Cap. 8
Dylana:
Kael nos dejó a todos sorprendidos. Nunca se había comportado así. Si ese comportamiento fuera constante, no me importara en lo absoluto, pero esto... Fue demasiado extraño.
Después de su espectáculo aterrador, corrió a su cuarto como niño regañado. Desde que llegué a este mundo mortal, es lo más fuera de lo normal que he visto, y no creo que los magos sean así. Osea, lo que me han enseñado sobre los magos es que son criaturas normales, como humanos, solo que poseen el don de la magia ya sea por utensilios, como la varita, o sus propias mano. Nunca nos habían dicho que los mago se enfurecían, le crecían colmillos y les cambiaba el color de los ojos... Claro, en caso de que Kael sea un mago real, y no sean mis suposiciones.
Nos quedamos en shock por un tiempo y había un silencio sepulcral. Los otros chicos que jugaban Clue se nos unieron y empezamos a comentar lo que acababa de pasar.
-¿Qué pasó? Escuchamos unos gritos- Preguntó extrañado Adrien.
-Fue... Kael- Decía aún sin creerlo. Ellos se sorprendieron.
-Kael? Pero si Kael es lindo y buena gente- Dijo Joy. Ese comentario me molestó de alguna manera.
-No sé, solo estábamos jugando y se molestó porque Dy le dijo que no podía hacer una jugada- Explicó Dalila.
-Si, pero ella se lo dijo de forma brusca- Habló Mohammed.
-No importa cómo le dijo, es solo un juego- Me defendió Jimin.
-Ok, pero expliquen, porque no estamos entendiendo nada- Los paró Byron.
-Aunque te lo expliquen no entenderías, imbécil- Dijo Emma y lo último como susurro pero se ocupó de que todos lo escucháramos.
-Oye no se cuál es tu problema conmigo- Se volvió Byron
-Que eres irritante, inmaduro, ridículo- Empezó diciendo Emma.
-Trato de ser bueno contigo porque me agradas, pero no, tienes que ser una perra conmigo- Alzó Byron más la voz.
-Ya dejen de pelear que me tienen harta- Gritaba Gwen.
-Chicos calmense, que no estamos llegando a nada- Dijo despacio Dalila.
-Es que estos no pueden estar sin pelear un minuto- Se lamenta Christi con la mano en la cara.
-Ya nos pasaron a Felipe y a mi- Comentó graciosa Valen.
-Amor, lo que pasa es que tu me amas- Se le acercó Felipe.
-Iu que asco no te me pegues- Fingió arcadas.
-ES QUE NO LO SOPORTO- Grita Emma.
-YA CÁLLENSE- Gritó Abdul. En medio de su pelea y confusión, me escabullí a la escalera. Algo dentro de mí me decía que lo buscara, me sentía culpable por todo lo que estaba pasando. Reconozco que no debí de hablarle así, pero él no debió de reaccionar como reaccionó.
Subí rápido sin ser vista y fui a los dormitorios, caminé hacia el suyo, al frente del mío. No sabía que hacer pero tenía que disculparme con él, y también a revisar si estaba bien. Vuelvo y lo repito, fue muy extraño su comportamiento.
Me paré frente a su puerta y recosté la cabeza en ella pensando lo que le iba a decir, cuando la puerta se abre de golpe y consecuente caigo al suelo dentro de su habitación. Hago un ruido de dolor y me volteo en el piso mirándolo a los ojos que parecían normales otra vez, pero me miraban con furia.
-Que haces aquí?- Me gruñó. Me paré del piso y entré por completo.
-Em, yo?- Empecé a tartamudear. -Solo... Quería ver si estabas bien, y veo que estás bien, bueno ahora me voy- Dije y dí media vuelta para irme, pero me detuvo.
-Espera- Dijo con la voz más serena- Ellos te mandaron a hablar conmigo?- Preguntó apenado.
-No! Digo, no, nadie me mandó, ni saben que estoy aquí- Bajé la mirada.
-Entonces estás aquí por tu cuenta?- Levantó una ceja.
-Mhm, digamos que si- Sonreí un poco.
-Está bien, lo aprecio, si quieres puedes quedarte, además creo que tu y yo tenemos cosas de que hablar- Sabía a lo que se refería y se me heló la sangre. Él cerró la puerta y me invitó a sentarme en su cama.
-Primero, quiero disculparme, solo te estaba molestando allá abajo, no sabía que te pondrías así, nisiquiera sé lo que te pasó- Le dije rápido bajando la voz cada vez.
-Nisiquiera yo lo sé- Susurró. -Pero tranquila, yo estoy bien.-
-Pero que te pasó? Te pusiste muy... Raro, te veías raro, nunca te habíamos visto así, que te pasa?- Comencé a tratar se sacarle algo, pero se vió incómodo y cambió de tema.
-De lo que sí tenemos que hablar es sobre tus pequeñas quemaduras en tus manos- Sonó suave y delicado, totalmente diferente a como reaccionó antes.
-Uh, si, sobre eso...- Dije mientras jugueteaba con mis dedos chamuscados.
-Se que tocaste mi libro- Soltó de repente. Llevé mis ojos hacia los suyos y nos quedamos en un silencio sepulcral. -Qué sabes sobre mí?- Preguntó luego de unos segundos.
-Na_nada, yo no se nada- Soné más nerviosa de lo que esperaba, no sabía que decir!! Me entró un miedo indescriptible.
-No te hagas Dylana- Se agachó y debajo su cama sacó el libro. Ahora lo podía ver mejor, y se le notaban las marcas de mis dedos. A él no lo quemaban. -Que querías con este libro?- Decidí mentir.
-Nada, solo me dio curiosidad husmear en tus cosas, es solo algo que hago- Sonreí.
-Dylan, te conozco desde hace cuanto? 2, 3 meses? Se que no te da por husmear las cosas ajenas, quién eres y qué estabas buscando- Me dijo más serio. Su mirada se adentraba en mí y sentía como me sacaba el aire. Qué es este sentimiento que nunca había experimentado?
-Enserio no se de que estás hablando, sólo lo ví y quise verlo, pero lo raro no es mi caso, es el por qué esa cosa me quemó los dedos si no está caliente- Alcé un poco la voz, traté de sonar como mortal confundida, pero en su mirada se notaba que no lo creía.
-Sabes que sé que mientes- Dijo un tal decepcionado, se paró y abrió su libro. -Tendré que borrarte la memoria.- Y ahí me dí cuenta de que Kael definitivamente era un mago.
-Qué?! Espera qué haces?!- Dije pero él sacó su varita y pronunció unas palabras en perfecto latín que entendí no más las dijo.
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Editado: 22.09.2020