Prólogo.

Guia para tener síndrome de estocolmo

Uno; debes ser víctima de un secuestro.

Dos; habitar en un lugar desconocido, que sea peor que el colegio y el colegio ya es horrible en sí, así que aunque se vea imposible, debe ser horrible.

Tres; tener un secuestrador guapo y simpático.

Y aquí es cuando caigo en un pozo sin fondo.

Solo tengo el punto número uno, o sea que esa película es mentirosa.

Debo estar aquí aguantando como los dos tipos que me secuestraron me miran como si no tuvieran una puñetera idea de qué hacer ahora.

Me han atado los pies y la boca con una cinta, aunque eso no impide que me quede callada.

Hago sonidos y muevo mi cuerpo como tal sirena en la orilla del mar, solo que esto no se debe ver nada sexy ni bonito.

— Joder. Ahora otro problema. Esto es lo que quería ese idiota, ¿cierto? Traernos más problemas — habla el tipo de pelo negro, he notado que sus ojos son azules.

Azules.

¿Pero, qué mierda?

¿Acaso es una historia de wattpad?

El otro chico, también de pelo negro, solo que este tiene otro peinado, está mirandome como lo ha hecho desde que nos conocimos.

Cuando descanso mi hermosa garganta de gritar, estos estúpidos deciden irse.

Comienzo de nuevo a hacer sonidos con mi garganta lo más fuerte que pueda.

Ellos me ignoran y salen dejándome en estas cuatro paredes de un baño de motel, huele mal, me tienen tirada en este sucio suelo que tiene cuánta cosa, además me duelen mis muñecas y mis tobillos, sumandole que la porqueria que me pusieron en la boca provoca que respire con dificultad.

Suspiro por mi nariz otra vez.

Me llamo Ruby y aquí comienza la historia que jamas debió haber pasado.

Pero pasó, porque si la vida fuera como la quisieramos, entonces seria un sueño, y los sueños al igual que los deseos, no se cumplen.

Es una mierda.