Singledolls: la pareja perfecta

3. El mundo fuera de la caja

El sello de la caja es desprendido y mi desesperación al no poder hacer nada invade todo mi cuerpo. Ese sello era eso que me hacía ser un producto nuevo e impecable; pero ahora, este sujeto que aún no se deja ver el rostro, ha llegado y ultrajado mi caja. Siento como jala del grueso plástico que siempre me a mantenido sujeta en el interior de la caja hasta, jala con fuerza hasta que logra sacarme por completo y me deja al al descubierte frente al mundo exterior.

 

Así que este es el mundo fuera de la caja... 

 

Puedo ver las copas de los árboles sobre un fondo de noche estrellada, estos se mecen al son del viento logrando un relajante susurrar a su paso entre las hojas. Esta vez no hay un plástico que se intercepte entre el mundo y mis ojos, siento como si hubiese entrado a otro mundo, otra dimensión. 

 

De pronto, la pinza de mi cintura es desprendida por aquel extraño, haciendo que mi sistema nervioso y sensorial sean activados. Inmediatamente siento la fresca brisa del bosque recorrer mi cuerpo junto con un olor silvestre y a tierra húmeda; el olor a mundo se adentra con intensidad por mi cavidad nasal.

 

Seguido, la pierna izquierda es liberada activando mi sistema de cualidades... Esto es algo extraño, empiezo a sentir como mi perspectiva de la vida empieza a cambiar de forma drástica; de repente, me siento sumamente molesta con aquella persona que me está activando, la rabia es tanta que hasta siento necesidad de estallar frente a su rostro, tanto que hasta da un poco de miedo el no poder controlarla tanta histeria.

 

Mi pierna derecha es liberada haciendo que el sistema de movimientos se habilite. Pataleo para intentar levantarme, pero aún no puedo, los amarres en mi muñeca me lo impiden.

 

No demora en liberar mi cuello, habilitando así mi sistema de aprendizaje; mi muñequera izquierda también es liberada activando varios sistemas de mi cuerpo, como por ejemplo: mi sistema digestivo. La pinza de mi muñequera derecha es liberada, con esto mi sistema de comunicación es activado, me siento completamente viva y con una furia desbordante.

 

Me levanto del suelo con mucha indignación y, con excesivo coraje, me aferro del cuello de la camisa de aquel extraño; mis ojos atrapan con rudeza sus sonrojados y grisáceos ojos… ¿Él estaba llorando?

 

—Hola... —sonríe bajo tristeza, su expresión depresiva me resulta algo extraña.

 

Es un hombre de aproximadamente 28 años, cuerpo no muy delgado, pero se ve bien formado, su cabello es negro y algo alborotado, barba ligera, y por su expresión puedo deducir que no está muy feliz. Suelto del cuello de su camisa y entonces caigo en cuenta… Algo no anda bien.

 

—Se supone que iba a quedar completamente enamorada del primer humano que viera a los ojos.

 

—Sí, así funciona.

 

—Pero yo no me siento enamorada de ti —mis ojos se intensifican sobre los suyos—, o sea que no eres un humano, eres...

 

—Sí, soy un SingleDolls —me interrumpe, su tono de voz es convincente.

 

Mi cólera aumenta haciendo que me vaya contra él con empujones.

 

—¡Eres un idiota! —le grito enfadada mientras golpeo sobre su pecho—. ¡Maldito, no tenías que activarme!

 

Con sus brazos trata de apartar y evadir mis golpes; al parecer, me resulta facil expresar mi mal humor.

 

—¡Oye, tranquila!

 

—¿Ahora qué hago? —vuelvo y lo empujo con mucha histeria—. ¡¿Y si mi comprador no me quiere así?!

 

Detengo mi ataque al recordar que tengo poco tiempo para llegar a mi propietario, si no veo sus ojos en menos de una hora no podre activar mi sistema de romance. Corro hacia donde está la caja, caigo de rodillas frente a ella y, con desespero, empiezo a buscar la factura, en ella está la dirección de entrega que me ayudará a dar con mi comprador.

 

—Si te dejaba aquí tirada y desactivada dentro de la caja yo no me lo perdonaría; fácilmente te podrían encontrar los carroñeros y desmantelar tu cuerpo para venderte por partes... No podía dejarte aquí sola.

 

—Pudiste llamar a alguien o… ¡o llevarme con mi comprador! —le digo sacudiendo la factura en mi mano.

 

—No puedo hacer eso.

 

—¿Eres estúpido? ¡¿Acaso no te da la cabezota?!

 

—No es eso...

 

—¡¿Entonces?! —dije en un tono agresivo y, aún de rodillas, extiendo mis brazos esperando una respuesta.

 

Se ha dado media vuelta para señalarme el área del accidente. Ahora que observo con más atención puedo ver que no solo el camión está en llamas, también lo está otro auto que se encuentra más hacia el fondo del bosque.

 

—Mi propietaria estaba en ese auto, fue cuestión de segundos cuando aquel camión se salió de su carril y nos arrastró barranco abajo, recuerdo que yo tenía el cinturón de seguridad, ella no.

 

—Lo lamento, no sabía… —me disculpo mientras me pongo de pie.

 

Entonces se voltea y fija su mirada en mí.

 

—No puedo levantarte con todo y caja para llevarte con tu comprador, pues, como verás no tengo un camión para transportarte. Pude haber llamado a las autoridades policiales para informar del accidente, pero no hubiese podido quedarme para protegerte de los carroñeros... Quedarme aquí sería un suicidio y yo no quiero morir.

 

—¿Morir?, no comprendo.

 

—Cuando las autoridades encuentren el cuerpo sin vida de mi propietaria irán por mí para desconectarme y reciclarme.

 

—¿Me estás jodiendo? —pregunto realmente impactada—. No puede ser cierto... ¿Reciclarte?

 

—Sí, recuerda que solo podemos enamorarnos una única vez.

 

—Sí, eso lo sé —entonces recuerdo que se me hace tarde—, también sé que si no veo los ojos de mi comprador en menos de una hora nunca podré enamorarme, y con ello sería imposible enamorarlo —lo digo con mucha angustia.




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