Hace un par de horas que la rotación había pasado la mitad de su vuelta, para la gran mayoría de personas estaría acabando la hora del almuerzo. Aunque, entre aquellos que ni siquiera habían almorzado, se encontraba un joven caminando por la calle. Él era consciente de todas las miradas que atraía solo que ya estaba acostumbrado y sabia ignorarlas, además no podía esperar otra cosa cuando su cabello verde y brillante parecía mucho más natural en vez de teñido y su par de ojos eran tan profundamente negros como estar perdido en un vacío sin estrellas.
Vestía ropa gris y negra para combinar mientras caminaba por la vereda, era raro encontrar árboles que aun mantuvieran algunas hojas azules aunque sea. Casi en su totalidad todos las habían perdido e incluso ya fueron barridas, esfumando cualquier rastro de ellas. Los árboles plantados simétricamente a lo largo de la vereda ahora parecían huesos de personas tallados y moldeados como espinas. Algo tétrico si uno estuviera bajo sustancias alucinógenas en la noche.
A su espalda podía apreciarse la poderosa y brillante estrella Saglamak, de un amarillo blanquecino, elevándose cada segundo más en el cielo como si intentara escalar la inmensa Bóveda Celeste. Un gigantesco edificio ubicado en el centro de la ciudad, aunque cada paso que daba Varnis lo alejaba un poco más y por ende parecía encogerse más también.
Su objetivo era un lugar ubicado a pocas cuadras de aquella mega estructura, bueno, eran 12 cuadras, lo que podía ser poco para algunos y mucho para otros. Personalmente su trabajo lo obligaba a mantenerse mucho tiempo dentro de casa, así que disfrutaba oportunidades como esta para poder salir y caminar.
Entre paso y paso su estómago rugió por lo que se llevó una mano al abdomen <Tengo que pedir algo que me llene> pensó dándole paso al hambre. No es solo que no hubiera almorzado, eso se debía a que estuvo muy ocupado con un asunto inesperado de su trabajo y aquello lo dejaba hambriento. De igual forma logró luchar contra los pensamientos provocados por la falta de hambre al distraer su mente con recuerdos de Bulent, su cabello corto y violeta, las luces como estrellas goteando que surgen de él, su piel blanca y sonrisa ancha. Le gustaba mucho y ya quería volver a verlo, molestarlo y reírse con sus ocurrencias.
Incluso, últimamente le ocurría mucho que cuando se cruzaba a un hucamin varón su cerebro razonaba al instante que se trataba de ese barista. Y en el 100% de los casos hasta ahora siempre se equivocaba, algo que lo hacía sentir mal porque para él casi todos los hucamin se veían muy iguales, a menos que tuvieran algún rasgo muy distintivo como el color de la piel o peinados extravagantes <Creo que esa es una cosa que me gusta de él, no es tan extravagante. No le interesa llamar la atención>.
Pensar en aquello hizo que no se percatara cuando llegó a su destino, la cafetería Buen Placer. No había tanta gente debido a la hora, y eso le gustaba porque era más probable que pudiera elegir su lugar favorito cerca de una ventana y un televisor colgando de la pared. El familiar sonido de una campana sonó cuando abrió la puerta.
A la par que iba a sentarse sintió las miradas de empleados más que de otros clientes, sin duda podía decirse que era un cliente recurrente, ya todos lo conocían aunque no hubiera hablado con casi ninguno <Me pregunto qué pensaran ellos de mi> se le escapó aquello de su mente <Podría tirarle un comentario en broma a Bulent para guiar la conversación hacia ese tema>.
La sonrisa expectante en su rostro fue disminuyendo cuando se percató de algo, quien se acercaba no era su barista favorito sino alguien más, una mujer que incluso parecía más tímida con cada paso que daba hacia él. Intentó no parecer intimidante u hostil, pero esto era muy extraño ¿tal vez una elaborada broma de parte de su “amigo”?
–Muy resplandecientes tardes, le ofrezco la carta de pedidos ¿o ya tenía algo en mente hoy?
Los ojos negros de Varnis se estancaron en la figura de aquella mujer, esta pareció asustarse un poco y retrocedió unos pasos, tenía los brazos adelante como si estuviera lista para usarlos para defenderse. Y no era para menos porque, aunque no se percató, Varnis expresaba una clara insatisfacción. –¿Dónde está Bulent? –quiso saber yendo directo al grano.
–Él… –El susto de la mujer parecía dificultarle hablar, o pensar–. Llamó temprano hoy, un par de horas luego de que abriéramos. Avisó que no iba a venir porque se encontraba muy enfermo.
–¿Muy enfermo? ¿Qué es lo que tiene?
–No lo sé, eso fue lo único que me contó la encargada.
La voz de Varnis se volvió más apacible. –Ya veo, bueno. Creo que ya no tengo tanta hambre hoy. –En realidad si la tenía, e incluso más, sentía que su cuerpo le pedía algo de la comida mágica de ese Iluminado para poder sentirse más feliz, un sentimiento que le costaba generar por sí mismo.
De igual manera ignoró esa suplica, se despidió de la camarera para marcharse del lugar e ir a una plaza tranquila que estaba cerca. Una vez allí fue que sacó su celular, no tenía el contacto de Bulent en Estrellanet porque no le gustaba mucho usar redes sociales pero tenía su número agendado por lo que lo llamó por línea.
-----O-----
La luz de la tarde ingresaba por las ventanas, las cortinas estaban corridas pero el cristal cerrado para impedir lo más posible invitar al frio viento. El departamento se encontraba muy limpio, no porque solo vivieran dos personas sino que ambas sabían ser ordenadas. Bueno, más o menos, el cuarto del Iluminado no era tan limpio y ordenado pero él era el único que lo habitaba así que era problema suyo.
Y en vez de ordenar su ropa arrugada y tirada, u organizar los papeles y notas sobre el escritorio él se encontraba en la sala. Gustoso sobre el sillón con una cuchara metálica en mano y un pote de helado haciéndole compañía a su lado, a unos metros de distancia el gran televisor mostraba un documental sobre el planeta Tau Ceti. Bulent lo observaba muy atento hasta que un molesto ruido le apagó la atención, tampoco podía culpar al objeto porque estaba diseñado para provocar ese ruido en específico, cuando alguien lo llamaba.
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Editado: 17.12.2025