Me encuentro con Dick camino a la salida.
—¿Te gustaron mis chistes?
—Si, fueron graciosos, pero Jason se enfadó conmigo.
—Eso para él es costumbre, ya se le pasará.
—No lo sé, nunca lo había visto tan enojado.
—Yo hablaré con él —ofrece.
—Prefiero que no lo hagas o se molestará contigo también.
—Pero fue mi culpa que se enfadara contigo. Ya verás como lo soluciono todo y puedo ser tu héroe también.
Mi héroe. No suena mal.
—¿Vendrán a buscarte?
—No. Tomaré el autobús.
—Ya es muy tarde... Le pediré a Alfred que vaya a dejarte.
Por más que le insisto que no es necesario, él no me escucha y Alfred prepara un auto para llevarme.
—Isabel... —me llama Dick por la ventanilla cuando ya estoy en el auto.
Por unos segundos, nos miramos como si nada más existiera en el mundo, tal y como cuando nos presentaron en el gimnasio.
—¿Sí?
—Nada... Mejor te lo digo cuando me quiten la bota ortopédica —sonríe y vuelve a besarme en la mejilla.
Reprimo el impulso que siento de sujetarlo para que no se aleje de mí. El auto parte y me quedo viéndolo por la ventana trasera, cada vez más lejos, pero paradójicamente, menos inalcanzable que nunca.
—Esto será problemático —murmura Alfred para sí, pero no le presto atención, pues sigo mirando a Dick hasta que desaparece de mi vista.
~🦇~
Jason ni siquiera me dirige la mirada en el salón y durante el recreo lo veo con Wally. Tras el almuerzo logro encontrarlo solo y me atrevo a hablarle.
—Jason, lo siento.
Gira la cabeza, evitando mi mirada.
—Yo te estaba escuchando. Por lo general, las personas pueden hacer más de una cosa a la vez —le explico.
—No tratándose de Grayson. Si él está involucrado, toda tu atención es para él y no queda nada para los demás. —Se cruza de brazos, como un niño berrinchudo.
—Estás exagerando, sólo fueron unos mensajes. Además, tomé nota de los correcciones que hiciste para el guión.
—Todo es culpa de Grayson, él... él lo tiene todo... él y su perfecta forma de ser, no lo soporto —murmura y empiezo a notar que el tema de los mensajes es sólo la punta del icegerg.
Hay algo mucho más profundo entre ellos.
—Toda la atención es para él, todos los halagos, todas las sonrisas... todo lo que yo no tengo, todo... —Se calla abruptamente, mirando hacia un lugar del patio desde donde viene Kory.
Su cabello rojo como el fuego hondea al viento cuando camina. Ese es un talento de modelo, el mío sólo hace eso si corro y ni en sueños se vería tan bien. Su falda es muy corta, más de lo permitido y supongo que por eso sus piernas se ven tan largas. Ni hablar de su busto, debe ser como tres tallas más que el mío, pero probablemente no pueda dormir boca abajo y eso a mí me encanta.
—Hola, Jay —saluda cuando pasa frente a nosotros, guiñándole un ojo a Jason.
Él intenta responderle, pero no le salen las palabras y la sigue con la mirada hasta que dobla en un pasillo. Aún así, sigue mirando en su dirección, boquiabierto.
—¿Jay? —cuestiono.
No contesta y de pronto, todo encaja por fin.
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Editado: 27.10.2020