¿sinónimos o antónimos?

16| Un beso interrumpido

Capítulo 16 

Mike.

 

Como de costumbre, Valerio salta encima de mí para despertarme. Pero a diferencia de todos los días, esta vez canturrea una cosa distinta:

— Vamos despierta, debes ir a dejar a tu novia a la universidad.

Le lanzo una almohada, la cual le cayó justo en la cabeza. 

Últimamente en casa, cuando almorzamos o cenamos, el único tema de conversación es Kylie. 

Ayer por la noche mi familia se encontraba debatiendo si estábamos en una relación o no. No les importó que estuviera presente, ni mucho menos tomaron en cuenta mis réplicas  explicándoles que no me encontraba en ninguna relación, ni con Kylie, ni con nadie.

— No es mi novia , enano— replico sentandome en mi cama.

— Pero te gustaría que lo fuese — Matt se une a la conversación.

Sus palabras me hacen imaginarme a Kylie y a mí en una relación. Por lo poco que llevo conociéndola, sé que se sonrojaría con cualquier cosa que le diría, cosa que se me hace muy tierna.

Mis hermanos se toman mi silencio como una respuesta positiva, esto  hace que se miren entre sí y canturrean al mismo tiempo: 

— A Mike le gusta Kylie, a Mike le gusta Kylie.

Doy un largo suspiro. 

De un salto me levanto de mi cama y camino hacia la cómoda para sacar la ropa que usaré hoy. Consiste en unos jeans normales y una polera azul oscura.

Salgo de la habitación, ignorando los cánticos de mis hermanos y me dirijo hacia el baño.

En este me quito la ropa y dejo la ropa que usaré luego en un estante que hay. Me meto a la ducha, me enjabono el cuerpo y me aplico champú en el cabello.

Cuando termino, estiro mi brazo para agarrar una de las toallas limpias que mamá deja en el baño. Salgo de la ducha, seco mi cuerpo y me visto con la ropa que traje desde la habitación.

Salgo del baño encontrándome con una fila de personas que esperan pasar a este, Valeria es la que sigue, por lo que me corretea para entrar al baño. Entra a este y cierra la puerta, pero en último momento la vuelve a abrir. 

— Mandale saludos a Kylie — me guiña un ojo y vuelve a cerrar la puerta del baño.

Niego con la cabeza. 

Llego hasta la cocina y me encuentro con mamá, quien me mira de manera divertida haciéndome saber que ha oído lo que me ha dicho mi hermana pequeña.

— Hola, má — la saludo.

— Hola, mi niño ¿desayunaras? 

Niego con un sonidito.

— Kylie ya debe estar lista — es mi respuesta.

Si mamá está en casa a esta hora, es porque los Sullivan han dejado que ella llegue un poco más tarde durante toda esta semana y también la dejan salir antes, debido a las fiestas seguidas que han tenido.

Cruzo la cocina y saco una manzana del frutero. 

— Adiós, mamá — me despido, antes de darle un mordisco a la manzana.

Cruzando el umbral de la cocina escucho como se despide de mí, tomo mis llaves de la encimera y salgo de la casa.

Bajo las escaleras del porche y me monto en el carro que comparto con Matt. Enciendo el motor y salgo hacia la carretera.

Prendo el estereo y me voy escuchando a Katy Perry. 

Una vez llego a la mansion Sullivan, estaciono mi auto, me bajo de este y me monto en el negro que me asignaron para transportar a Kylie para donde sea que vaya.

Rodeo la casa, por el camino construido para el tránsito de los autos, hasta llegar a la puerta principal donde Kylie me espera de pie junto a uno de los pilares.

Su cabello se encuentra amarrado en una coleta alta que deja algunos cabellos por fuera.

Lleva un vestido azul marino que deja sus hombros descubiertos y tiene un ligero ajuste en la cadera. 

Hasta pareciera que hubiésemos coordinado nuestra vestimenta el día de hoy. Al pensar en eso, inmediatamente recuerdo el cántico de mis hermanos. Cosa que me hace sacudir la cabeza, como si eso eliminara tales pensamientos.

Detengo el auto frente a Kylie, quien termina de bajar las escaleras de la entrada de la mansión. Frunzo el ceño cuando la rubia mira para todos lados como si se asegurará de que nadie nos observa.

De forma inesperada, se sube al asiento del copiloto. Saltándose el protocolo que nos ha  recalcado su abuela.

— Acelere, antes de que salga mi abuela — es lo primero que me dice.

Le hago caso y echo a andar el auto nuevamente. 

— Buenos días — la saludo una vez ya hemos cruzado la verja de la entrada.

— Disculpa, pero tenía que subirme rápido — se disculpa — . Buenos días.

— ¿Y por qué hoy decidió subirse aquí? — pregunto.

Ella se encontraba rebuscando algo en su mochila para la universidad, pero dejó de hacerlo para mirarme a mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.