Había una cerca y atrás de ella se encontraban varios militares apuntándonos con armas.
Detrás de ellos, la policía lidiaba con las familias que querían cruzar desesperadamente en busca de sus seres queridos.
Pasamos con la protección de los militares que nos llevaron a la frontera y nos aislaron del resto.
Nos hicieron varios chequeos médicos para determinar si estábamos o no infectados.
Una vez quedamos libres de eso, nos dieron paso a algunas carpas alejadas del "área roja", la cual era en donde estaban los militares apuntando a cualquiera que se les acercara y que luciera sospechoso.
Cargué a Giselle en mis brazos en busca de algún familiar, sin embargo no sabía bien cómo los iba a identificar si no tenía ni una foto conmigo sobre sus padres.
¡DÉJENME IR A VER A MI HIJA! -Escuché un fuerte grito en una de las esquinas-
Una señora de mediana edad era bloqueada por uno de los militares.
¡Ella está viva, yo lo sé! -La señora colapsó en el suelo mientras lloraba amargamente-
Por favor se lo suplico -Habló un señor a su lado- nuestra hija se quedó con sus abuelos, ella está en peligro -Dijo el señor con lágrimas y mirada suplicante-
Lo lamento pero no puedo dejarlos pasar -Habló el militar con seriedad- ya hemos enviado varias patrullas en busca de los sobrevivientes, así que les pido que esperen los resultados de las búsquedas aquí -Hizo una pausa- en donde están a salvo
Mi niña solo tiene un año y medio -Habló la señora mientras abrazaba a su esposo- por favor, no sabe el dolor de una madre ante esta situación
Disculpe -Me acerqué a ellos- ¿Ustedes tienen una pequeña? -Pregunté dejando a la vista a Giselle-
¿G-Giselle? -Exclamó la señora al ver a la pequeña-
Maaaa -Esta vez Giselle habló mientras empezaba a llorar y a extender sus brazos en su dirección-
¡MI NIÑA! -la señora se paró rápidamente y cargó a la pequeña abrazándola junto a su esposo- ¡Estas bien! -Siguió llorando, pero esta vez eran lágrimas de felicidad- Ahora estas bien, estas con mamá y papá -La señora repartió numerosos besos y caricias a su amada hija-
Por otro lado, yo solo sentía un vacío.
El calor y peso en mis brazos se esfumó por completo, recordándome lo sola que estoy.
Muchas gracias -Habló el señor mirándome con gratitud- en serio te lo agradezco, dinos lo que quieres -hizo una pausa- cualquier cosa y te lo daremos -Se limpió las lágrimas antes de agarrar mis manos-
No es necesario -Forcé una sonrisa-
Después de todo, sé que no me darían a su pequeña...
Cualquier cosa que necesites estaremos para ti -Habló la señora acercándose- solo dinos lo que necesitas
No necesito nada, pero muchas gracias por su amabilidad -Sonreí levemente alejándome-
Maaa -Escuché a Giselle, lo que me hizo mirarla-
Su carita estaba mirándome fijamente mientras extendía sus brazos en mi dirección con firmeza.
¿Puedo estar con ustedes hasta salir del país? -Pregunté casi suplicante mientras veía a la pequeña-
En serio no quiero separarme...
No la quiero perder.
Por supuesto, después de todo es gracias a ti que nuestra pequeña está con vida -Habló amablemente el señor-
Gracias -Dije mientras la mirada se me volvía borrosa debido a las lágrimas acumuladas-
Maaaa -Habló Giselle un poco más molesta mientras seguía con sus brazos extendidos-
¿P-Puedo cargarla? -Pregunté mientras me acercaba a la madre-
Por supuesto -Habló dulcemente la señora antes de entregarme a la pequeña-
Te extrañaré mucho -Susurré mientras la abrazaba- Cuando crezcas no me recordarás y lo prefiero así -Hice una pausa haciéndole mimos en la cabeza- no me gustaría que recuerdes las atrocidades que viste en este lugar -le di un pequeño beso en la mejilla antes de entregársela a su madre-
Señorita ¿Cuál es su nombre? -Preguntó el padre-
Soy Aurora -hice una pausa sonriendo amargamente- Aurora Evans
¿Sus padres...? -Escuché a la mamá hablar con pena-
Solo pude asentir con la cabeza, explicándoles con un solo gesto lo que había pasado.
Al parecer me entendieron porque se quedaron mirándome en silencio.
Nosotros- Empezó a hablar la madre-
¿Señorita Evans? -Uno de los militares se acercó a mí-
Soy yo ¿pasa algo? -Pregunté viéndolo-
Tiene que ir al aeropuerto ahora mismo con el grupo D -Informó- El gobierno Estadounidense está pagando los vuelos para los sobrevivientes, así podrá regresar a su lugar residente sin costo alguno
Entiendo -Dije sintiendo una leve punzada en el pecho- iré ahora mismo -Volteé a mirar a la pequeña familia reunida a mi lado- Cuídense y cuídenla mucho -Sonreí levemente sin poder evitar soltar las lágrimas acumuladas-
No pensé separarme tan pronto de ella, no quería.
No se preocupe, lo haremos y -La madre me agarró las manos con calidez- cuídese mucho - me abrazó aun con la niña en su otro brazo- nunca olvidaremos lo que hiciste por nuestra niña
Sonreí levemente mientras me separaba y le di un pequeño beso en la frente a Giselle.
Sin mirar atrás seguí al militar hasta llegar a un grupo de personas con edades igual a la mía o un poco mayores.
Nos subimos a un autobús que nos llevó directamente a un aeropuerto y abordamos el avión que nos indicaron.
Nadie decía nada, de hecho muchos luchaban por no llorar ante lo que vivieron.
Pasaron muchas horas, las cuales pasé mayoritariamente durmiendo o comiendo la comida que nos brindaban las azafatas.
¿Qué se supone que haga ahora?
¿Debo ir a un psicólogo? ¿Necesito realmente conocer a alguien?
La verdad es que no recibí respuesta alguna, y me interesaba muy poco.
Solo era una pregunta que me atormentaba: ¿Por qué sobreviví?
¿No pude haber muerto directamente con ellos?
¿Por qué tuvieron que dar sus vidas por mí?