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Era un día oscuro y frío de junio y los relojes daban la una. Caroline miraba hacia su ventana observando la luz de la luna, con la barbilla clavada en el pecho en su esfuerzo por burlar el molestísimo viento, preguntándose una y otra vez que es lo que había hecho mal, ¿a caso ella no fue lo suficiente?, sin respuesta a su pregunta se recuesta en su cama. Intenta dormir pero no puede, abre los ojos y da una vuelta en la cama, resignada a no poder dormirse baja a la cocina, bebe un vaso con agua, se sienta y sigue pensando. Su mente está en guerra y eso lo detesta. Logra poder dormir pero entra en un sueño donde el se encuentra aún con ella dándole el apoyo que necesita en este momento. Ella despierta piensa en llamarlo pero niega con su cabeza, vuelve a su habitación pero al entrar lo encuentra a el sentando en su cama.
—¿Qué haces aquí?—pregunto ella acercándose a el
—Debes de cerrar la ventana, un loco puede entrar por ahí y asesinarte—dice el
—¿Y ese loco que viene a asesinarme eres tú?—pregunta ella alzando una ceja
—No. Yo soy el loco que viene a salvarte de tu miserable mundo—dijo el riendo
Ella ríe y se acerca a el.
—Te necesito—dice el acercándose a ella
Junta su nariz con la de ella y le susurra de nuevo "Te necesito".
—Lose, lose—dice solloza
Despierta y toma otro sorbo de agua, una lágrima se desliza por su mejilla pero no la limpia. Sube a su habitación y espera encontrarlo sentando al costado de su cama pero no es así. Otra lágrima se desliza pero esta viene cargada de muchas más, se tira al piso y llora. Ella grita y su mamá se acerca a la puerta.
—No vale la pena cariño—dice ella sin importarle el dolor de sus palabras a su hija
—Vete por favor—dice suplicante ella—por favor
La madre abandona la habitación dejando a su hija echa un mar de lágrimas.
La noche transcurre y poco a poco ella queda dormida. Al día siguiente ella despierta con sus sus ojos color rojos de tantas lágrimas derramadas anoche, voltea a ver su celular pero solo encuentra un mensaje de su amiga Babi.
Babi: Tal vez no sea el mejor consejo pero deberías de hablar con el Caroline.
Lee el mensaje para luego tirarlo en la cama. Grita una y otra vez mientras que sus padres intentar ignorar su berrinche.
Babi y Karen sabían que Caroline solía hacerse la fuerte pero ellas también sabían cuando ella se rompía en mil pedazos. Ellas sabían que Caroline ya no aguantaría que alguien más la engañara, que alguien más jugará con ella, que alguien más le rompiera el corazón.
Caroline bajo a la cocina y ambos de sus padres la miraron decepcionados ella les sonrió amablemente y se sentó a un extremo de la mesa.
—¿Quieres que te lleve a la escuela?—pregunto su padre dando un sorbo de café
Ella negó con la cabeza.
Terminó su desayuno y luego salió de la casa. Ella solía ir a la escuela con Thomas, solían hablar sobre su pasado pero poco a poco ambos comenzaron a sentir algo que más que una simple amistad, esa amistad que se convirtió en amor, ese amor que se convirtió en dolor.
Rodó los ojos y siguió su camino, cuando por fin llego a la escuela sintió una enorme punzada en su pecho. Cerró los ojos un momento y luego los abrió para toparse con la figura de Thomas.
—Hola—fueron las primeras palabras que salieron de los labios de Thomas
Ella dio un suspiro y luego siguio caminando. Thomas la tomo del brazo pero ella se safo de el.
—Déjame—dijo ella firmemente para luego retirarse
Se dirigió al baño y se limpio una lágrima que estaba a punto de caer. Sonó el timbre que informa que la primera clase estaba a punto de comenzar.
Al entrar su amiga Babi se acercó a ella, la rodeo con su brazo y le sonrió.
—Estoy bien—dijo Caroline
—Lose lose—dijo
Karen se acercó a ella y abrazo a ambas.
—Hola—dijo sonriendo—¿estas bien?
Caroline asintió y las tres se dirigieron a sus asientos.
El profesor Bruce entro por la puerta y con el un enorme silencio.
—Quiero presentarles a un nuevo compañero que espero les agrade, el acaba de mudarse con su padre desde California. Pasa—dijo abriendo la puerta para que un chico entrará
Editado: 23.11.2018