Sobre tus alas [ Jason Todd]

CXXIX Amistad y cenizas 2.0

—¿Viste el capítulo de ayer? ¿Quién crees que sea ese chico misterioso? —pregunta Gar.

Es uno de los primeros en llegar a clases. Yo llegué muy temprano, cuando estaban recién abriendo.

—No lo sé —lamento, aferrando mi cabeza— ¿Cuál es la probabilidad de que los fenómenos que ocurren a nivel cuántico ocurran también a nivel macroscópico?

Necesito entenderlo.

Gar posa una mano sobre mi cabeza.

—Isa, creo que por fin se te fundió el cerebro de tanto estudiar.

Su absurda observación se siente tan acertada que me asusta.

El resto de estudiantes llega y Gar no tarda en encontrar con quien hablar de la televisión. Yo releo mis apuntes, en profunda concentración. Anoté cada cosa que logré recordar de lo ocurrido en el extraño episodio del parque, cada palabra dicha por el chico frío. Al irreal relato, he añadido notas con mis observaciones, buscando interpretar y comprender lo ocurrido.

Miro la hoja y siento que parece sacada del cuaderno secreto de Jason. Esto no es bueno.

Él entra al salón, como invocado por mis pensamientos. Me apresuro a guardar el cuaderno y le sonrío.

—Hola —dice fríamente.

—¿Estás enojado?

Niega, pero definitivamente le pasa algo. A mí también me pasa algo. Y las hipótesis al respecto no son nada alentadoras.

~🦇~

Descanso sentada frente a una de las mesas del patio. Apoyo la cabeza y cierro los ojos. Necesito silencio.

—Hola Isabel.

Dick llega a mi lado. Inmediatamente me incorporo, viendo si Roy lo acompaña. Está solo.

—Jason es peor novio de lo que imaginé —comenta.

Le pido explicaciones ¿Será que sabe algo?

—Es cosa de verte ¡Luces terrible! Estás muy pálida, tienes ojeras enormes y tu pelo está todo despeinado —con gentileza, empieza a ordenar mi cabello.

—Tuvimos nuestra primera cita —le confieso—. No imaginé que tener un novio fuera tan difícil ¿Cómo lo hacías tú para salir con tantas chicas? ¿De dónde sacabas energías?

Inevitablemente bostezo y me mira con espanto.

—¿No me digas que tú y él ya lo hicieron? El muy animal no tuvo consideración contigo, con razón estás agotada.

—¡No, no, Dick, no es lo que piensas! —me apresuro a decirle, sonrojada hasta las orejas—. Ojalá y fuera eso... —me callo, temiendo estar hablando más de la cuenta.

—¿Qué ocurre? Puedes confiar en mí, somos amigos.

Suspiro, sintiendo que se me va la vida en ello.

—Jason ha sido un buen chico, soy yo... Tal vez la falta de experiencia me está pasando la cuenta, estoy confundida... anoche no dormí bien.

Posa su mano en mi cabeza, tal como hizo Gar.

—Quizás estás estudiando demasiado.

Puede que sea cierto.

¿Qué persona sana tendría un sueño como ese? O peor aún ¿Qué persona sana consideraría la posibilidad de que hubiese sido real? Debo estar muy estresada.

—En cuanto a lo de la falta de experiencia, eso se puede arreglar muy fácilmente.

El provocativo brillo de sus ojos me da una clara idea de lo que está pensando. Creo que su fuente de energía para coquetear es ilimitada.

~🦇~

Las clases por fin terminan y avanzo rápido por el estacionamiento. Estoy que me caigo del sueño.

—¿Te vas sin despedirte?

Jason me sale al paso, en actitud claramente autoritaria.

—Pensé que ya te habías ido.

Él bufa, indignado.

—¿Creíste que me iría así, sin más?

¿Es en serio? ¿Qué le pasa a su memoria?

—La mayoría de las veces actúas como un cretino desconsiderado, no esperaba que te volvieras un caballero de la noche a la mañana.

Me mira boquiabierto y sé que debo irme. Estoy cansada y el sueño debilita el filtro que hay entre mi cerebro y mi boca. Y siempre termino hablando de más.

Él insiste en llevarme a casa, recordándome que es mi esclavo y que el transporte es parte del servicio. Termino aceptando para no hacerlo enfadar. Además, viajar apoyada en su espalda es de todo mi gusto.

Al llegar a casa, agradezco no haberme dormido durante el viaje y terminado debajo de un auto.

—¿Prefieres el jugo de naranja o de manzana? —le pregunto.

Ha querido quedarse a hacerme compañía. Debería decirle que ha venido a verme dormir porque ese es mi plan para la tarde.

—Prefiero que me digas qué mierda te traes con Grayson —escupe y la jarra tiembla en mi mano.

En su expresión, todo rastro de la amabilidad de antes ha desaparecido. Si los celos olieran, diría que toda la cocina está infestada de su repugnante aroma.

—Dick es mi amigo y no voy a aceptar una escena de celos ni con él ni con nadie. Si no confías en mí, vete de una vez y déjame dormir. No estoy para tus escándalos.




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