Estrella Nova 3

El lujoso lugar llegaba a tener la altura de una casa de dos pisos, aunque en anchura fácilmente llegaba a abarcar toda una manzana de casas. Y las medidas eran lo de menos, de los techos colgaban cilindros plateados con recortes de figuras geométricas, con una luz artificial en su interior las figuras se proyectaban en todo el techo y las paredes. Algo muy propio de los países del oeste, que acostumbran usar más iluminación artificial que la natural de los árboles.

Incluso el enorme salón tenía una fuente en su centro y muchas plantas exóticas decorando las instalaciones, y eso que aquel lugar era solo una sala para eventos, una de las tantas que hay en la Bóveda Celeste, el edificio más alto de toda la ciudad y en el cual viven las Súper Estrellas.

De todas formas nada de eso captaba en gran medida la atención de Bulent, el barista estaba de pie pero con un costado del cuerpo apoyado sobre la pared y dándole la espalda a todo el lujoso evento. Algo más importante ahora que todo eso era su madre, con la cual estaba escribiéndose.

“Por favor, si puedes acércate a alguna Súper Estrella y preguntarle sobre lo que te dije. Cualquier cosa que te digan me va a servir”. A pesar de tratarse solo de letras en una pantalla de todas formas él podía imaginarse la voz de su madre muy insistente, claro que entendía que el trabajo de ella era importante pero tampoco le quitaba mérito al suyo. La ayudaría en toda la medida que pudiera.

De solo leer el mensaje ya se le generaban unos nervios, inconscientemente se rascó la parte trasera de la oreja y en ese momento el cansancio que portaba volvió a atacarlo, abriendo su boca en grande volvió a escapársele otro pesado bostezo antes de escribirle para responderle: “Claro, lo voy a intentar mamá, pero estoy trabajando. Si se me da la oportunidad lo haré, te lo prometo”.

Él quería ayudarla pero ahora le estaban pidiendo demasiado <Ni siquiera puedo escaparme para ir a dormir un rato o algo, menos voy a abandonar mi puesto para ir a entrevistar a alguna Súper Estrella. Vine aquí por trabajo> Y aunque lo hubiera hecho solo para presumir en las redes no hubiera tenido el dinero para comprar una entrada vip, de esas que uno se cuelga en el cuello y le permitirían poder charlar con una Súper Estrella sin problemas.

Después de asegurarse de que ese mensaje se mandara Bulent se volteó para apreciar todo el evento, el bullicio de cada conversación retumbaba en las altas paredes, e incluso le daba la impresión de que la cantidad de personas presentes se duplicaron desde que se volteó para responder los mensajes. Y a pesar de eso el salón aun parecía poder soportarlo sin problemas, incluso cabria más personas, ya se estresaba de pensar que tendría que atender a todos.

Se encontraba con su uniforme del café, detrás de una larga mesa con manteles blancos y llena de tazas, facturas, una máquina para hacer café y varios ingredientes más para preparar lo que sea que pidieran los invitados <Creo que no trajimos los suficientes suministros, nos alcanzará si cada uno quiere una taza ¿pero si piden dos o más?>. Resplandeciente fue la decisión de su superiora de no enviarlo solo, aunque se volvía más opaca considerando quien era su compañera ahora.

Ella no tardó en acercársele luego de ver que terminó de hablar por celular. –¿Qué cuenta la mami? –le preguntó invadiendo su espacio personal desde un costado, si su nariz no fuera corta su amigo estaba seguro de que lo hubiera tocado en la mejilla.

En una situación normal Bulent no permitiría ese nivel de cercanía con otros compañeros de trabajo, pero justo a ella si la consideraba más que solo una compañera, eran amigos aunque solo la veía en el turno nocturno de la cafetería. Tan rápido como ella se acercó volvió a tomar un poco de distancia, su amigo pensaba que lo hizo al recordar que estaban en un evento social importante y debían dar una buena imagen de la cafetería.

–Mantén la espalda recta –aclaró llevándose una mano detrás de la cabeza para confirmar que su moño negro no se hubiera desarmado, su cabello negro ligeramente ondulado suele ser muy alborotado–. Encorvarte puedes lastimar tus lindas vertebras –dijo con los labios elevados en un ángulo pronunciado.

El barista sentía el peso del agotamiento en su espalda, le hubiera gustado responderle ese comentario con otra broma solo que ya no se sentía tan energético para eso. Y tampoco podía animarse a la fuerza porque lo malo de su talento es que no funcionaba en sí mismo, así que en lugar de eso se limitó a responder la pregunta. –Está un poco insistente con que la ayude a recolectar información, está metida en una nueva investigación para una noticia.

La conversación de ambos se vio interrumpida cuando notaron a alguien acercarse, los dos pusieron sus miradas al frente y se pararon rectos para atender a la persona. La mujer, con accesorios brillantes, algunas joyas y una tarjeta purpura colgada de su cuello, se quedó observando las pequeñas luces aparecer y desaparecer del cabello de Bulent a la par que pedía un Latte. Este último no tardó en prepararlo.

Claro que para que la cafetería “Buen Placer” hiciera buena publicidad en este evento tan importante enviarían a su mejor barista, en este caso aquel Iluminado capaz de hacer felices a todos los que comieran lo que preparaba. Su amiga solo estaba aquí para servirle de apoyo, ella le pasó la taza mientras él sacaba el café de la máquina, ella le pasó la leche mientras él la batía y por último la espuma. Recordando que el Latte lleva mucha más leche que espuma, nunca había que olvidar las proporciones.

Los dos esperaron a que la mujer se marchara con su pedido antes de que Bora continuara. –¿Esa es la razón por la que estas tan cansado? Es muy lindo que ayudes a tu madre en el trabajo y todo eso, pero tienes que dormir bien o sino la mala postura puede arruinar tus tiernos huesitos.

–No es eso, el cansancio es solo porque me quedé hasta muy tarde viendo una película. Si ya se, fue una mala idea –contestó de inmediato su amigo, casi como si ya tuviera esa respuesta practicada. Eso llamó un poco la atención de Bora.