Cualquier persona un viernes estaría feliz de que por fin se termina la semana, pero para mí eran los peores días. Noah siempre era el más emocionado en querer terminar el turno, Theo era insoportable con sus bromas de él y Olivia, y yo… Bueno yo trataba de siempre mantener mi sonrisa y buen carácter a pesar de que la persona que me gustaba no daba registró en mí.
- ¿Haces algo hoy Clara? -me preguntó Theo acercándose a mi escritorio.
Noah se había ido a sacar fotocopias a unas carpetas para así las teníamos los tres.
- Sí viene Mateo hablar a casa -le respondí, no valía la pena ocultarlo. No a Theo.
- ¿Si? ¿En plan tengamos una cita o en plan amistad? -me preguntó apoyando su cadera en mi escritorio y cruzándose de brazos.
- En plan quiero arreglar el mal amigo que fui. -le respondí-. A parte siempre fuimos amigos con Mateo, no se que pasa por tu mente Theo.
- Puede ser que nunca hayan pasado la línea, pero se notaba desde lejos que siempre pudieron ser algo más -me dijo apartando la mirada.
- Por favor, Theo, no empieces. De mi lado hay solo amistad -le aseguré.
- ¿Te dejó de gustar Noah? -me preguntó mirándome directamente a los ojos.
- No sé de qué hablas -le dije volviendo a prestar atención a la pantalla.
La verdad no me gustaba admitir esto en voz alta.
- Dale Clara. Ya no somos más adolescentes.
- Lo sé, Theo, gracias por la información.
La conversación cortó ahí ya que Noah podía volver en cualquier momento y Theo lo sabía. Noah volvió y seguimos con el trabajo, y Theo dejó de hacer las típicas bromas sobre Noah y Olivia, e internamente se lo agradecí. Cuando se hicieron las siete y media, Noah se fue y, quedamos solo Theo y yo tratando de terminar un archivo para mañana.
- Ya terminé mi parte -me informó Theo-. ¿Te falta mucho?
- No, solo adjuntar los tres documentos en uno, ya terminó, anda yendo si queres, no pasa nada -le dije concentrada en mi pantalla.
- ¿Me prestas atención un segundo? -me preguntó al rato.
Lo miré, se había abrigado y de su hombro colgaba una mochila negra. Su rostro estaba serio lo cual era raro en Theo y su pelo castaño estaba despeinado.
- Decime.
- ¿Vas a estar bien con Mateo? -me preguntó-. Los dos la pasamos mal cuando nos dio la espalda cuando ascendió.
- Recuerdo todo Theo, como si hubiera pasado ayer así que no me dejaré manipular ni nada por el estilo, si es eso lo que te preocupa.
- Confío en tí, Clara.
- Gracias por el voto de confianza -le agradecí con una sonrisa.
Rodeó el escritorio y me dio un beso en la mejilla.
- Buenas noches -se despidió.
- Hasta mañana -me despedí quedándome con la mirada en su espalda mientras se iba.
Terminé de preparar todos los archivos hasta estar segura que estaba todo bien para mañana a primera hora imprimirlo y entregarlo a nuestros jefes. Cuando estaba terminando de cerrar todos los programas alguien tocó la puerta.
- Pase -dije dudando, era muy tarde para que venga alguien a pedirme algo.
- Que raro trabajando, se ve que te tomaste muy seriamente mi propuesta.
Levanté la mirada hacia Mateo y me rei.
- Para nada, teníamos que terminar un trabajo.
- ¿Teníamos? -preguntó mirando a mi alrededor-. Solo te veo a ti.
- Bueno, el resto terminó más rápido su trabajo, yo recibo todo y chequeo que no haya errores, trabajó con dos hombres que no ven los detalles, pero ya termine así que podemos ir yendo.
- Bueno, yo deje el auto cerca de tu departamento porque tengo las cosas adentro, así que antes de ir a tu departamento tenemos que pasar por el auto para agarrar las cosas.
Asentí, me abrigue y antes de agarrar mi cartera apague la computadora. Salimos de la oficina y cerré la puerta con llave, lo seguí por el pasillo y gracias a dios no había nadie para ver que nos íbamos juntos, pero a él no parecía importarle. Salidos del edificio y nos despedimos de la única persona que había, el de seguridad.
Pasamos por su auto, agarramos las bolsas y subimos a mi departamento.
- ¿Vas a cocinar vos? -le pregunté mientras dejaba las bolsa arriba de la mesa desayunadora.
- Sí, no creo que en este tiempo tu habilidad para cocinar haya mejorado -bromeo.
- ¡Ey! Que lo que me gusta lo sé cocinar.
- Si para vos eso es cocinar, pobre de tu invitado.
- ¡¿Por qué tanta agresión hacia mi habilidad culinaria?! -le pregunté haciéndome la ofendida, él soltó una carcajada-. Espero que no ataques así a mi trabajo.
- Ohh, no, tu trabajo es impecable, siempre todo prolijo y entregado a tiempo.
- ¿Miras mis trabajos? -le pregunté sentándome en un taburete mientras él buscaba las cosas para empezar a cocinar.
- Se puede decir que sí, el jefe me dijo que busque gente y me estoy tomando seriamente mi trabajo, investigó hasta el último detalle.
- ¿Estas analizando mi casa? ¿Mi cocina? -pregunté bromeando.
- Tienes puntos extras por tener un pimentero de madera -me respondió señalándome con el pimentero.