Capítulo 13

CAPITULO 13

Tenía dos cosas claras: una, no te dejes engañar por las apariencias, y dos, nunca subestimes a las personas; a veces, las sorpresas vienen en formas que no puedes imaginar.

Logan, por ejemplo, era uno de esos casos. No era el típico chico de apariencia inalcanzable ni el tipo que provocaba suspiros en cada paso que daba. Yo había caído en el error de etiquetarlo rápido, dejándome llevar por esa primera impresión superficial de desinterés. Un error que, al parecer, estaba a punto de pagar caro.

Y no lo digo por el hecho de que su sonrisa se estuviera colando por mis defensas o por la forma en que sus ojos parecían decir mucho más de lo que sus palabras jamás lo harían. No. Lo que realmente me inquietaba era cómo, en un solo gesto, estaba demostrando ser mucho más de lo que yo había querido verle.

La cafetería del campus, en ese momento, no era solo un lugar para beber algo y pasar el rato. Era el escenario de una conversación que estaba tomando un giro inesperado. No me lo esperaba de él, ni mucho menos. Pero aquí estaba Logan, ofreciéndome un batido y, de alguna forma, haciendo que todo fuera... diferente.

—Entonces... —comenzó, con una sonrisa algo traviesa que no pude evitar notar.

Sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y algo más, algo que no sabía si quería identificar aún. Se sentó frente a mí, su actitud relajada pero genuina, como si el mundo no le estuviera pidiendo nada más que un momento de atención. La bebida se deslizaba suavemente entre sus dedos. Me tendió el vaso con la misma delicadeza con la que podría haber dado una joya rara.

—Cuéntame algo sobre ti.

Era extraño, casi incómodo. Hablar de mí misma nunca había sido fácil. No me gustaba, pero tampoco quería parecer una tonta manteniéndome en silencio. Así que tomé el batido, dejando que el sabor dulce me distrajera un poco mientras decidía qué parte de mi vida quería compartir con él, y qué parte quería seguir guardando bajo llave.

—Tengo un hermano. —dije finalmente, con un tono que intentaba ser tan indiferente como fuera posible.

—Alexandre. —respondió él, sin dudar, como si ya supiera lo que iba a decir. Esa simple palabra me hizo detenerme, y no pude evitar mirarlo más de cerca.

—Sí, Alexandre. —musité, aunque ahora las palabras parecían algo vacías.

Había algo en el aire que me estaba envolviendo. Algo que no tenía que ver solo con la conversación, sino con la sensación de estar compartiendo algo real con alguien. Y eso me aterraba, en un sentido extrañamente excitante.

Me encogí de hombros, buscando evadir la atención total sobre mi hermano, pero Logan no parecía dispuesto a dejar que me escondiera tan fácilmente.

—Es un desastre, en realidad. Siempre metido en líos. Como si el caos fuera su segundo nombre. —Las palabras salieron de mi boca sin pensarlo mucho, con una ligera risa amarga al final. No era como si estuviera bromeando exactamente, sino más bien como si estuviera aceptando, finalmente, la inevitabilidad de lo que era mi hermano.

Logan soltó una risa baja, casi imperceptible, pero la chispa de interés que apareció en su mirada no pasó desapercibida. Me observaba de una forma que no sabía si era para analizarme o simplemente para divertirse con mi historia.

—Me suena a que tienen una relación... interesante. —dijo él, levantando una ceja, jugando con la pajilla del batido de manera tan despreocupada que me hizo preguntarme si realmente estaba tomando en serio lo que le acababa de contar.

Algo en su tono, sin embargo, me hizo saber que no lo decía de forma burlona. Había algo sincero, y también algo cómplice. Como si supiera que detrás de mis palabras había mucho más. Que todo lo que estaba diciendo no era más que una fachada, un filtro con el que intentaba reducir la complejidad de las cosas. Pero Logan... parecía ver algo más allá de eso.

Y entonces, en un suspiro, me di cuenta de que quizás había hecho bien al no subestimarlo. No solo porque estaba siendo más amable de lo que hubiera imaginado, sino porque, de alguna forma, parecía estar dispuesto a mirar más allá de las capas de distanciamiento con las que solía protegerme.

—Interesante... —repetí, con una pequeña sonrisa, casi sin querer. —Sí, eso es exactamente lo que diría. Pero no te hagas muchas ideas, Logan. Las relaciones familiares son siempre un caos.

Mi mente me instaba a cerrar la conversación ahí. A no permitir que el misterio se extendiera demasiado. Pero algo dentro de mí, algo que no podía comprender del todo, me empujaba a seguir hablando. A seguir abriéndome, aunque solo fuera un poco.

—Y tú, ¿cómo eres? —preguntó con tono desafiante, como si no pudiera esperar para escuchar más de mi historia.

Sonreí de lado, mirando a Logan con picardía.

—Yo... soy una bomba de relojería, pero sin el relojería. Simplemente soy una bomba. —dije con una sonrisa traviesa. —Soy todo lo que los demás piensan que no soy... y lo disfruto.

Logan se echó hacia atrás en su silla, claramente entretenido por mi actitud descarada. Su mirada era un juego entre admiración y diversión.

—Tienes una manera de ver la vida... bastante única. —comentó, y la forma en que lo dijo me hizo sentir que había tocado un punto sensible.

—Lo sé, soy un caos... pero al menos no soy aburrida. —respondí con una sonrisa, desafiando su mirada.

—Interesante.

—¿Sabes? —dije, mientras me apoyaba en la mesa, dejando el batido a un lado. Comencé a parlotear sin filtro, como si tuviera que soltar todas esas ideas que se me ocurrían. —Me parece que las personas que dicen que tienen todo bajo control en realidad son las que más lo han perdido. O sea, ¿quién puede tener todo bajo control? Es un mito. La vida es un caos, y los que pretenden que no lo es son los que tienen más miedo de admitirlo.

Logan me miraba con atención, esa mirada suya tan profunda, como si estuviera escuchando cada palabra como si fuera lo más interesante del mundo. No intentaba interrumpirme ni decir nada; solo se acomodaba en su silla y sonreía ligeramente, como si le divirtiera mi manera de ver las cosas.