Sobre tus alas [ Jason Todd]

LXXXV En el medio

—¿Qué te pasa, querida? —pregunta mi tía mientras desayunamos.

Mi cara lastimera me delata.

—Dick se enfadó conmigo.

Tuvimos nuestra primera discusión.

—¿Ya son novios?

Niego. Tal vez no lleguemos ni a eso. Hasta ahora, sólo había tenido que justificar mis actos frente a mí tía. Hacerlo frente a un chico se sintió extraño.

—¿Qué pasó?

Le cuento resumidamente lo que ocurrió.

—Supongo que no te has dado cuenta de la delicada posición en la que estás, Isabel. Ellos son hermanos y tú estás en el medio.

No, yo no estoy en el medio.

—Jason es mi amigo, sólo eso. A mí me gusta Dick.

—Lo sé, pero qué pasa con Jason ¿Él también te considera sólo su amiga?

Eso ni siquiera está en duda.

—¡Claro que sí! A él le gusta Kory, pero a ella le gusta Dick. Es todo tan enredado, tía ¡En qué momento la vida se volvió tan complicada!

Ella me abraza cariñosamente, acunando mi cabeza en su hombro.

—Así es cuando creces, cariño y sólo se pondrá peor. Escucha, si eres una persona honesta todo se resolverá, sólo debes escuchar a tu corazón y usar la cabeza en la justa medida.

Mi corazón sólo bombea sangre, nada tiene que ver con sentimientos, pero sé que late más rápido cuado estoy con Dick, de eso no hay duda.

Y soy una persona honesta. Le dije a Dick lo que pasó con Jason, omitiendo las partes del sexo sucio y vengativo por supuesto y él me creyó. Entiendo su molestia, yo también me habría molestado si lo hubiera visto revolcándose en el pasto con Kory.

Jason es mi amigo y lo quiero, pero tendré que establecer cierta distancia con él. No podemos andar jugando como si fuéramos niños, ya somos grandes y las cosas que hacemos pueden ser malinterpretadas y herir a otras personas.

Es una mierda, pero es así. Ojalá y nos hubiéramos conocido antes, al menos tendría una infancia digna de recordar.

~🦇~

Llego a casa de Brenda dos horas antes de la fiesta. Como esperaba, ella está histérica yendo de un lado para otro, dándole órdenes a los empleados sin parar.

Hoy se terminará todo y podré recuperar a la Brenda tranquila de siempre.

—¡Isabel! El vestido te quedó muy lindo.

No me siento muy cómoda en él, creo que es un poco corto. Me llega arriba de la rodilla. Al menos tiene un escote sutil y es ancho en la parte de abajo. Puedo pensar que sigo con la falda de la secundaria.

—El color azul te queda muy lindo, combina bien con tu pelo rubio —agrega, poniéndome un mechón de cabello tras la oreja.

Me alegra que no insista en que use maquillaje, eso no es lo mío. Sólo puse un poco de brillo en mis labios y crema hidratante.

Ella aún no se cambia, pero de seguro se verá maravillosa.

Al final sí le traje un regalo. Brenda mira con emoción el paquete y lo abre a toda velocidad. Es una caja de música.

—Como no pudiste actuar en la obra por lo que le pasó al auditorio, pensé traerte la cenicienta aquí.

Ella gira la manivela y comienza a oírse la música del baile, mientras una pequeña pareja danza sobre un espejo al compás de la melodía.

—Gracias, Isabel. Es hermosa.

~🦇~

Logramos tener todo listo a tiempo en el enorme patio de Brenda y los invitados empiezan a llegar. Me quedo en la cocina, ayudando a servir las cosas hasta que ella me dice que vaya fuera a divertirme.

Camino por la terraza, esperando encontrar a Dick para hablar con él. Estoy nerviosa y ansiosa por lo que ocurrirá. Veo a Tara y a Gar en un rincón y voy con ellos.

—Oh, no, Isabel. Estás en problemas —dice él e inmediatamente miro en todas direcciones—. Tienes el mismo vestido que Karen.

Como si eso importara.

—¿Por qué lo dices de ese modo? Podrías decir que ella tiene el mismo vestido que yo.

Tara niega con firmeza.

—Las chicas publicaron fotos de sus vestidos para que nadie se atreviera a comprar uno igual. Fue idea de Brenda y luego todas lo hicieron. Mi vestido es viejo así que yo no me preocupé ¿No viste las fotos?

Claro que no, como si tuviera tiempo para gastarlo en algo tan superficial. Además, yo no planeaba comprar nada, fue Brenda quien me lo dio ¿Será que ella tampoco vio la foto?

Ellos siguen hablando de ropa y me alejo para buscar un refresco. Oigo todo tipo de murmullos a mi andar. Hablan del vestido.

—Sí, es el mismo —dice una chica, mirando su teléfono.

—¿Qué pretende? Como si a ella pudiera vérsele mejor con ese cuerpo que tiene —le dice otra.

Mi cuerpo es perfecto tal y como es. Además es el único que tengo y lo amo

—Es plana, ese escote se le ve horrible, no como a Karen.

Por favor. ¡Todas son planas comparadas con Karen!




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