Rogaba mentalmente que Jungkook no estuviese. No había tenido un buen día y no se sentía en la capacidad de poder lidiar con aquel chico.
Sin embargo, se preguntó por su extraño cambio de actitud. La primera vez que lo vio fue tan... cruel; en cambio, el día anterior había sido más comprensivo.
Seguro solo quiere engañarme y hacerme daño; pensó.
Sus oídos captaron el sonido de unas ruedas resonando por lo que se sobresalta cuando lo ve frente a ella.
—A que no me esperabas —sonrió sentándose a su costado—. ¿Por qué no hablas?
Iseul no contestó.
—Bueno, no es necesario que hables.
[…]
—De acuerdo, no puedo con esto —se giró totalmente encarando así a la chica—. Mira, tal vez te llevaste una mala impresión de mí, es mi culpa. Pero tengo mis razones.
Iseul lo miró atenta.
—En mi escuela soy muy popular. Al principio me gustaba esa atención, pero después me enojaba el hecho que realmente ya no sabía quiénes eran mis amigos de verdad y quienes solo querían atención. Tampoco sé en qué momento una chica no se me lanzará encima o tratará de simplemente alardear de que salió con el "Chico lindo del skate".
Iseul lo miró aún sin reaccionar.
—¿Nada? —Jungkook bufó.
Estaba por darse por vencido hasta que la mencionada de la nada habló.
—Supongo que realmente nadie está libre de problemas —abrazó sus rodillas.
Jungkook sonrió antes de volver a tomar asiento.
—Le acabo de contar media vida a una extraña —rió—. ¿Hay algo que quieras decirme?
Nuevamente silencio. El chico rió suavemente.
—Igual, es un gran avance.
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