Sobre Hielo

Capítulo 41

CAPÍTULO 41

Había llegado el día. Las primeras eliminatorias de la competencia regional. El aire del camerino estaba cargado de tensión y emoción, las chicas de diferentes partes del país se preparaban para darlo todo, y yo... yo trataba de controlar mis nervios, aunque la emoción me invadía por completo. Las piernas me temblaban bajo el uniforme, pero no podía dejar que eso me afectara. Esta era mi oportunidad, y la iba a aprovechar.

La semana pasada había sido un caos: discusiones, confusión, los chicos, las decisiones mal tomadas... Pero eso quedaba atrás. Era hora de regresar a lo que realmente importaba, de enfocarme en lo que estaba aquí, en lo que debía hacer. Pero el destino parecía tener otros planes.

Bea estaba en un rincón, observándome con los ojos fijos, como un depredador esperando su oportunidad. A pesar de que traté de ignorarla, sabiendo que hoy no era el día para confrontaciones, algo en su mirada me decía que ella no pensaba lo mismo.

Con la actitud de siempre, Bea comenzó a deslizarse hacia mí sobre sus patines, el sonido de las ruedas sobre el suelo resonaba en el aire, marcando el ritmo de su avance. Me volví hacia el casillero, intentando concentrarme en mis cosas, en mi teléfono, en algo, pero ella no se iba a ir tan fácilmente.

—Alexandra Waldorf —dijo en voz baja, como si cada palabra estuviera impregnada con veneno. La miré sin cambiar mi expresión, manteniendo la calma—. Me enteré de que te habían rechazado, pero aquí estás.

Mis ojos se clavaron en ella, pero no respondí de inmediato.

—Sí, ¿tienes algún problema con eso? —respondí finalmente, girándome hacia el casillero para tomar mi teléfono.

Justo cuando mis dedos alcanzaron el borde, Bea cerró el casillero con fuerza, bloqueándome el paso.

—¡¿Qué haces?! ¡Me vas a partir la mano! —exclamé, sorprendida por su gesto agresivo.

Bea no mostró ninguna señal de arrepentimiento. Su mirada era fría, calculadora, como si estuviera disfrutando cada segundo de la tensión.

—Escúchame bien porque no pienso repetirlo —dijo, acercándose aún más, sin apartar la vista de mí—. Aléjate de Aiden. Él es MÍO.

Mi respiración se aceleró por un instante, pero rápidamente recuperé la compostura. No iba a dejar que Bea me arrastrara a esa espiral.

—Es el último nombre que quiero escuchar ahora mismo —respondí con frialdad, girándome completamente hacia ella.

Estaba cabreada con él por exponerme ante Logan solo por su ego.

Bea arqueó una ceja, claramente sorprendida por mi respuesta, pero no retrocedió. En cambio, su rostro se endureció, y una sonrisa de suficiencia apareció en sus labios.

—¿De qué estás hablando? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

La situación se sentía aún más surrealista cuando Bea continuó, sin dejarme ni un momento de respiro.

—Todo el mundo se enteró de que andas detrás de él —dijo, su tono ahora más seguro, casi como si estuviera disfrutando la escena. Luego, se acercó aún más y susurró—: Y lo diré nuevamente, aléjate de él.

¿Todo el mundo se enteró? Mi mente comenzó a hacer mil preguntas a la vez, pero mi boca solo pudo articular una.

—¿Cómo lo sabes?

Bea sonrió, pero no fue una sonrisa agradable. No, era una sonrisa de quien tiene el control, de quien cree que tiene toda la verdad en sus manos.

—Lo supuse —dijo, su tono tan tranquilo como si estuviera hablando del clima—. Me encontré con él ayer, y me habló de ti.

Mi cuerpo se tensó al instante. Mis pensamientos se detuvieron por un momento. ¿Qué? ¿Aiden me había mencionado? ¿De qué demonios hablaba? La rabia comenzó a burbujear en mi interior, pero lo único que podía pensar era en cómo había reaccionado Bea ante esa información.

—Espera, ¿qué? —dije, incapaz de controlar el desconcierto que se reflejaba en mi voz.

Bea, al ver mi sorpresa, disfrutó de cada segundo. La sensación de haberme desconcertado completamente la hacía sentir aún más poderosa.

—Así que no lo sabías —comentó con tono burlón, alejándose de mí con una sonrisa triunfante—. Pero ya lo sabes. Y ahora, te lo dejo claro: aléjate de Aiden.

Me quedé allí, paralizada, sin saber si debía gritar, reír o llorar. Todo parecía tan... irreal. ¿Aiden había hablado de mí? ¿Había revelado algo sobre lo que realmente pensaba? Las preguntas se apoderaron de mi mente, pero solo una cosa era segura: las cosas entre Bea y yo iban a cambiar, y no iba a dejar que me aplastara tan fácilmente.

—Estás hablando tonterías —mi voz salió firme, más fuerte de lo que sentía en ese momento.

Bea no se inmutó, al contrario, su sonrisa se amplió, y un brillo malicioso se reflejó en sus ojos.

—¿No quieres saber lo que dijo de ti?

—No. —respondí sin pensarlo, casi demasiado rápido. No iba a dejar que sus juegos mentirosos me afectaran.

Bea soltó una risa baja y burlona, negando con la cabeza como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.

—Dijo cosas tan desagradables —dijo, sacudiendo la cabeza con una sonrisa de suficiencia, disfrutando de cada palabra.

Hoy no. No iba a caer en su trampa. No podía.

Era mentira.

Pero, ¿y si no lo fuera? ¿Y si Aiden realmente había dicho algo? El nudo en mi estómago se apretó. Bea no era estúpida, aunque era insoportable, no solía mentir sin motivo.

Antes de que pudiera formular más preguntas o decidir qué hacer, la voz del presentador resonó por el altavoz, interrumpiéndonos. La competencia comenzaba, y no había tiempo para distracciones.

Bea me lanzó una mirada desafiante antes de girarse y salir del camerino, al igual que todas las demás, sin mirarme otra vez. Me quedé estática un momento, procesando todo lo que había ocurrido. ¿Aiden había hablado con Bea? ¿De qué? Mi mente daba vueltas, pero la última cosa que necesitaba era quedarme ahí, atrapada en pensamientos innecesarios. Como sea. Lo averiguaré después.

Me obligué a darme la vuelta y salir hacia la pista. La luz cegadora de los reflectores parpadeó sobre mí, pero me concentré en lo que tenía que hacer. Todas las chicas ya estaban formadas en el centro, y patiné hasta quedar al lado de Bea, sin decirle nada. La mirada fría de ella me taladró, pero no me importó.



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En el texto hay: amorodio, romance, hielo

Editado: 14.01.2025

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