Síndrome de Estocolmo

Vincent

Vincent Brown era un joven soldado oriundo de Estados Unidos, tenía veintiocho años cuando viajó a Afganistán para cumplir con su deber de servir a su nación. una mañana de mayo de 2008, el valiente muchacho se encontraba listo para comenzar su jornada cuando su grupo fue emboscado por rebeldes afganos.

Varios soldados fueron brutalmente asesinados, Vincent suplicó por su vida y de algún modo los rebeldes no le arrebataron la vida al soldado, pero sí su libertad.

Los afganos llevaron al norteamericano a una cueva ubicada a varios kilómetros del lugar en donde se encontraban los soldados.

La terrible noticia llegó a Estados Unidos, el presidente dio la orden de atacar y rescatar al rehén, pero no había rastros del joven lo que complicaba las cosas para el ejército norteamericano.

Mientras el ejército de su país realizaba labores de búsqueda, Vincent estaba encadenado y rodeado de hombres armados que pedían una alta suma de dinero y mucho más por su liberación.

Al principio, Vincent sentía mucho miedo de que lo asesinaran en cualquier momento. El joven solo quería regresar a casa con su familia, su madre y su hermano menor lo esperaban y todos los días los familiares del soldado elevaban una plegaria al cielo para que su ser querido no corriera con la misma suerte de sus compañeros.

Un mes después del secuestro, los rebeldes afganos enviaron una prueba de supervivencia en la que se veía a Vincent bastante demacrado. Los familiares de Vincent no parecían estar tranquilos con la prueba y no soportaban verlo en semejantes condiciones.

Mientras que Estados Unidos seguía en su labor de rescate, el soldado comenzaba a hacerse cercano a algunos de sus captores. En ocasiones, los afganos trataban de comprender el póker, pero no sabían muy bien como jugarlo.

Vincent les dijo que les explicaría cómo se jugaba a cambio de enviar otra prueba de supervivencia para su familia. Uno de los rebeldes aceptó y así comenzó una extraña amistad entre el soldado y los rebeldes.

Un día el integrante más joven del grupo de secuestradores quería aprender inglés, así que le pidió a Vincent que le enseñara algunas frases. Vincent le dijo que le explicaría sin esperar nada a cambio.

Aprovechando que por momentos quedaban solos, Vincent intentaba convencer a Massoud de ayudarlo a escapar. Por supuesto que el chico tenía miedo, ya que no quería que los asesinaran por fugarse del lugar.

—No comprendo que haces aquí, eres bastante joven y con toda una vida por delante ¿No quieres hacer algo diferente por tu vida?

Massoud guardaba silencio mientras bajaba la mirada por la vergüenza. En realidad, el joven deseaba escapar de Afganistán y tomar un rumbo diferente al que llevaba en aquel entonces.

—Te protegeré si me ayudas a salir de aquí, no dejaré que mis compatriotas te hagan daño — Vincent intentaba persuadirlo de algún modo que Massoud aceptara ayudarlo.

Massoud seguía en silencio hasta que finalmente dijo —¿Crees estar listo para salir esta noche?

—Supongo que sí ¿Y tú?

—Nunca me ha gustado estar aquí, así que saldremos cuando estén dormidos. 

Massoud y su nuevo amigo actuaron como si nada pasara, esperaron horas y horas hasta que todo el paisaje solo quedara iluminado por la luna que, con fuerza reflejaba la luz del sol en aquel desolado lugar.

Mientras los compañeros del joven afgano iban y venían vigilando los alrededores, Massoud y Vincent se escondían entre las enormes rocas en medio de la oscuridad buscando un camino para alejarse del lugar e ir en busca de la base militar de Estados Unidos.

 

—Esto es tuyo —dijo Massoud mientras entregaba el armamento decomisado a Vincent — Mis compañeros no son tontos y pronto sabrán que huimos, así que debemos correr lo más rápido posible, yo no tengo fuerza suficiente para cargar estas cosas así que tú las llevarás.

—¡Vamonos! No debemos permanecer mucho tiempo aquí. —comentó Vincent.

Ambos corrieron a la base militar, pero desgraciadamente uno de los rebeldes alcanzó a verlos y fue con los demás para avisarles que el soldado había escapado.

Los rebeldes salieron rápidamente en busca de Massoud y Vincent para liquidarlos cuanto antes. Desde lejos los fugitivos escuchaban a los rebeldes gritar furiosos por no poder atraparlos.

—¡Allá está la base! — exclamó Vincent mientras tomaba al chico del brazo para así correr más rápido —¡Vamos! Date prisa amigo, un poco más y estaremos a salvo.

Los rebeldes comenzaron a dispararles, cosa que hizo enojar al soldado. Al ver que ya los tenían cerca, Vincent se dirigió a Massoud diciendo —Tú sigue corriendo, yo me quedaré para atacarlos.

—¡No! No te dejaré aquí y que te maten —Pronunció Massoud mientras tomaba su arma y apuntaba a los rebeldes —Tú me dijiste que me protegerías y no permitirías que tus compatriotas me maten. No permitiré que te hagan daño. —Massoud anhelaba salir del lugar y no iba a abandonar a su nuevo amigo.

Ambos comenzaron a disparar, los sonidos de las metralletas y las ráfagas llamaron la atención de los soldados al interior de la base. Rápidamente salieron a ver qué pasaba y se percataron de que el cautivo estaba atacando a sus captores.




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