Sobre tus alas [ Jason Todd]

CVIII Elecciones e ilusiones

—Alicia —dice y me sonríe.

Sólo puedo mirar de reojo al guardia, confirmando que sigue allí. Vendrá rápido si lo necesito.

—Cuando alguien te habla, debes prestar atención ¿Lo has olvidado?

Niego.

Su mirada ha cambiado. Toda la serenidad de antes ha sido reemplazada por autoritarismo y frialdad. Ella estaba fingiendo y siento que mis ojos se llenan de lágrimas.

—Te estaba diciendo que ya no seguiré persiguiendo fantasías, no tiene sentido, no llegaré a ninguna parte.

—Eso... eso se oye muy bien...

—¡Claro que no!

Su grito me sobresalta y siento una tibia lágrima rodando por mi mejilla.

—No es bueno que te quiten las motivaciones para vivir, pero es difícil continuar cuando todos dicen blanco y tú no dejas de pensar en negro y aunque sepas que tienes razón, de todos modos, el cuadro lo está pintando alguien más y nada puedes hacer, salvo resignarte.

¿Alguien más? ¿Se refiere a Dios? No me extrañaría que se hubiera vuelto creyente, suele ser común en personas desesperadas.

—¿No te gustó mi dibujo?

Rápidamente lo recojo, aferrándolo todavía temblorosa.

—¿Quién es la persona que está en la ventana?

—¿No lo sabes ya?

Niego, confundida.

—Entonces ¿Quién te gustaría que fuera?

Vuelvo a mirar el dibujo. Si ella esperaba que lo supiera es porque lo conozco. Un hombre... cuando yo era pequeña... tras la ventana cerrada... fuera de mi alcance...

—¿Donny?

Ella sonríe.

—¿Es a quien quieres ver? ¿Para qué viniste, Isabel? Pareces nerviosa, cariño, asustada, confundida ¿Dudas de la realidad tú también? ¿Acaso te has vuelto loca?

—No... yo no.

—¿De verdad? Porque parece que ahora eres tú la que está buscando al conejo.

Más lágrimas caen al estar segura de que ella habla de Jason.

—Alguien vino a visitarte diciendo que era tu sobrino... ¿Quién era?

—Hasta donde sé, yo sólo tengo un sobrino.

—¡Pero Donny murió! Él... él no pudo venir... no es posible...

—¿Estás segura de que esa es tu elección?

¿Elección? Yo no lo enlisté en el ejército ni lo envié lejos para que muriera, yo no decidí nada de eso.

—Mamá, por favor.

—Entonces dime quién vino, tú lo sabes, para eso viniste.

Por más que lo pienso, no pudo ser nadie más que él.

—¿Fue Jason?

Deseo con todo mi corazón que me diga que sí.

Ella vuelve a sonreír.

—Él no lo creyó, pero yo sabía que esa sería tu elección. El amor vuelve a las personas egoístas, pero no puedo culparte, no cuando tú misma eres fruto de ese egoísmo.

No entiendo nada de lo que me dice. Mi cabeza se ha vuelto pesada, densa y no dejo de llorar.

—¿Por qué vino?... ¿Dónde está?

—"Aquí todos estamos locos, yo estoy loca, tú estás loca" —dice, esperando que yo continúe con una de sus citas favoritas.

El corazón se me comprime en el pecho y arde. Las palabras tiemblan en mi boca, pero cumplo su capricho.

—"¿Y cómo sabes que estoy loca?"

—"Debes estarlo o no habrías venido aquí" —agrega con satisfacción, soltando un suspiro. —Ahora ya sabes el motivo de su visita.

Inhalo profundamente, limpiando mis lágrimas, intentando que mi shockeado cerebro me dé las respuestas ocultas tras sus confusas palabras.

Jason está loco o eso cree él, es lo que ella quiere decir.

Probablemente tuvo una crisis, pero no entiendo por qué vino con ella ¿Acaso creyó que mamá lo entendería?

—¿De qué hablaron? ¿Qué te dijo?

"El doctor Fate no va a ayudarte, él también escucha voces" —dice, imitando una voz de hombre y hablando tan rápido que las palabras chocan una con otras.

Me levanto lentamente del sillón, asustada. Su rostro empieza a ponerse rojo y se le marcan los músculos y venas del cuello.

—"Esta clínica es mejor que Arkham, pero debería revisar el listado del personal, quizás Harley trabaje aquí" —sigue diciendo y su voz se vuelve más ronca y aterradora—. "Si ves al payaso no te acerques a él... todos están, él también debería, pero todavía no lo encuentro... ¿Dónde está el payaso? ¡¿Dónde está el payaso?!" —grita, alertando a todos en el lugar.

Retrocedo y ella se abalanza sobre mí, cogiéndome de los brazos. Sus ojos desorbitados arden de ira y miedo, toda su fachada se ha desmoronado.

—¡Mamá, por favor, no!

Los guardias han llegado, forcejean con ella y le inyectan un calmante.

—"Todo es una ilusión"... yo estoy loca... todos estamos locos... —Su agarre cede y por fin me suelta.




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