La luz cegadora empieza a hacerse menos intensa y Liseth se acerca a mi amenazante y por un momento agradezco que sea ella y no mamá con un arma. Su teléfono era la fuente de la luz brillante.
—¿A donde vas?.
—¿Yo?. —Me señalo a mi misma inocente. — A ningún lado.
Liseth frunce el ceño sin creerme ni un poco y baja la linterna del teléfono a mi ropa, llevo un camisa roja sin mangas y unos leggins negros. Sabía que tenía que llevar también un abrigo.
—Habla o llamo a mamá. —Amenaza. Buen jugado la carta de mamá.
Suelto un suspiro.
—Shawn me invito a la fiesta en la casa de los Gregory y... Quería ir. —Digo.
—Y la mejor manera de ir a una fiesta es escapando de casa, que inteligente Eloise. —Que utilice mi segundo nombre me hace sentir como una niña. Liseth me escanea y sonríe. — De todas maneras no lograrías salir.
—¡¿Qué?! ¡Y tu como lo sabes!. —Exclamo y Liseth me regaña, bajo de inmediato la voz. — ¿Cómo lo sabes?. —Susurro.
—Sólo hay una llave que abre la casa, y la tiene mamá. —Me siento como la idiota más grande del planeta ¿Cómo pude olvidarlo? ¿Y si en vez de Liseth hubiera sido mamá? Todo se hubiera ido al caño.
De todas maneras me acerco a la puerta y giro la perilla y como dijo Liseth esta cerrada.
Liseth me toma del brazo demasiado fuerte para mi gusto y me arrastra hasta nuestra habitación. Abre la puerta y se encarga de cerrarla silenciosamente para no despertar a mamá. Enciende la luz de la habitación y me observa y no puedo evitar sentirme diminuta.
—No le diré nada a mamá pero si vuelve a pasar hablaré Li. —Me espeta.
Desvío mi atención a la ventana de nuestra habitación, podría salir por ahí pero con Liseth en la habitación era muy arriesgado y ni hablar de la caída. No tendré dolor en el trasero permanente por una tonta fiesta.
—¡Oh no! ¡Ni lo pienses!. —Liseth descubre mi idea y se coloca frente a la ventana obstruyendo la única salida que tengo.
—¡Vamos Lizzy!. —No sé de donde saco la fuerza para al fin replicar. Liseth me observa ligeramente molesta. — Ven conmigo.
—¡No, no, no y no!. —Empieza a negar con la cabeza y yo por el contrario a asentir.
—¡Vamos! Nunca te he visto ir a una fiesta. —La acuso y ella abre la boca pero nada sale de ella. — ¡Ves! ¡Sabes que es verdad!.
—Aún así no iré. —Declara.
—Dicen que hay que vivir la vida como si fuera tu ultimo día. —Digo y esto logra afectarla.
—Está bien. —Se rinde y las inmensas ganas de cantar victoria me invaden. — ¿Pero como saldremos?. —Se gira y abre la ventana. — Es muy arriesgado salir por la ventana, esta muy alto como para saltar.
De inmediato la ventana de enfrente es abierta.
—Yo podría ayudarlas. —Quisiera saber como Harriet Donnovan sabe de nuestros planes. — Para la próxima no hablen tan fuerte y justo en la ventana, recuerden que tienen vecinos metiches. —Ahí está la respuesta.
—No queremos tu ayuda. —Espeta Liseth en la ventana.
—Tenemos una escalera, fácilmente podríamos salir de casa y dárselas para ayudarlas a bajar. —Dice y no duda en lanzarle un guiño a Liseth quien hace una mueca de asco.
Estos dos me dan risa.
—Vamos Lizzy... —Ruego por lo bajo y ella me mira con negación. — Por favor... Te divertirás, lo prometo. —En vista de que no la convenzo sigo tratando. — Seré la modelo de tus fotos, voy a hacer tus quehaceres en la casa, haré lo que sea. Por favor... —Pido.
—Está bien...
—¡Pero con una condición!. —Espeta Harriet.
—¡¿Qué?!. —Gritamos ambas al mismo tiempo.
Harriet no parece exaltado ante nuestra exclamación y continúa sin más.
—Un beso.
—¡¿Qué?!. —Volvemos a gritar al mismo tiempo.
—Esta vez no estoy de acuerdo contigo Donnovan. —Espeto.
—Estás loco. —Concuerda Liseth.
Harriet ríe y se limpia una lágrima falsa para luego reírse más fuerte, Liseth y yo lo miramos mal.
—Tenían que ver sus caras. —Harriet suspira. — Está bien, las ayudaremos pero iremos con ustedes.
—¿Las?.
—Yo también voy. —Harry Donnovan aparece junto a su hermano y siento el peor dolor de cabeza que puedo sentir, aun no me acostumbro a que sean gemelos.
—Bueno, bueno... —Liseth barre su mano en el aire restándole importancia. — Vengan con la escalera.
Los Donnovan sonríen y desaparecen de la ventana.
—¿Crees que haya sido una buena idea?.
—Creo que no deberíamos ir a esa fiesta.
—Es muy tarde para arrepentirnos.
Minutos interminables pasan hasta llegar a creer que los hermanos Donnovan nos jugaron una mala broma, cuando al fin notamos unos ruidos en la ventana. Liseth y yo nos acercamos rápido y vemos a los Donnovan sosteniendo la escalera contra la ventana.
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Editado: 22.02.2019