Sing for me (songs-fics Starker)

Every Breath You Take

Para: Corto para Facebook. 
Advertencias: AU - YoungTony - Romance escolar.
Canción base: The Police - Every Breath You Take 

*****
 


Peter había vivido ese año lo que muchos llamarían un cliché. Esa trama que persigue todas las historias de amor desde que estás empezaron a relatarse, a interpretarse o escribirse. Y fue tal como leyó: fue mágica, fue intensa, caótica y también corta.

Peter apretó el nudo de su corbata e intentó sonreírle al espejo. La mueca fue torpe, pero suspiró arreglando su cabello. Era un caso tan perdido como sus intentos por sonreír, pero qué más daba. May esperaba tras su puerta con una cámara en mano y Peter no era capaz de dejarla sin su foto de graduación.

Si a él alguien le preguntará, que no era exactamente el caso, detestaría inmortalizar un momento tan catastrófico. Sabía lo que vería en futuros años: un atuendo que no le favorecía, un peinado malo y un corazón roto.

Dejó su chaqueta quieta, olvidó su fea cobrará y suspiró. Mejor era salir de allí, posar, sonreír quién sabe cómo, subirse al auto e ir a ese baile. May hizo lo esperado, le dio ánimos, le dijo que lucía bien y sonrió con lágrimas en sus ojos. Peter hizo su parte, atravesó una sonrisa en sus labios y le dijo que solo estaba siendo amable.

El viaje fue como se espera en esos casos, fueron por Ned (que era su equivalente a patético sin vida amorosa) y mientras que ellos estaban en éxtasis pensado en el baile de graduación, Peter se mantenía en un silencioso estado de hibernación.

Hacía una semana atrás Peter si tenía una interesante vida amorosa. Una que lo hacía sentir pleno, animado, capaz de sonreírle a tontos como Flash y sus aduladores. Peter lo tenía a él, que era como haber encapsulado una porción de sol. Igual de cálido y fuerte. También igual de capaz de consumirte hasta cenizas si te acercabas mucho.

Tony no era el típico chico cliché. Ni era el chico malo, ni era el tipo nerd. Tony era... era Tony.

Nunca conoció a nadie igual. Era un poco border, era un poco antipático y antisocial. Pero era ligeramente popular, era bueno en deportes. Francamente era bueno en cualquier cosa. Solo si está le interesaba, claro.

Y Peter le interesaba.

No era una creencia adolescente, era una hecho constatado. Tony descubrió todos sus gustos y se aseguraba de que Peter lo notara. Se inscribió en natación cuando se enteró que le gustaba dejarse caer por la pileta luego de los entrenamientos del equipo.

Pero no lo dejó ahí. También lo vio en las reuniones del equipo de matemáticas, en la clase avanzada de ciencias y en la de aritmética. Para cuándo lo encontró en su clase de Literatura del siglo XV debió solo reír, pero en verdad se sintió cohibido.

Peter era invisible a un nivel que no puede describirse. Sacando a Flash, nadie reparaba en él. Ni los profesores, ni los abusadores que te robaban el dinero para el almuerzo. Le preguntó a Tony, luego de ver tanto interés, qué se traía. En el fondo quería que le dijera que pensaba copiar sus exámenes porque se notaba que era un empollón o que era miembro de una banda y planeaba secuestrarlo y vender sus órganos.

Porque, así sonará a locura, prefería pensar que buscaba algo siniestro de él que aceptar el hecho de que... de que ese chico... quería algo con él.

—Peter... ¿Qué tienes? —murmuró su tía cuando Ned le dio un descanso y ensimismado volteó el rostro.

—Nervios —sonrió.

La mirada de su tía se volvió divertida y asintió.

—¿Tu chica misteriosa, eh?

Si bueno, aún había detalles que afinar en la historia que le contó.

Pero Tony ya no estaba. No había porqué molestarse en tener una charla incómoda. No aún. Ya llegaría el momento en que la verdad saliera a la luz. Peter iba a hacerlo. En verdad. Hacía dos semanas atrás lo iba a hacer, pero entonces desapareció. Así, tal cual que en esas novelas rosas y malas. Como vino, de improviso y sin que nadie lo llamara, Tony desapareció.

Lo buscó por todos lados, pero se dio cuenta muy tarde que el castaño invirtió tanto tiempo en conocerlo, en darle tantos recuerdos como se pudiera que no perdió un solo segundo en decirle nada de él.

—Un día de estos tienes que llevarla a casa. Puedo hacer de cenar...

Ned, sentado en el asiento trasero, sofocó una risita y su tía suspiró divertida.

—Bueno, bueno... Puedo pedirla. —se corrigió riendo.

—Seguro.

Ni caso explicarle que eso no iba a pasar. Que ni existía una chica y que el chico en cuestión parecía haber sido tragado por la misma tierra.

Peter fue a la casa donde alguna vez lo oyó mencionar era su hogar, pero perdió dos días vitales siendo un idiota paranoico. Si hubiera sido menos inseguro, si hubiera robado antes el legajo de Tony de la sala del director, hubiera llegado antes de que el camión de la mudanza terminará su trabajo. Pero hizo todo tarde. Se aferró a que Tony no se iría sin más, se convenció de que no lo abandonaría con un mensaje barato y escueto.

"Reubicarán a mi padre. Adiós"

Era y debía ser una broma. Pero no lo fue. El primer día Peter fue un idiota asustado, el segundo día se enojó. Hasta el tercer día no sacó la cabeza del pozo y fue a buscarlo. Pero era tarde.

Ni fue una broma, ni fue un adiós como la gente. Peter pasó de tener ese romance adolescente a no tener nada más que un número que ya no respondía a sus llamados ni a sus mensajes.

¿Qué si estaba enojado?

Peter quería matarlo. Entendía dos cosas de Tony, era cínico y exagerado. Le gustó en el pasado. Se reía cuando sentado a su costado se burlaba por lo bajo de los profesores, no debía, pero lo hacía gracia cuando se reía de sus compañeros.

No entendía cómo pudo ser que hubiera tenido que recursar dos veces algunos años. Nunca le preguntó cuáles, le intimidaba un poco. Tony era realmente inteligente, así que se alcanzaba a imaginar que no era algo de lo que le gustase hablar.




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