Sobre tus alas [ Jason Todd]

XCII Cenicienta

Llevo varios minutos sin llorar. Apoyé la cabeza en un cojín sobre las piernas de Jason y seguimos conversando en la sala. El acaricia mi cabello con gentileza. Es el primer chico que lo hace. Nunca estuve tan cerca de Dick como lo he estado con él, ni siquiera cuando casi nos besamos en el jardín.

Nuestros momentos de intimidad fueron tan breves y efímeros.

Hoy es domingo y sería nuestra cita. Nunca sabré qué lugar había escogido para nuestro encuentro.

Nunca tendremos nuestra cita.

Tal vez sea mejor así. Si nuestro vínculo hubiese sido más fuerte, ahora estaría llorando masa encefálica. Sólo quedó en estatus de ilusión. La ilusión de que pudo ser mi novio.

—Voy a hablar con Grayson.

—No, Jason. Tú no vas a involucrarte en esto. —Me incorporo de golpe, asustada de mis propias palabras.

—Voy a explicarle lo que pasó, él va a entenderlo, no es tan imbécil como parece.

—No. Él no quiso escucharme, él prefirió creer en los demás.

Jason insiste.

—Escucha, Isabel. Sabes que Grayson no me agrada, pero si estuviera en su lugar, yo...

—Tú habrías creído en mí, lo sé.

—Pues sí, después de matar a Roy. El punto es que yo te conozco mucho más que él. Apuesto a que Grayson ni siquiera sabe que nunca has tenido un novio.

Aun así, él no confió en mí.

—Él te vio besando a su mejor amigo, eso debió ser fatal para su ego, que ya de por sí es enorme. Debe estar pasándolo mal igual que tú.

Imaginar su dolor me hace llorar otra vez, pero recordar su desprecio me duele mucho más.

—Los dos son víctimas en esto.

—Eres un buen hermano —admito, tocando su hombro.

—¡No digo esto porque sea mi hermano! Que asco. Lo digo porque también soy hombre. Si dejas las cosas como están, ellas se saldrán con la suya ¿Es lo que quieres?

Como si eso fuera importante para mí. Ellas ya no me importan. Que Kory se quede con Dick para ella sola y haga lo que quiera con él. De todos modos, nunca fue mío.

—Lamento no haber oído lo que me decías sobre Brenda. Ella nunca fue mi amiga de verdad.

—Se notaba a leguas, sabelotodo. Sólo tú no te habías dado cuenta.

Creo que eso es lo que más me duele de todo esto, haber perdido a mi amiga.

El timbre suena y Jason abre. Es Wally, que le ha traído la motocicleta. Luce ojeroso, como si no hubiera dormido en toda la noche.

Sorpresivamente también trae mi bolso.

—Jason me dijo que lo buscara. Tuve que hurgar dentro para saber si era tuyo, lo siento.

Este chico es realmente amable y Jason piensa en todo. Se queda con nosotros mientras bebe chocolate caliente.

—Si yo fuera tú, no revisaría las redes sociales —dice con incomodidad—. Hicieron memes sobre ti.

Con Jason nos miramos con espanto y el temor se desborda. Me tiemblan los dedos mientras reviso lo que han hecho.

—Las chicas entienden todo al revés —murmura Wally.

Suelto un suspiro cuando veo las imágenes en que se burlan del vestido. Puedo vivir con esas idioteces, es lo de menos.

—A propósito de la fiesta ¿A que no adivinas de quién era el auto que te llevaste?

Así que Wally es su cómplice de pies a cabeza. De seguro él lo ayudó. Jason no habría podido hacer todo conmigo desmayada.

—Roy Harper —dice y oigo los dientes de Jason rechinar.

De seguro está lamentándose por no haberlo quemado. Yo también me estoy arrepintiendo.

—Hizo un escándalo y terminó llorando, fue muy divertido.

Ya me siento mejor.

De pronto, la atención de Wally se centra en mi zapato, que sigue junto al sofá. Lo toma, admirándolo con diversión.

—¡Así que era tuyo! Alguien encontró el otro en la fiesta y todos se volvieron locos buscando a la dueña. Incluso ofrecieron recompensas por encontrar a la "Cenicienta".

Que ironía.

—La más feliz era Brenda —murmura sarcásticamente—. Estaba furiosa porque la atención de la fiesta se centró en buscar a la Cenicienta y empezó a echar a los invitados. ¡Fue una locura!

Supongo que es como el universo reestablece el equilibrio. Ni aunque lo hubiera planeado habría salido tan elegantemente bien.

—La mejor parte de la noche fue cuando Karen supo que Brenda te había comprado el vestido. Le dio un puñetazo con todo su "power girl" y la lanzó a la piscina. Todos reían y yo sólo pensaba que las chicas dan mucho miedo.

Wally sigue contándonos las anécdotas de la fiesta hasta que el sueño lo vence y decide irse a casa.

—Jason, mi gurú. La próxima vez que me saques de la cama para ir a una fiesta, te seguiré sin dudarlo, "hermano" —lo abraza con mucho dramatismo y Jason sólo quiere quitárselo de encima.




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