícil.
Pienso llevar a cabo, lo que algún día comencé.