Capítulo 34

CAPITULO 34

Entré en la habitación de Nicole con el corazón pesado. Ella estaba recostada en su cama, mirando al techo con una expresión pensativa. Aiden me estaba empezando a preocupar más de lo que me gustaría admitir, y no podía guardármelo más. Necesitaba sacar todo lo que llevaba dentro, y Nicole era la única que parecía dispuesta a escuchar.

Comencé a caminar por la habitación de un lado a otro, mis pasos resonando sobre la alfombra suave, como si de alguna forma eso pudiera darme respuestas.

Mis dedos jugueteaban con el borde de mi suéter, y mis pensamientos giraban constantemente alrededor de Aiden. No podía dejar de preguntarme qué estaba pasando por su cabeza, qué había en su pasado que lo mantenía tan atrapado en esa coraza de indiferencia.

Nicole no dijo nada durante un buen rato, solo me observó en silencio mientras yo seguía paseando de un lado a otro, como si esa acción me ayudara a ordenar mis pensamientos. Finalmente, cuando me cansé de dar vueltas, me dejé caer en la silla que estaba cerca de su escritorio, suspirando con pesadez.

—No sé qué hacer, Nicole —dije, pasando los dedos por mi cabello. —Me he vuelto tan cercana a tu hermano, y me estoy empezando a preocupar por él. Pero no sé si es lo correcto. No sé si debería involucrarme tanto.

Nicole levantó una ceja, sorprendida por lo que acababa de decir. No me miró de inmediato, sino que siguió observando el techo un poco más, antes de soltar un suspiro y finalmente voltear para mirarme.

—¿De qué estás hablando? —preguntó, su tono tranquilo, pero con un destello de curiosidad en su mirada.

No pude evitar fruncir el ceño. Sabía que estaba siendo un poco vaga, pero no me atrevía a dar detalles aún. De alguna forma, lo que sentía por Aiden era algo confuso y extraño. Nunca había sido tan cercana a alguien, ni siquiera a Nicole, pero con él era diferente.

Cada vez que lo veía, algo dentro de mí se rompía un poco más, como si supiera que había algo profundo en él, algo que nunca había mostrado, pero que estaba pidiendo a gritos salir a la luz.

—Lo vi anoche mientras dormía —le confesé, sin poder aguantar más las palabras. —Estaba teniendo pesadillas. Es como si estuviera atrapado en un ciclo, reviviendo lo peor de su pasado, algo que no puede controlar. Y... me preocupa. Porque Aiden no es el tipo de persona que muestra lo que siente, y eso lo hace aún más difícil de entender.

Nicole se quedó en silencio. Fue como si esas palabras se quedaran suspendidas en el aire, y un miedo inexplicable se apoderó de ella. Su rostro se apagó, como si todo se hubiera vuelto mucho más real de lo que quería que fuera. No estaba segura de si me lo estaba imaginando, pero su reacción no fue la que esperaba. Algo había tocado un punto sensible.

—¿Pesadillas? —preguntó, su voz temblorosa, y su mirada se llenó de un temor evidente. —¿Qué tipo de pesadillas?

Me detuve, mirándola con algo de inquietud. Algo en su voz me decía que había algo más detrás de todo esto. Mi estómago se apretó.

—No sé qué las causa —respondí. —Pero ayer, por ejemplo, parecía estar atrapado en algo. Algo lo perseguía, lo hacía sufrir. No entendí muy bien, pero... algo dentro de mí me dice que está relacionado con su pasado, con algo que nunca ha mencionado.

Nicole se quedó en silencio por unos segundos. Sentí que el aire se volvía más denso, como si el tema de conversación se hubiera vuelto más serio de lo que estaba dispuesto a admitir. Ella no decía nada, y esa falta de respuesta comenzó a preocuparme aún más. Cuando finalmente habló, su voz sonaba mucho más baja, como si estuviera sopesando cada palabra que iba a decir.

—Aiden... tiene esas pesadillas cuando... cuando ve a mi padre —susurró, mirando sus manos, como si no pudiera levantar la vista. —Siempre que ve algo que le recuerda a él, esas pesadillas lo alcanzan. Y no sabe cómo escapar de ellas. Es como si su mente lo estuviera atormentando, recordándole lo que ocurrió.

Mis ojos se abrieron, mi corazón dio un vuelco. ¿El padre de Nicole? No sabía que Aiden tenía algo que ver con él, o que algo de su pasado pudiera afectarlo tan profundamente.

Pero eso no explica los golpes en su cara.

—Tu padre... —repetí, mi voz temblando un poco. —¿Qué relación tiene Aiden con él?

Nicole finalmente levantó la mirada y me miró con los ojos llenos de una mezcla de tristeza y frustración. Pude ver que le costaba hablar de eso, pero me lo dijo de todos modos, como si necesitara que alguien lo supiera.

—Mi papá está en la cárcel, Alex —dijo, su voz quebrada. —Y cada vez que Aiden ve algo que le recuerda a él, esas pesadillas lo invaden, y no puede hacer nada para detenerlas.

Mi mente se llenó de imágenes confusas, de piezas que no encajaban, pero de alguna manera todo parecía tener sentido. Aiden, el chico que siempre parecía tan distante, tan frío, estaba cargando con un dolor que no le permitía avanzar. Y yo, que pensaba que lo conocía, solo había visto una parte de él.

Nicole se quedó en silencio, y yo también. No sabía qué decir, pero sentí una presión en el pecho. Sabía que Aiden no estaba bien, que lo que veía era solo una fachada. Ahora, más que nunca, sentía la necesidad de estar cerca de él, de ayudarlo, aunque no supiera cómo.

Finalmente, Nicole habló de nuevo, esta vez más tranquila, pero con una sonrisa triste en su rostro.

—Si alguna vez necesitas hablar de esto, sabes que puedes contar conmigo, ¿vale? —dije suavemente.

Nicole suspiró profundamente antes de hablar nuevamente, con la mirada fija en el suelo, como si le costara mucho pronunciar esas palabras. La habitación estaba tan silenciosa que cualquier sonido parecía amplificado.

—Aiden... mandó a mi padre a la cárcel —dijo, como si fuera una confesión que llevaba tiempo guardando, algo que nunca había soltado por completo.

Sus palabras me golpearon con fuerza, más de lo que esperaba. No entendía cómo algo así podía ser posible. Aiden, el chico al que había visto tantas veces actuar como si nada le afectara, ¿había hecho algo tan grave como eso?