La luz se filtra por la ventana y da justo en ni rostro, doy una vuelta en la cama, estoy tan cómoda que no quiero levantarme. En estos instantes sonaría la alarma o mi teléfono arruinando mi día diciéndome que tengo que ir a la escuela. Doy otra vuelta en la cama cuando de golpe tumbo a alguien de la cama. Me despierto de golpe y miro a Harry quien esta en el suelo somnoliento y adolorido.
Miro a mi alrededor estábamos en la misma cabaña, el ventanal estaba abierto ¿No lo habíamos cerrado? Necesito contarle a Liseth... ¡Liseth! ¡Mamá!.
Salto de golpe en la cama y ayudo a Harry a levantarse quien me mira con el ceño fruncido mientras avanzamos a la puerta.
—¿Que haces?. —Pregunta mientras suelta un bostezo y yo abro la puerta de la cabaña.
—Mamá va a matarme Harry, debe estar preocupada. No llegue a casa anoche, cielos, estaré castigada hasta los treinta. —Harry abre los ojos y se da cuenta de la importancia del asunto.
Estoy, no, estamos en problemas.
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—¡¿Se puede saber donde estabas?!. —Grita mamá con las manos en sus caderas y el ceño fruncido. — ¡Me quede como loca buscándote anoche! ¡Creí que te habían secuestrado, matado, no lo sé! ¡Una madre preocupada es lo ultimo que quieres ver Lileth! ¡Estaba preocupada! ¡Liseth no quería ir a la universidad para seguir buscándote!. —Exclama y agacho la cabeza. — ¿Donde estabas? ¿Donde estabas Lileth Eloise Rupert? Porque que hayas llegado con Harry no me alivia ni un poco.
—Yo... —Sigo con la cabeza abajo y parpadeo varias veces para aguantar las lágrimas pero al final estas terminan saliendo. — Lo siento... —Limpio mis lágrimas pero vuelven a salir. No me atrevo a mirarla, nunca me gustó hacer enojar a mamá, pienso que se siente decepcionada de mi. — No... No fue mi intención. —Sollozo y cubro mi rostro con mis manos. — No hice nada malo, lo juro. —Mis lagrimas son ácidas, lo sé al momento que una pasa sobre mis labios depositando ahí su ácido sabor.
Mamá sigue ahí de pie, no la observo por miedo y por temor, no soy capaz de verla.
—Estás castigada Lileth, pero eso ya lo sabes. —Es lo único que escucho y veo como se aleja en dirección a su cuarto.
Rompo a llorar y corro hacia mi cuarto, hoy no iré a la escuela. No habrá nada que me ponga de mejor humor, ni mis series animadas, ni el anime, ni siquiera mis Minions sobre la estantería.
Absolutamente nada podrá hacerme sentir mejor.
Escucho ruidos en la ventana y ahogo un grito, lo último que quiero es hablar con Harry Donnovan, cubro mi rostro con una almohada mientras ahogo un grito.
Los ruidos en mi ventana no cesan y no quiero, ni voy a abrir. Escucho gritos al otro lado de la ventana que son inaudibles para mi. Solo quiero que por un momento todos desaparezcan.
Quiero estar sola.
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Liseth entra a la habitación y ni me mira. Pasa de largo de mi y empieza a sacar las cosas de su bolso, no dice nada y yo tampoco. Mis ojos están rojos, llevo puesto una blusa blanca y unos cortos pantaloncillos.
—Liseth...
—No hables Lileth. —Me corto de forma seca mientras terminaba de acomodar sus cosas en su estantería, cubro mi rostro con mis manos, Liseth también está enfadada, sollozo en silencio y me giro dándole la espalda, no quiero que me vea sollozar. — En verdad estábamos preocupadas. —Sólo escucho el ruido de la puerta cerrándose de un portazo para saber que ya no está en la habitación.
Vuelvo a sollozar y las lágrimas siguen cayendo, me abrazo y me pongo en posición fetal sobre la cama. Fingir que nada paso no funcionará.
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—La cena esta lista Lileth. —La voz de Liseth se oyó apenas entro a la habitación.
—No voy a cenar. —Digo sin mirarla. — No tengo hambre.
Liseth no replica y sale de nuevo de la habitación. Esto es una tortura, no sé si podré seguir con esto.
Abrazo mi almohada y hundo mi nariz en ella, trago saliva mientras mis dedos chocan sin parar. Los ruidos en la ventana vuelven a oírse y no hago más que cerrar los ojos con fuerza.
¿Cuando dejarás de insistir Harry?.
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Apenas piso la escuela siento como todo a mi alrededor se derrumba como si nada, trago saliva. Camino con miedo hacia adentro. La clase de Matemáticas empieza dentro de poco, llevo una chaqueta que cubre gran parte de mi cuerpo, lego al salón de Matemáticas y ya el profesor Stuart esta ahí. El acomoda sus gafas y me escanea.
—Señorita Rupert, la clase empezó hace quince minutos. —Espeta.
—¿Enserio?. —Digo y muevo rápidamente la cabeza al ver como el profesor Stuart me mira con el ceño fruncido. — ¿Podría dejarme entrar a su clase?.
—Lo lamento señorita Rupert, pero a mi clase no entrará, ahí está la puerta. —Señala y escucho risitas por lo bajo. Veo a Shawn en los primeros asientos quien me mira preocupado y yo solo atino a echarle una mirada seria para salir del salón de clases.
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Editado: 22.02.2019