Le era difícil a Varnis medir el paso del tiempo o conocer su ubicación actual, se encontraba tirado en la parte trasera de una camioneta con las muñecas atadas a su espalda, y no había ningún orificio o ventanilla por el que pudiera ver el exterior. Lo más cercano que podía tener a una referencia temporal era el escaso sonido de otros vehículos en el exterior, lo que indicaba que ya era muy tarde, lograba sentir cuando el vehículo giraba en una calle aunque como se despertó cuando ya estaba en movimiento no le servía de mucho.
Además, él casi nunca sale de casa por lo que tampoco es que conociera tan bien toda la ciudad capital, ni siquiera conocía del todo su propio distrito.
Por otro lado, el Príncipe parecía estar tranquilo, era más fácil verlo y reconocer sus facciones ya que las marcas de copos de nieve en sus mejillas brillaban. Varnis notaba como cada tanto el otro cautivo cambiaba de lugar: primero miraba a la pared derecha, luego al techo y después le dio la espalda para mirar a la izquierda. Ambos intentaron comunicarse un poco pero estaban amordazados y atados, no tenían muchas formas de hacerse entender sin usar palabras.
El joven de brillante cabello verde ni siquiera estaba seguro de si ambos estaban sintiendo lo mismo, la situación era más que clara, habían sido secuestrados y eso cuanto menos le aterraba. Solo que a comparación de él, el Príncipe estaba demasiado tranquilo, por la forma en la que se quedaba observando con la mirada perdida algún punto Varnis pensaba que el Príncipe tal vez buscaba una forma de librarse de todo esto. Pero tampoco podía asegurar nada más allá de que parecía haber sido entrenado para lidiar mentalmente con este tipo de situaciones.
<Me pregunto si en su planeta serán muy comunes los intentos de secuestros, digo, parece estar acostumbrado ya>. Pasaron unos pocos minutos antes de que el vehículo se detuviera, lo normal es pensar que frenaron ante un semáforo pero cuando los oídos del cautivo dejaron de escuchar el motor andar fue que su corazón se preocupó todavía más.
El silencio de la zona era tal que los dos pudieron escuchar a la conductora sacar las llaves y ambas puertas abrirse, los pasos los rodearon por fuera de la caja de metal hasta que llegaron en frente. De vuelta el sonido de las llaves, esta vez la mujer buscando la que abriría las puertas de atrás <Si antes parecía difícil escapar ahora en su base será todavía más imposible> de solo pensar en lo que podrían llegar a hacerle el labio inferior de Varnis temblaba, su corazón palpitaba con mucha intensidad, irradiando luz como una estrella por colapsar.
La secuestradora encontró la llave correcta y abrió las puertas, ahora ambos cautivos se sintieron en sincronía por el miedo de lo que pasaría. Como ya se esperaban lo primero con lo que se encontraron sus ojos fueron a dos mujeres, las mismas que Varnis pensó que eran mucamas y les dispararon.
No obstante, una pesada sensación le apretó todo el cuerpo cuando notó a más personas a la distancia, todas armadas. Y no solo eso, podía ver muchos robots caminando por el lugar, con cuerpos metálicos y humanoides excepto por sus cabezas que eran una cámara grande. Algunas pocas de las personas y todas las maquinas detuvieron lo que estaban haciendo para mirar al interior de la camioneta, para vigilarlos a ellos.
<Pensé que habían estacionado fuera, pero estamos dentro de la base> nunca escuchó el sonido de una reja o puerta abrirse así que de seguro ya estaba abierta de antes, esperando su llegada.
Los oscuros ojos de Varnis volvieron a centrarse en las dos mujeres, cada una sacó su arma eléctrica y les apuntaron. Tenían rostros muy inexpresivos y endurecidos por vivencias previas, no parecía ser la primera vez que hacían algo así. Los momentos siguientes fueron algo raro porque ambos cautivos pensaron que los agarrarían bruscamente para obligarlos a bajar sin cuidado, solo que no fue el caso, las dos mujeres los miraban y apuntaban pero parecían estar en pausa.
Al menos así fue hasta que llegó otra persona, las dos mujeres se hicieron a un costado pero nunca sin dejar de mostrarles la punta de sus armas. Le abrieron paso a quien parecía ser su superior, si ambas emanaban una imagen ruda el tipo que acababa de llegar era todavía más intimidante para Varnis aunque no pareció serlo tanto para el Príncipe.
El joven observó al Príncipe con una sonrisa de satisfacción, las escasas luces del lugar apenas lo iluminaban pero solo hacían que un ojo brillara; tenía un parche negro en su ojo izquierdo. Su otro ojo se desvió directo a Varnis con gran sorpresa, e incluso inclinó un poco su cuerpo para apreciarlo mejor. Su ojo derecho era de un azul eléctrico y la forma de su rostro era rolliza.

Luego de apreciar al segundo cautivo su sonrisa se desvaneció y se centró en las dos mucamas que los secuestraron. –¿Quién es ese y porque lo trajeron? –les cuestionó, pasándose el dedo incide por el borde de su parche.
<Pensé que tendría una voz mucho más atemorizante> aunque de por sí ya lo era bastante que ni pudiera verle bien la cara, o saber dónde estaba siquiera. A pesar de que Varnis es alguien importante de todas formas es la primera vez que le pasa esto, todo lo que conoce al respecto de este tipo de situaciones fue viendo con un compañero películas y series. Cosa que no le ayudaba a hacerse una buena idea en la cabeza.
La mujer que abrió la puerta parecía más preocupada que su compañera, le tenía más miedo a su superior, tal vez era nueva. Así que la otra fue la que contestó. –Como planeamos, nos encontramos con el Príncipe en el pasillo del hotel y lo secuestramos.
–Inesperadamente ese otro tipo también estaba con él, fue imprevisto –justificó la otra un poco temblorosa, y señalando con su arma a Varnis.
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Editado: 26.11.2025