Soberano de Constelaciones

Entre la Salud y la Enfermedad, Artestrellante

A la mujer de apariencia frágil se le escapó un fuerte estornudo, ella ya estaba acostumbrada a eso y sabía lo que implicaba. Al instante sacó un pañuelo de su bolsillo para llevárselo a la nariz, seguido al estornudo se limpió un poco la nariz; la tela del pañuelo era sueva pero tener que estar constantemente limpiándose las fosas nasales provocaba que estas igual tuvieran un color rosa rojizo. La mujer observó el pañuelo lleno de mocos y lo dobló para volver a guardarlo en su bolsillo <Lo limpiaré en el descanso del almuerzo> pensó intentando volver a concentrarse en su trabajo.

Estaba sentada en un banquillo de metal, en frente una mesa reluciente de limpia tenía una placa de circuitos con hilos de un metal gris cobrizo. Alrededor brillaban algunas gemas Sungers cargadas y otras, de un profundo color negro y con pequeños puntos brillantes de luz amarilla. Ella observó eso un momento antes de girar la cabeza y volver a concentrarse en los planos a su costado, los revisó mentalmente e incluso hizo de nuevo los cálculos para que nada saliera mal.

Sin embargo, antes de poder retomar su trabajo algo la volvió a interrumpir. No le dio mucha importancia al sonido de las puertas corredizas al abrirse, aunque cuando escuchó la voz de su jefa tuvo que voltearse. La mujer de rostro puntiagudo no venía sola, sino que otra muchacha que le llegaba al hombro y tenía lentes negros la acompañaba <¿Una nueva compañera?> pensó al instante con algo de recelo, ella no quería y tampoco creía que necesitara una. <No, una nueva pasante seguro>.

–Espero no interrumpir nada, Irfan –dijo su jefa con un tono estirado, deteniéndose a un lado de la mesa de trabajo. La otra muchacha que la acompañaba parecían muy emocionada, sus ojos se pasaban de una punta a otra por todo el laboratorio debajo de los lentes. Era fácil notarlo porque movía mucho la cabeza también.

La Artestrellante quiso ir directo a la luz. –No se preocupe ¿Qué ocurre?

La mirada de su jefa bajó a un costado, y por lo tanto la atención de Irfan también. –Tranquila, no vengo a asignarte una nueva compañera o algo asi. Tampoco diría que es una pasante pero se le aproxima bastante.

Apenas la mujer hizo un momento de silencio la muchacha aprovechó para hablar, tenía una voz muy energética y llena de emoción. –Puedo explicarle, no se preocupe. –Lo primero que la chica nueva hizo fue levantar su mano para saludarla, Irfan le dirigió una mirada y como no quería tocarla para contagiarla mantuvo la distancia, se limitó a levantar la mano y sacudirla en un saludo. Eso no desanimó a la muchacha y prosiguió. –Conozco a la fundadora de esta empresa desde hace tiempo, estoy haciendo un trabajo de investigación sobre el funcionamiento de la Tecnología Aster y me permitió hacerlo en su empresa de electrodomésticos.

En particular algo de ese discurso desorientó a Irfan <¿Conoce a la fundadora? Pensé que era una mujer muy mayor ¿Cómo la conoce? Ah pueden ser familiares algo lejanos o ser amiga de un familiar>.

–Eres una de las mejores Artestrellantes de la empresa, por eso concluimos que lo mejor sería presentártela –agregó la jefa levantando la mirada. Se alejó un poco de la muchacha y se dio media vuelta–. Las dejaré trabajar, cualquier cosa que necesiten me avisan. –Las puertas se abrieron para darle paso y se cerraron a su espalda.

Hubo un pequeño silencio entre ambas pero Irfan recordó que debía ser cordial, además es fácil llevarse una mala imagen por la desinformación y no quería hacer quedar mal a su jefa por eso. –Ya debes saberlo, pero soy Irfan. Disculpa que no te saludé antes pero estoy enferma y no quiero contagiarte.

–No te preocupes, me comentaron sobre eso antes –dijo. Abría en grande la boca para hablar. De un pequeño bolso a su lado sacó una tablet que encendió y se aproximó más a la mesa de trabajo–. Es un placer, mi nombre es Raidia ¿Puedo preguntar en que estas trabajando ahora?

La mujer volvió a centrarse en su trabajo. –¿Conoces los dispositivos Cons-Bulut?

–Si los vi, esos zapatos que permiten caminar por el aire haciendo aparecer nubes. –La mujer de nariz rojiza notó que el labio inferior de la muchacha era más grueso que el superior.

–En efecto, al igual que con el talento similares de algunos Iluminados, no es algo que puede hacerse por mucho tiempo. Aun asi estoy modificando el diagrama de flujo para ver de poder agregar más Sungers y averiguar cuando tiempo más puedo hacerlas funcionar.

Raidia abrió sus ojos sorprendida. –Eso necesitaría de zapatos mucho más grandes, aunque dejarían de ser tan cómodos y ligeros.

–El punto es mantener el mismo tamaño de los zapatos. –La muchacha soltó una pequeña risa nerviosa, se debió haber sentido como una tonta, claro que la empresa se aseguraría de algo asi.

Irfan sentía que no podía concentrarse, al menos no con esos ojos mirones pasándose por todo lado. Ya le había pasado antes, no le gustaba mucho ser el centro de atención y la presencia de desconocidos la distraían; asi que lo mejor sería primero encargarse de esta muchacha antes de seguir. Se giró sobre el banquillo para tenerla cara a cara. –Cuéntame Raidia, en específico ¿Qué te interesa saber sobre la Tecnología Aster?

La muchacha de rostro rectangular se alejó unos pasos. –Puede sonar tonto pero me gustaría saberlo todo. –Se sacó los lentes para rascarse debajo de un ojo, y en ese instante Irfan supo que ella no era de Elestial. No, sus ojos, brillaban de un color dorado divino. Es una Visionaria, una Seleniana–. Quiero decir, conozco algunas cosas sobre su tecnología pero preferiría aprender de cero todo lo que sabes. Para evitar información errónea de mí parte.

En ese instante la nariz le picó, sabía lo que se venía. Se apresuró en sacar un pañuelo, desdoblado en otro lado, y se lo llevó a la nariz cuando estornudó. –Sera mejor que nos tomemos el descanso para almorzar.

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Ambas estaban sentadas en unos cómodos bancos, en frente una mesa ancha de madera tenía sus bandejas con comida. A diferencia de Irfan Raidia apenas se concentró en comer, en su lugar le sacó una foto a una foto a una Estelita y luego jugaba con ella pasándosela entre los dedos. Mientras que la Artestrellante le seguía explicando lo que sabía cómo si hablara con unan niña pequeña. –El Estelio es ese metal gris cobrizo que vista en mi mesa de trabajo, es el único conocido que es un muy buen conductor de Thelema. Asi se alimentan los circuitos.




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