Soberanos De Entelequia

CAPÍTULO 7 - HEREDIA, CIUDAD DE LOS HEREDEROS

Evadne aterrizó bruscamente en un suelo de madera clara de lamas perfectamente colocadas que no amortiguaron demasiado la caída. Agitada, miró a su alrededor. El Orbe Cerúleo ya no estaba y todo su mundo había desaparecido. La puesta de sol, los campos sembrados, la brisa, los soldados, todo se había esfumado. Incluso Khamsin la había abandonado. Había dicho que la seguiría tras cruzar ella, pero o le había mentido o no había conseguido huir de los soldados. El parqué era continuado por unos muros de ladrillo azulado y un techo de vigas largas talladas de piedra. El orbe la había trasladado directamente al interior de una casa. Era un hogar modesto en tamaño, pero muy acogedor. Del exterior venía el sonido como de una fuerte corriente, pero no había ventanas para mirar hacia fuera por lo que todo el lugar estaba cálidamente iluminado con lámparas de aceite. Aturdida, pensó entonces que podía encontrarse en un sótano, pero había una puerta tras ella que daba la sensación de ser una puerta de entrada por cómo estaba decorada y por parecer aquello el recibidor de una vivienda. Pero a la vez parecía resistente y blindada como si algo no debiera entrar o salir de allí. También había unas escaleras de subida, del mismo material y color que el suelo, en forma de espiral. El resto de la estancia era bastante diáfana. Tenía una cocina a su derecha con lumbre y un caldero humeante que olía realmente bien, salado, como a un guiso de pescado y que otorgaba aún más un ambiente hogareño. Al otro lado separado por un pilar, más grueso que las vigas del techo, pero igualmente tallado en piedra.

Su primer instinto fue, sintiéndose una intrusa, encaminarse a la puerta con la intención de marcharse sigilosamente. No sabía a quién pertenecía esa casa así que, ni por qué Khamsin la había trasladado hasta ese lugar. Además, tenía que averiguar dónde estaba exactamente. Por otro lado, si había acabado allí tal vez ese sería porque era el lugar más seguro. Podría ser el hogar de Khamsin y de seguro, si tenía la oportunidad de escapar, también iría allí. Si se marchaba definitivamente podía no volver a verle. Tenía muchas preguntas que hacerle. Aunque, una parte de ella era más pesimista y no estaba segura de que nadie, ni siquiera alguien con ese poder, pudiera escapar del ejército herediano. Entre su indecisión y su miedo decidió inspeccionar fuera primero. Pero, cuando ya estaba con la mano sobre la manija, escuchó un ruido proveniente de la parte de arriba. Algo había caído sobre el suelo del piso superior y había rodado un poco. Seguramente arriba estarían las habitaciones y era posible que hubiera alguien más allí. Puesto que Khamsin la había hecho llegar allí, supuso que estaba a salvo, a pesar de que los nervios la hacían desconfiar de la situación. Decidió volverse valiente y cambió de parecer. Si salía de la casa corría el riesgo de que sus piernas echaran a correr de pavor para no volver a mirar atrás, pero entonces nadie sabría jamás qué había sido de Khamsin. No le conocía demasiado en realidad y si los soldados le buscaban debía ser por algún motivo, pero si había alguien en esa casa que sintiera aprecio por él debía saberlo al menos. Era lo mínimo que podía hacer. Se aferró con fuerza a la barandilla de la escalera y comenzó a subir. Apreciar los detalles de la estilizada madera de cerca le hacían comprender dos cosas. Primera, que era un material caro y elegante, y segunda, por su crujido y su estado más deteriorado que era una casa antigua a pesar de que la escalera parecía haber tenido un tratamiento cuidadoso de la madera. Al llegar arriba del todo se dio cuenta de que se oía a un traqueteo constante muy sutil a pesar de que el fuerte ruido exterior no cesaba. Parecía una tormenta. Desde ahí sólo veía un pequeño pasillo y un par de puertas ambas abiertas, pero apenas podía ver el interior de las habitaciones. Ambas habitaciones estaban completamente a oscuras. No tenía mucho sentido estar en una habitación sin luz y mantener iluminada toda una estancia inferior en la que no había nadie. Si había alguien allí debía estar durmiendo, aunque eso no explicaba porque los candiles del piso de abajo estaban encendidos. Tampoco sabía qué hora era. Nunca se había parado a pensar demasiado cómo funcionaban los Orbes, pero creía tener claro que el viaje era instantáneo. Igualmente, si la hubiera trasladado al otro lado de la esfera, lo cual era posible, sí sería de noche a pesar de que era por la mañana en el lugar donde había estado hacía sólo unos segundos. Habitualmente los Orbes Cerúleos estaban todos en longitudes similares de la Luna Entelequia para evitar a los viajeros las diferencias horarias. A no ser que estuvieran dirigidos a alguna ciudad en concreto situada en las antípodas. Eso era lo que sucedía con los Orbes oficiales no con el que había creado Khamsin, que podía haberla trasladado a cualquier lugar.

Tras tal disertación en la mente de Evadne concluyó que, efectivamente, quién estuviera arriba debía estar durmiendo, aunque eso no explicaba el traqueteo constante que escuchaba. Sería, tal vez, algún mecanismo de relojería.

—¿Crees de veras que no he escuchado el atronador trompazo que has causado al aterrizar en mi sala de estar?

La voz dejó helada a Evadne. Estaba petrificada, sin saber qué hacer. Ya no podía dar marcha atrás y salir corriendo. Khamsin tenía que haberla enviado a casa de un conocido suyo, alguien en quien confiase, así que no debería correr peligro. Tal vez sería un Jinn al que no conocía, pero ese lugar no podía ser fulgor. Según decían las historias que se contaban en su tierra, el Fulgor no tenían necesidad de tener un hogar. Los Jinn eran seres hechos de luz que no tenían las mismas necesidades que los demás. O eso se decía. Entonces pudiera ser la casa de un Augur o quizá una Ondina, porque Evadne aún dudaba de que Khamsin fuera realmente un Augur. Su voz era demasiado atrayente y su aura era misteriosa. Así era como se describía a las Ondinas en Vergel. Evadne no había visto casi Ondinas en su vida, pero sí muchos Augures cuya tierra natal también es Vergel. Era factible que Khamsin quisiera huir con alguien de su pasado. Alguien en quien pudiera confiar y con quien estar verdaderamente a salvo. Tal vez un familiar. Entonces recordó que Khamsin le había hablado de que su padre estaba fuera de Vergel, pero no había concretado el lugar. Si estas huyendo, correr hacia tu familia, a tu hogar, es lo que más sentido tenía para Evadne.



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En el texto hay: fantasia, destino, magia

Editado: 02.05.2025

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