Capítulo 6: Una noche juntos.
Mike.
¿Cómo mierda termine en medio de la nada?
Quizás nunca debí aceptar el trabajo que me ofrecieron, sino no estaría aquí, estaría de fiesta con mi grupo de amigos. Aunque luego de que Kylie se rompiera el tobillo, no siento tanto arrepentimiento, quizás otro no hubiera sido de mucha ayuda para ella e incluso hubiera sido una carga.
Por lo que la he conocido, en estas horas en medio de la nada, no es superficial como creí o por lo menos entiende que ahora la prioridad es volver sanos y salvos a nuestros hogares, sé que sueno como un imbécil al pensar en esto, pero es que lo soy y lo admito.
He sido un prejuicioso con su familia, aunque no dejo de pensar en que ellos se creen superiores a todos los demás, ella ya no entra en la ecuación. No estoy diciendo que desde ahora vamos a ser mejores amigos por siempre, pero no me molesta ni molestará su presencia, si es que nos volvemos a topar en un mismo lugar.
A pesar de que le he dicho tres veces que no es necesario que me ayude a quitar las ramas que se encuentran en el suelo, ella insiste en hacerlo. Fijo mi vista en ella, durante un segundo, y la veo hacer una mueca cuando apoya su tobillo adolorido.
—Creo que ya está—al decir eso, su cara de alivio es instantánea.
Sin que me lo pida, me acerco a ella para ayudarla a sentarse en el incómodo suelo que por esta noche será nuestra cama.
—Gracias—musita.
Me siento junto a ella, por el rabillo de mi ojo noto como se arrastra por la tierra y recuesta su cabeza en el piso, sin importarle su peinado ni su vestido.
Al imitar su acción noto que tiene los pies descalzos y con los dedos encogidos, debido al frio.
— ¿Tiene frio en los pies? —le pregunto lo obvio—. Si quiere le doy mis calcetines.
Ella deja de mirar el cielo estrellado y gira su cabeza para mirarme fijamente.
Siendo sincero no tengo mucho frio, la mayoría del tiempo estoy muy acalorado, no digo que me esté sintiendo en un sauna pero no me estoy congelando de frio.
—No—suelta una risita—, no puedo dormir con calcetines, me desespero.
Me acomodo sobre el piso, girando mi cuerpo, hasta quedar de lado. La miro por unos segundos y le digo:
— ¿No quiere su chaqueta? —me pregunta con timidez.
Suspiro y alzo una ceja, aunque probablemente no pueda ver mi acción, debido que lo único que nos alumbra es la luz de la luna.
—No se preocupe, no tengo tanto frio—digo—, además podría taparme con su vestido.
Estiro mi brazo y espero su aprobación para continuar, cuando hace un sonido afirmativo, mi brazo sigue su camino para alcanzar la tela donde se produce el corte en su pierna, lo arrastro hasta mis piernas, ocupándolo como cobija. Al hacer tal movimiento, me acerco a ella unos centímetros, dejando que nuestras narices se rocen.
Carraspeo incomodo, mientras que ella se aparta levemente hacia atrás, separando nuestras narices.
—Mejor me volteo hacia el otro lado—comento.
Por lo que puedo ver a través de la oscuridad, ella asiente con su cabeza, ante mi sugerencia.
—Mejor—dice, con incomodidad.
Volteo mi cuerpo hacia el otro lado. Nos sumergimos en un silencio largo y duradero, tanto que hasta me quedo dormido, pero lamentablemente tengo el sueño muy ligero, y por ende cuando escucho un leve susurro proveniente de la persona junto a mí, me despierto.
—Mike—vuelve a susurrar.
Justo cuando iba en la mejor parte del sueño.
— ¿Uh? —pregunto, somnoliento.
—Tengo…
Intento voltearme cuando no continua con la oración, pero me detiene con brusquedad. Con tanta que hasta se me quita el sueño y se me olvida el sueño que estaba teniendo.
— ¿Qué tiene? —preguntó en voz baja.
—Tengo… una araña en la pierna.
¿¡Que dijo!?
— ¿No me está jodiendo? —pregunto incrédulo.
— ¿¡Cómo voy a estar bromeando con algo así!? —pregunta con desesperación, pero sin moverse demasiado.
Su tono me hace entender que habla enserio, pero también me causa gracia oírla hablar así, contengo la risa ya que no es un momento para bromear.
—Voltéese con cuidado—me dice, con un tono más calmado.
Hago lo que me pide, le hago una seña con mi mano extendida, dándole a entender que no haga ningún movimiento. Me levanto poco a poco del suelo, para no espantar a la araña y que le haga algo.
—No se mueva, yo se la quitaré—le hablo en voz baja.
Me acerco con suma delicadeza, es una araña grande, peluda y de las inofensivas, por ende sin temor le ofrezco mi mano para que se suba a esta y así lo hace.
Me levanto con movimientos delicados, para luego caminar, despacio, unos metros más allá. La dejo sobre el suelo y me fijo en que se vaya en dirección contraria, al finalizar, vuelvo a las rocas junto a Kylie.
Cuando llego, me acomodo en el suelo pero antes de voltearme hacia la dirección contraria, miro a Kylie que se encuentra temblando debido al frio o quizás al miedo.
—Gracias —habla haciendo que salga vaho, producto del frio.
—No tiene nada que agradecerme—le contesto con amabilidad.
Hago el amago de voltearme hacia el otro lado pero ella me detiene, agarrando mi brazo con su mano.
— ¿Qué pasa? —le pregunto.
Ella carraspea antes de hablar.
—Sé que es arriesgado lo que le pediré—empieza—, Pero ¿podría abrazarme?
Su pregunta me deja estupefacto. Para ser sinceros me espere de todo, menos de eso.
—Es que tengo mucho frio y…
No la dejo terminar ya que la envuelvo con mis brazos, haciendo que ambos entremos en calor.
—Que conste que solo lo hago porque yo igual tengo frio—le digo.
Mi comentario hace que ella suelte una pequeña risita, aunque hablaba totalmente en serio me alegra que no se enfadara o algo así.