Soberano de Constelaciones

Constelación Revelada 1

La punta de una cadena brillosa y dorada se enrolló en una antena, el objeto se tensó cuando el peso se lanzó desde el otro lado y se columpió hasta llegar a la pared del edificio. La Estrella Soberana amortiguó el impulso con sus pies y seguido la cadena fue reduciendo su tamaño, permitiéndole elevarse hasta la cima. En esta ocasión el vigilante de la noche la tenía enrollada alrededor de su brazo derecho, esto debido a que su herida en el otro brazo no podría soportar el peso y ni hablar del dolor que sentiría.

Una vez en la terraza el joven se dejó caer de espaldas, su cabeza mirando directo al cielo negro de la noche, un cielo maravillosamente decorado e iluminado. Cada una de las estrellas que formaban constelaciones eran testigos de sus acciones, pero ahora podía sentir como aquellas estrellas de un claro color rojo tenían mayor luminiscencia.

El vigilante se sacó la máscara teatral para poder respirar mucho mejor, los puntos brillantes en lo alto fueron testigos de su verdadera identidad. –Pero claro –se dijo a duras penas, muy adolorido. Soltó un gemido provocado por una sensación ardiente y punzante cuando levantó su brazo derecho.

La tela negra de la campera estaba abierta desde casi la muñeca hasta la mitad del antebrazo, por debajo no podía verse piel sino sangre. –Un arma escondida, como no se me ocurrió. Era tan obvio, y la corona no pudo protegerme porque estábamos en contacto directo y cercano.

Su brazo no paraba de temblarle, el propio viento de la siguiente estación venidera le hacía arder la fisura en el cuerpo. –Debo ir a un hospital. –Rápidamente cayó en cuenta de sus palabras–. No, no. Van a querer que les explique cómo sucedió, no van a creer mis excusas. Pensaran que fue un intento de suicidio. –Provocar que todos pensaran que intentó suicidarse seria problemático para su rutina diurna y nocturna, y tampoco quería preocupar de esa forma a sus seres cercanos.

Sumado a eso sentía que no tenía energías, estaba demasiado agotado. Incluso la misma corona lo estaba, las manchas amarillas de las gemas eran casi en su totalidad blancas otra vez, su energía iba a agotarse. De por si arrastraba mucho cansancio, más el agotamiento de usar dos habilidades a la vez y ahora está herida.

Todo eso acumulado se sentía como si el cielo se le cayera encima, pesado y aplastante, no podía levantarse, aunque realmente tampoco lo quería. Cerró sus ojos y la única negrura que quedó fue aquella desprovista de vida, desprovista de estrellas. –No pasa nada, no pasa nada. Me haré los primeros auxilios yo solo, nadie se enterará de esto.

Desgarró la manga negra de su otro brazo, le costó el triple de lo que esperaba por la poca energía que portaba. Cuando lo consiguió tuvo que repetir el proceso otras tres veces, cada una más difícil y agobiante que la anterior, sus movimientos eran más lentos y pesados similar a hundirse más en una sustancia viscosa.

Una vez con los tres pedazos de tela negra ató cada uno con fuerza en tres puntos de la herida a lo largo de su brazo, por suerte la línea roja no era exageradamente profunda aunque tampoco superficial. –Eso debería detener el sangrado, pero ahora… solo quiero…

No pudo más y cayó rendido.

-----O-----

Las puertas del elevador se abrieron a ambos costados cuando llegó al último piso, la luz que salía del interior generó un fuerte contraste con la oscuridad del penthouse. No fue hasta que la mujer abandonó del ascensor que los detectores de movimiento encendieron las luces, entonces se reveló una espaciosa zona minimalista: con pequeños sillones a los costados, una mesa en la otra pared y algunos cuadros colgados.

A pesar de que todo el departamento estaba iluminaba destacaban unas figuras de mayor luz, estas tenían la forma de estrellas, planetas, galaxias y cometas y provenían de los cilindros con lámparas en su interior que colgaban a lo largo del techo. No es que a la mujer le disgustaran los árboles Isigis pero odiaba que sus hojas proporcionaran luz toda la noche, le parecía un desperdició total.

Prefería que solo hubiera luz cuando ella lo quería, si no estaba presente en su casa no hacía falta la luz y tener que taparlos con mantas para oscurecer la zona era demasiado trabajo. Ella no había llegado a ser la líder de los Fronterizos haciendo trabajo, para eso estaban los demás, ella mandaba.

El más claro ejemplo era la mujer humana y de piel morena que la seguía a un costado, vestía un traje negro y pantalones elegantes. Solo que era incomparable a su lujo vestido azul oscuro con piedras brillantes que simulaban estrellas, sus largos guantes hasta los codos tenían bordados blancos y usaba tacones. Resaltaba como debía hacerlo cualquier líder.

–¿Cómo me decías? –le preguntó ella a su asistente sin molestarse en mirarla. Siguió su camino hasta la mesa donde estaba el bolso que se había olvidado.

–Algunas páginas de noticias ya están hablando sobre la explosión que ocurrió en un distrito residencial hace poco.

La morcamin de brillosa piel purpura tomó su bolso, lo abrió y reviso que no faltara nada. Sacó una vincha dorada que ató a su cabello gris. En un principio no le podía parecer más irrelevante la noticia que le estaba dando su asistente. –Sí, algunos periodistas son rápidos y no duermen. O solo tienen la suerte de estar en el lugar adecuado. –Sabía que si su asistente le hablaba sobre esto es porque debía haber algo más de fondo, caso contrario la mataría para cambiarla por otra más útil que no le hiciera perder su tiempo.

Para ahorrarle trabajo a su pobrecita asistente se tomó la molestia de buscar entre la información de su cerebro. –¿Cuál distrito residencial? Tenemos fábricas de Polvo de Plata en algunos. –Entonces sumó dos más dos y ahora si se volteó a mirar a la humana–. No me digas que contrataron químicos tan inexpertos, porque si es así haré que le corten las manos a todos los involucrados.

Su asistente bajó la más la cabeza, como si intentara meterla debajo de sus hombros. –Claro que no mi señora. Pero si fue una de sus fábricas la que explotó, no está confirmado todavía pero se habla de que este nuevo vigilante nocturno intervino.




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