Capitulo 3: La Oferta.
Kylie.
Hace dos días que los abuelos llegaron de su largo viaje por el mundo, dos días soportando sus malos comentarios, dos días deseando con todas mis fuerzas que se vayan lo antes posible, pero...
Ayer, mientras almorzábamos, anunciaron que se quedaran durante unos meses. Meses donde tendré que soportar los comentarios, llenos de veneno, de ambos. Meses en los cuales nos mostraran como trofeos y presumirán los logros de mis hermanos.
El único lugar donde puedo estar tranquila, en estos momentos, es en mi cuarto. Estoy acostada sobre mi cama, mientras veo Friends.
Alguien toca la puerta, intenta abrirla pero esta se encuentra con llave, inmediatamente me tenso y me incorporo en la cama, sin hacer mucho ruido, esperando a que la persona del otro lado de la puerta, hable.
—Kylie ¿Por qué te encierras? —pregunta Kylie.
Sabiendo que la persona que está al otro lado es mi mellizo, bajo de la cama y camino hacia la puerta para quitarle el seguro. La abro para dejarlo pasar, espero a que entre y vuelvo a cerrar la puerta, pero esta vez sin seguro.
—Los chicos vendrán a una tarde de piscina, podrías invitar a las chicas—dice Kyle, deteniéndose en la mitad de mi cuarto.
Me mira impaciente.
—Está bien —contesto, sin ánimos.
Cruza, nuevamente, la habitación y sale de esta, caminando hacia las escaleras.
Me debato si seguir viendo la serie o invitar a mis amigas a la tarde de piscina, sinceramente me apetece más quedarme en mi cuarto, pero luego las chicas harán un dramón por no invitarlas.
Tomo mi celular, entro al grupo que tengo con mis amigas, les digo que los chicos harán una tarde de piscina y que ellas también son bienvenidas, para luego dejar mi celular sobre mi cama.
Me levanto y me dirijo hacia el closet. Elijo un traje de baño, color rojo, y unos short de jeans. Me cambio de ropa, tomo mis lentes de sol, mi celular y una toalla. Cuando tengo todo listo, bajo hacia la piscina.
Una vez abajo, camino hacia las reposeras, junto a la piscina, y dejo mis cosas sobre la mesita que está junto a la reposera que ocupare.
Me coloco mis lentes de sol, para luego recostarme. De tanto tiempo que pasa me quedo dormida unos minutos, hasta que alguien carraspea a mi lado.
—Ponte bloqueador—dice la abuela, tendiéndome el bote de este.
La miro, quitándome los lentes de sol.
—Gracias—mascullo, recibiéndolo.
Observa todos los movimientos que hago mientras me aplico el protector solar.
— ¿Qué tienes ahí? —pregunta con desdén, señalando el tatuaje que tengo en las costillas.
—Una rosa—contesto, mientras me aplico bloqueador en la zona de este.
—Eso ya lo sé—dice de mala gana— ¿Tus padres saben que la tienes?
Alzo una ceja, haciendo todo lo posible para mantener una cara de póker y no hacer una mueca desagradable.
—Claro que lo saben, incluso papá me acompaño—le digo.
Lo último que le dije es completamente falso, si bien mis padres saben que lo tengo, no me acompañaron a hacérmelo. Pero sé que le ha picado y ardido el que le haya sacado en cara que ellos estaban completamente de acuerdo con mi decisión.
Ubica su mirada detrás de mí, en los estacionamientos, por lo que supongo que ya habrán llegado los chicos.
Veo a Kyle salir por la puerta trasera de la cocina, mientras camina hacia nosotras, alguien grita a mis espaldas:
— ¡Llego la diversión!
Volteo a mirar, y efectivamente son Jordan, Parker y Justin, caminando hacia donde estamos, con bolsas en sus manos.
—Hola, Kylie—me saluda Jordan, dándome un beso en la mejilla.
El observa a mi abuela, quien sigue con la mirada cada movimiento que hace Jordan.
—Hola, Jordan—saludo devuelta.
Trato de esquivar su abrazo, acomodándome en el lugar donde estoy sentada.
—Con permiso, iré a mi cuarto a descansar—dice la abuela, caminando hacia la casa.
—Hola Kylie—saluda Parker, dejando las bolsas sobre la mesa junto a la parrilla.
Asiento con la cabeza, en señal de saludo, y me levanto para llevar algunas bolsas a la cocina.
Llego hasta la puerta de trasera de la cocina, dejo las bolsas sobre el suelo, para poder girar la perilla y abrir la puerta. Recojo las bolsas y entro en la cocina.
—Señorita Kylie —dice alguien en el interior.
Subo la mirada, encontrándome con Ava y con el chico que manchó mi vestido con vino tinto, en la fiesta de Isa. Sorprendida esbozo una sonrisa en modo de saludo, para los dos presentes.
¿Qué hace el acá?
—Mike, ayúdala—le ordena Ava al muchacho.
El tal Mike le susurra algo a Ava y esta lo mira con reproche, sin esperar su ayuda, por el simple hecho de que no la necesito, dejo las bolsas en el mesón de la cocina y saco lo que tienen adentro.
— ¿No era tu día libre, Ava? —le pregunto, con tono dulce.
Volteo para tomar una fuente que se encontraba en la encimera, abro la bolsa de Doritos y vacío el contenido sobre esta.
—Sí, señorita, pero traje unas cajas—me contesta.
Escucho que la puerta de la cocina se abre y los tres presentes volteamos para ver de quien se trata.
—No debiste molestarte, es tu día libre, podíamos esperar hasta mañana—dice papá, regalándole una cálida sonrisa.
Mike, mira la escena en silencio, mientras se recarga en la encimera de la cocina. Papá se acerca Ava y le da un fuerte abrazo y luego se voltea hacia el muchacho, dándole un apretón de manos.
—Que grande está tu hijo, Ava—dice papá.
¿Dijo hijo?
¿El muchacho es hijo de Ava? Siempre supe que Ava tenía hijos, pero muy pocas veces los he visto y si no me equivoco son más grandes que el chico que está en la cocina de mi casa.
El saluda a mi padre, Ava y este se apartan un poco para conversar en privado. Mientras yo sigo con mi labor de vaciar las bolsas con bocadillos, sobre distintas fuentes.